Estar delante de Najwa Nimri (Pamplona,1972) impone. Sus ideas fluyen tan rápido como su labia, por eso entrevistar a alguien como ella durante un press junket -o como diría Paquita Salas un “yonki”- se queda corto. Resulta difícil concentrar en 16 preguntas las inquietudes que te llega a generar. Sus personajes en la pequeña y gran pantalla le han dotado de un halo enigmático, que se acrecentó cuando se alejó de todo hace diez años para criar a su hijo. Sin embargo, Najwa no se las da de algo que no es. “Yo no espero nada que no doy. No creo que me merecía un sitio que no tenía, estaba donde quería estar, creo que por eso puedes retomar después con buena cara, porque no te has pasado siete años lamentándote”.
Hace unas semanas presentó el cortometraje ‘La octava dimensión’, de Kiko Maíllo, y la película ‘Quién te cantará’, de Carlos Vermut, una alegoría cinematográfica sobre la identidad cuyo papel le ha supuesto una catarsis emocional. Aunque para emociones lo que ha vivido, vive y le queda por vivir con su personaje de Zulema -el elfo del puto infierno- en la exitosa serie ‘Vis A Vis’. “Es una mandanga en sí ese personaje, dentro de lo lúdico, lo dramático, es duro de llevar, nos ha hecho reflexionar”. Y si aún te quedabas con ganas de más, que sepas que está preparando nuevo disco bajo la producción de Pablo Díaz-Reixa (El Gincho), actual partner musical de Rosalía, y se ha incorporado al elenco de ‘La Casa de Papel’. En definitiva, Najwa no se las da de nada porque en realidad es muchas cosas.
Kike Maíllo ha dicho que “este corto no tendría sentido sin la loca de Najwa Nimri”. ¿Algo que decir?
¿Ha dicho la loca? Me gana por goleada. O sea, yo lo parezco pero no lo soy, los locos ellos. En Donosti de repente hizo la presentación, me lo dedicó y dijo unas cosas muy bonitas. No me las esperaba, no sabía que en algún momento le podía inspirar a este hombre nada. Los cumplidos siempre me pillan de imprevisto, los recibo bien, pero me dan un poco de pudor.
¿Cómo fue trabajar con él?
Fue muy guay, es un director que da muy poco la nota y que te deja hacer, no está pendiente de que el equipo le vea, le reconozca como director, que es una cosa bastante poco frecuente. Es un director que deja muchísimo espacio y que solamente me hablaba del nivel de energía, sólo intercede cuando la cosa falla, no está todo el rato contigo. Me gustó currar con él y me gusta lo que plantea, es bastante complicado escribir todo esto para vender un producto, no nos olvidemos que estamos haciendo un corto que vende un coche y hace que te olvides del coche y que te metas en la historia. No ha sido un anuncio, ha sido una película y lo consigue, así que ¡chapó!
“Los cumplidos siempre me pillan de imprevisto, los recibo bien, pero me dan un poco de pudor”
¿Echas en falta la comedia en tu filmografía?
Si no le veis comedia a Zulema… La gente de 16 a 25 años le ve comedia, los de 40 no. Eso es una cosa que me sorprende mucho, la percepción que tiene la gente joven del personaje porque se mueren de la risa y yo lo estoy haciendo desde ahí.
¿Lo haces desde ese plano?
¡Hombre no!, ¿me pongo a achicharrar caras, a clavar puñales, desde la realidad de la situación? Sería inllevable. Hay algo como de ciencia ficción, súper volado, que se aleja de la realidad, muy extremo, como lo es el Joker. He ido a hacer una cosa que tuviera que ver con esa dimensión porque no siempre se tienen muchas oportunidades de hacer algo así. La leche nos la podíamos pegar haciendo eso, pero no nos la hemos pegado. En mi filmografía me falta lo que es una comedia estándar y época. Creo que la gente que somos más payasa en nuestra vida real somos los que más drama hacemos y los más cómicos son los más dramáticos en la vida real. Es un dicho que se cumple en muchos casos.
‘Quién te cantará’ es la guinda a un año pletórico de grandes trabajos. ¿Te has reencontrado con la interpretación con esta película?
La pasión por la interpretación la recupero con Vis A Vis y me reengancho otra vez al cine porque llevaba seis años sin hacer casi nada, estaba en la música y criando a mi hijo. Pero tampoco sufriendo demasiado sinceramente. Decía que no a trabajos, luego dejaron de llamar, yo no espero nada que no doy, no creo que me merecía un sitio que no tenía, estaba donde quería estar. Creo que por eso puedes retomar después con buena cara, porque no te has pasado siete años lamentándote. Yo estaba haciendo mis cosas, nunca he estado pendiente de lo otro. Hice una cosa bien que fue buscar al representante que tenía que buscar otra vez. Hice tres movimientos bien hechos, crié a mi hijo y después de criarlo me puse otra vez activa, básicamente.
“No creo que me merecía un sitio que no tenía, estaba donde quería estar”
Bastante trabajo supone criar un hijo sola, ¿no?
Si lo quieres criar tú sí, si quieres que te lo críen no. ‘El método’ fue como la última peli, dándole pecho, mandaba los biberones en taxi. Luego hubo un momento que hacía música y paré un poco. Ahora me encanta la tele por la dinámica, a las cinco puedo estar en casa, yo nunca había tenido una rutina. Dentro de haber cogido uno de los personajes más golosina que creo que podía haber soñado, tengo una rutina de vida. Cuando llevas desde los 19 años sin rutina todo el rato te la tienes que inventar tú, pero ha venido a la par, su rutina con mi rutina, y la tele en el momento en el que la tele y Netflix está pegando un petardazo. Tiene que ver con eso y con la suerte que siempre he tenido. No creo en los logros, creo que hay gente merecedora de galardones y de millones de cosas buenas que nunca les pasa nada bueno.
Vaciar la mirada
El reto interpretativo en ‘Quién te cantará’ ha radicado en vaciarte la mirada y la expresión. ¿Cómo lo has logrado y cómo te has recuperado?
No ha sido fácil, ha sido muy complicado. Había que vaciarse y dejar que te mirara él -Carlos Vermut-. Era complicado hasta el nivel extremo de tener que perder la mirada y me decía “nada, nada”. Había un momento en el que tenía que estar mirando y desenfocaba, hacía una cosa como de truco, casi de vizca. Hay algo en el personaje de Lila que no tiene nada que ver con la intencionalidad de Zulema, por ejemplo, y eso es un trabajo. Luego tenía que ir recuperando, porque me llenaba de la mirada del otro. Estamos en un momento muy así de falta de identidad donde todo el mundo se ve reflejado en la mirada del otro: Instagram, las redes sociales. Entonces, ¿quién es qué?; ¿qué es lo auténtico?; ¿qué es lo genuino?; ¿dónde está tu yo real? Tú eres una copia, de una copia, de una copia, de otra copia, de otra copia, de otra copia… Ya no nos acordamos de cuando fue el primer momento en el que hubo algo donde nos recordamos a algo que tenía que ver con algo genuino que nos representara. La película nace en este momento hablando de este momento, me resulta absolutamente interesante. Carlos Vermut no tiene Instagram, y si lo tiene es solamente para cotillear a los demás, no nos ha dicho a nadie cuál es el suyo.
“Estamos en un momento muy de falta de identidad donde todo el mundo se ve reflejado en la mirada del otro: Instagram y las redes sociales”
¿Odia las redes sociales?
No creo que odie nada, creo que habla de la identidad en un momento en el que la autoexplotación la asimilamos como algo que nos hace creer que nos estamos realizando. Puedes jugar sabiendo cuál es el lío o puedes jugar sin saber cuál es el lío, Vermut se lo sabe y en vez de dar la chapa y hablar de todo lo que intuye, lo hace desde un sitio muy básico al utilizar el éxito como hilo conductor para hablarte de la identidad, de que no hay identidad, porque a través del éxito y del reflejo que los demás tienen de ti uno puede entender muy claramente que alguien se pierda y más con una cantante que hace de ti misma, pero habiendo perdido la memoria. La ves y te lo plantea de forma básica, pero llegar a todo eso imagínate la complejidad. Me preparé el personaje pensando en todo esto que te estoy hablando, vaciando la mirada, me reconozco a mi misma mirándome en la de enfrente y una vez me he reconocido adquiero su personalidad y me olvido de la mía. ¿Alguna vez tuve una propia?
¿Has sentido fanatismo por alguien hasta el punto de imitarle?
No, he cogido referencias cuando era más niña. En la música sí hubieron artistas que me marcaron terriblemente, pero no estéticamente. También estábamos en otro momento donde no teníamos tanta información de los artistas que nos gustaban, es que era tan diferente. Mimetizarse y venderse a uno mismo ahora es sencillísimo. Aunque parezca mentira cuando empiezo hacer mi primer disco de música electrónica recién había móviles de los que se abrían y teníamos un ordenador con el que hacíamos música electrónica y en la pantalla te salía una bomba si se calentaba demasiado la parte trasera.
¿Te consideras una persona diferente?
No creo que la esencia de uno tenga que ver con diferenciarse del resto, ahí no está mi guerra. Creo que se le nota mucho el plumero a la gente que intenta diferenciarse de manera muy notable. Es verdad que siempre me he pintado la raya del ojo mucho y que me llamo Najwa, que mi padre es jordano y mi madre vasca, eso en un momento dado fue exótico, pero me vino dado, no es un nombre artístico es el nombre que me pusieron. Eso es lo que fue exótico, que en Francia no lo hubiera sido, pero que aquí sí lo fue en un momento dado, y tenía un tono de voz que luego me operaron que se acrecentó con el tiempo. Unas cuantas cosas unidas a los papeles que había interpretado hicieron que la imagen de mí fuera una determinada.
¿Qué opinas de la fama?
Yo siempre dije una frase que era “la fama está pasada de moda” y las redes demuestran que ya cualquiera puede ser famoso. Antes tenías que tener unos logros y saber hacer unas cosas para llegar a ser, ahora cualquiera puede ser conocido, tener followers.
“Siempre dije que la fama está pasada de moda”
Las consecuencias de ser Zulema
Para fanatismo el que despiertes con tu papel de Zulema. ¿Te sorprenden las muestras de adoración que recibes?
Con lo que más flipo es con los tattoos, que tanta gente se esté tatuando la cara del personaje. Podían haber elegido una foto guay, pero no, quieren la más heavy.
Esa adoración sobre todo la manifiesta el público adolescente. ¿Sientes que este personaje te ha hecho conectar con esta generación?
Lo adoran porque se ríen con el personaje. Lo dramático es que tiene una parte humana, pero porque ser humano es un drama. Pero si solamente me metiera en la acción no sería dramático, sería simplemente un personaje de ciencia ficción. Intento salirme de los momentos realistas lo máximo posible y me manejo entre la ciencia ficción y el realismo. Mi nivel de involucración con el personaje es del cien por mil y con la gente que he conectado es con algún que otro desheredado. Es que lo he hecho para ellos, no lo he hecho para mis amigos que se la suda.
“Con lo que más flipo es con los tattoos, que tanta gente se esté tatuando la cara de Zulema”
¿Te ha hecho reflexionar?
Sí, muchísimo. Más allá de lo estético, que es lo que ha captado a parte de la sección joven; o más allá de la actitud, que es lo que ha podido hacer que muchos niños se sientan identificados por el bullying. Hay que manejar un nivel de violencia y de tensión diaria muy heavy para sentirse identificado con esto. Entonces, ¿cómo no te va a hacer reflexionar? Yo estoy trabajando sobre un personaje, yo no soy esa persona para nada, el otro día tuve que hacer una locución y no podía poner la voz de Zulema otra vez, porque tenía que volver a bajar. Es una mandanga en sí ese personaje, dentro de lo lúdico, lo dramático, es duro de llevar, nos ha hecho reflexionar.
¿El hecho de ser un personaje femenino le ha dado más fuerza en el contexto actual?
Hay muchas niñas, pero muchas niñas, que lo que te dicen es “destrózame”. Los comentarios es para entrar y leerlos, que haces “what the fuck?, “what is this?”. Desde amor hasta perturbaciones varias, toda la gama, hay gente muy joven. Lo he presenciado también que te entran y digo “guau, tiene la edad de mi hijo”. Haces un trabajo con todas las consecuencias, le metes tanto, que de repente cuando tiene repercusión dices “qué cojones, claro, es que le he metido mucho y entonces vuelve”. No me puedo asustar de lo que me está dando el público, lo que no hago es decir “ahora no, fotos no”. Le he dado, me la están devolviendo y tengo que seguir aquí, lo entiendo. Pero prefiero no sacar muchas conclusiones ahora, momentáneamente nos está dando muchísimo vuelo y está siendo una gozada y me está reenganchando a esta generación otra vez. Entonces, todo bueno y voy con vosotros a muerte .
Y en lo que respecta a tu faceta musical, ¿Tienes pensado sacar nuevo disco en solitario?
Estoy con El Guincho, no sé si se puede decir, pero estamos ahí. Estaba con un tipo de techno que creo que lo sacaremos paralelamente, pero me puse a probar dentro de este momentazo que está teniendo él con Rosalía. Yo ya había hecho una quedada con él, pero ha ido surgiendo que están subiendo y tengo que adaptar mi agenda a la suya. He flipado, creo que va a molar.