Es el hombre de moda en la industria musical. Sus vídeos han supuesto un soplo de aire fresco en el género de los videoclips en España y su nombre cotiza al alza en un formato que se mide por likes millones de reproducciones. Willy Rodríguez (Madrid, 1988), ha hecho de la imagen su particular melodía. Puede que su cara no te suene, pero su estilo te resultará inconfundible. Entre sus obras podemos encontrar colaboraciones con David Bisbal, Kase O., Nach, Alejandro Sanz o Lola Índigo, por mencionar solo algunos. Ya lo avisamos, su teléfono rula como la espuma entre artistas y celebrities patrias. Algo tendrá este tipo que todos quieren trabajar con él.
A la hora de plantear un videoclip, ¿cómo te enfrentas a la canción?
Una cosa que hago siempre, sin importar el artista o el tema, es realizar una primera escucha antes de reunirme. Me gusta tener mi propia imagen de la canción, porque ese primer input casi siempre marca mis sensaciones. Intento hacerlo en momentos de tranquilidad y aprovecharlo para tomar notas. Normalmente, las ideas de esa primera escucha casi siempre terminan en el video final.
¿Y qué pasa si la canción no te gusta?
Si solamente hiciera los videoclips de las canciones que a mí me gustan trabajaría muy poco –ríe–. Tienes que ser lo suficientemente profesional para estar por encima de la canción. A mí me motiva muchísimo enfrentarme a retos así porque me pone contra las cuerdas y eso me genera una motivación brutal. No me cuestiono la canción ni el género porque si hay algo que pueda sacar de ella o llevarla a un universo visual que me guste, yo tiro para adelante.
“Solo diría que no a una canción que toque temas controvertidos”
¿Hay algo a lo que digas no?
Nunca me ha pasado, pero solo diría que no a una canción que toque temas controvertidos o la letra tenga elementos racistas, machistas o algo así. Ahora vivimos un momento donde se pone la lupa en el mensaje y hay que tenerlo en cuenta. Sin embargo, más allá de esto creo que me tiraría a la piscina con casi cualquier cosa.
¿Merece la pena tanto esfuerzo en un formato tan efímero?
Nadie, nadie, sabe lo que puede ocurrir con una canción. Obviamente, hay canciones que intuyes que van a ser para el verano y de un mes a otro mueren. Pero realmente, no lo sabes. Basta que pienses eso para que la canción lo pete de por vida y sea un hit para siempre. A la hora de afrontar los proyectos lo último que pienso es en eso. Para mí no existe ese planteamiento, lo hago todo como si fuera hacer el mejor videoclip para la mejor canción del planeta. Es mejor pensar a lo grande.
Que no pare la música
Naciste en Madrid, te criaste en Almería y con 17 años volviste a la capital en busca de fortuna.
Todo ha ido confluyendo de manera natural y a base de mucho trabajo. Empecé estudiando teleco siendo un adolescente sin tener ni idea de lo que quería y acabé tocando la guitarra en diferentes grupos. Siempre se me han dado bien las matemáticas, pero lo que yo quería era dedicarme al dibujo o al cine, que son dos de mis pasiones, junto a la música. Al mudarme a Madrid conocí a mucha gente diferente y eso me fue abriendo puertas e ir conociendo a muchos artistas.
¿Cómo fueron esos primeros pasos?
Al principio buscaba grupos y me ofrecía para hacerle un videoclip gratis. Estaba muy enganchado, me gustaba mucho, pero no tenía artistas –ríe–. Trabajaba como director creativo para Yelmo Cines y mi tiempo libre lo dedicaba a hacer videoclips. Tenía dos trabajos, aunque por este último no cobraba ni un euro. En esa época pude hacer más de 100 videoclips hasta que me fichó Sony Music.
“Ahora es el artista quien me llama para tener mi visión”
¿Recuerdas el nombre del grupo con el que grabaste tu primer videoclip?
Claro, fue para Sin Rumbo, que ahora se llaman Floridablanca.
¿Qué ha cambiado desde entonces?
Hace 11 años era más insensato en el sentido que yo pensaba que podía hacer todo. Hoy sé que una persona puede hacer un vídeo, pero todo sale mucho mejor cuando lo haces en equipo. Solo no vales nada, tienes que tener claro cuál es tu rol. No es lo mismo hacer tu película que hacerle una película a otro. Lo que no se ha perdido es la ilusión y las ganas.
Tu trato con los artistas también será diferente.
Al principio me ponía nervioso cuando hablaba con un artista, pero intentaba siempre soltar lo que se me ocurría. La discográfica me llamaba a mí y a otros tantos directores y nos pedían ideas para sus vídeos. Había un punto de concurso y suerte. A día de hoy ha cambiado mucho la película. Ahora es el artista quien me llama para tener mi visión. Se genera una conversación de tú a tú. Antes yo quería gustar para que seleccionaran mi propuesta, pero ahora lo que quiero es hacer el vídeo que tengo en mente. Si la idea no gusta lo mejor es no trabajar juntos. Solo asumo proyectos en los que estoy alineado al artista.
“Hacer algo con Billie Eilish molaría un montón”
¿Es difícil conseguir esa sinergia?
Creo que es muy bueno cuando el artista te busca, porque eso quiere decir que hay algo en tu forma de contar historias que le llama la atención. Al final todo esto se basa en la confianza y yo creo que se me da bien generarla y permitir que todo el mundo hable con claridad dejando a un lado el ego.
Parece una relación que sobrepasa lo profesional.
Muchas veces ocurre que, al tratarse de un single o un nuevo trabajo, los artistas están nerviosos y no paran de plantearse preguntas. Tienen un torbellino de ideas que hacen que no tengan nada claro. En ese sentido, yo también me identifico como un guía para esos momentos. Mi trabajo es aunar todas las ideas y conseguir marcar el camino para que ese mix funcione.
Dime una colaboración soñada.
Hacer algo con Billie Eilish molaría un montón, lo que pasa que se dirige sus propios videoclips, no trabaja con nadie –ríe–. Y luego, otro artista que me encantaría es Leon Bridges.
Willy Rodriguez en 5 videoclips
Casi Humanos – Dvicio
“Es un vídeo en plano secuencia real, grabado a 1000 fotogramas por segundo. Es de esos vídeos que tiene un punto mágico donde te la juegas. Tú vas a rodar, vas con el equipo ideal, pero no tienes la certeza si te va a salir lo que quieres. Son cinco segundos y en ese tiempo todo el mundo tiene que hacerlo perfecto. Me encanta porque tiene un punto diferencial. Y no sé por qué, cuando te la juegas así suele funcionar”.
Déjala que baile – Melendi, Alejandro Sanz y Arkano
“Hacer un vídeo conceptual a un artista pop como Melendi me pareció increíble. Estamos ante un proyecto que podría ser perfectamente de Björk y eso me parece histórico. Es algo cuanto menos diferente y especial. Fue un proyecto dificilísimo, nadie se imaginaba el éxito que podía tener esa canción y por eso le tengo mucho cariño”.
Culo – Lola Índigo y Khea
“La canción tiene un estribillo que se centra en la palabra “culo”. En los tiempos que corren cómo planteas el vídeo para llevarlo a un lugar que esté más cerca de lo divertido, la picardía y que ponga encima de todo a la mujer. Es uno de esos problemas a los que me gusta enfrentarme. La solución que encontramos es presentar a Mimi como la mandamás y llevarlo con humor. Estoy muy contento con el resultado”.
5 gramos de resentimiento – Marwán y Nach
“Fue un rodaje muy divertido. Se generó un buen rollo brutal. Los ingredientes eran perfectos. Marwán no tenía una idea clara de por dónde ir y yo le planteé un mundo teletienda violento pero dentro de unos límites, que quedase divertido. La verdad es que lo conseguimos. Normalmente, cuando consigo sacar de la zona de confort a un artista, se obtienen resultados muy buenos”.
Repetíamos – Abraham Mateo
“A Abraham Mateo lo conocí siendo un adolescente y tengo una relación de casi hermano mayor con él. Hemos vivido experiencias muy chulas juntos. La última vez que le vi a nivel profesional fue abrazándonos en la playa del Playazo de Almería en Cabo de Gata tras grabar Are you ready?. Años después nos hemos vuelto a juntar en Almería para grabar un plano imposible. Él subido en el maletero de un coche, en una carretera totalmente recta y con el mar a uno de los lados”.