Este domingo 12 de febrero tendrá lugar en Phoenix, Arizona (Estados Unidos), la Super Bowl LVII. La final de fútbol americano que enfrentará a los Philadelphia Eagles contra los Kansas City Chiefs. Sin embargo, de lo que todo el mundo está hablando es de Rihanna, la artista encargada de amenizar este año el espectáculo de medio tiempo. Y es que esta será la primera actuación de la de Barbados en seis años, con lo cual la expectación es máxima. Un evento que nos ha hecho querer saber un poco más del show de la Super Bowl. Aquí te contamos algunos de sus capítulos más interesantes para ir abriendo boca. ¡Que empiece el espectáculo!
La primera Super Bowl
Aunque muchos conocen la Super Bowl por el espectáculo de su tiempo de descanso, no podemos olvidarnos de que se trata de un evento deportivo. Uno de los más importantes del mundo, de hecho. El primero tuvo lugar en el año 1967 y enfrentó a la NFL (National Football League) y la AFL (American Football League). Esta final entre los Kansas City Chiefs y los Green Bay Packersse –que resultaron ganadores– se celebró en el Memorial Coliseum de Los Ángeles y congregó a casi 62.000 personas, entre las que había muchas celebridades. Sin embargo, no fue hasta 1970 cuando se introdujo el concepto de Super Bowl, acuñado por Lamar Hunt, propietario de los Kansas City Chiefs. ¿Y de dónde venía? Los rumores dicen que le puso este nombre por una pelota con la que jugaba su hijo, mientras que Bowl, que en español se traduce como “tazón”, era por la forma de los estadios.
Que suene la música
En la Super Bowl hubo música desde el principio, pero nada que ver con lo que se hace ahora. Como el presupuesto era ajustado, los tres primeros años contaron con bandas sinfónicas escolares y universitarias, y durante las dos décadas posteriores se optó por montar producciones modestas con artistas poco conocidos. Por ejemplo, en 1982 actuaron los miembros del elenco de la organización sin ánimo de lucro Up With People, que tocaron música de los 60. Y repitieron varios años.
Winter Magic
Pero todo cambió en 1992. Después de llevar años perdiendo audiencia, la NFL decidió hacer un esfuerzo por reflotar el evento con un espectáculo inspirado en los Juegos Olímpicos de Invierno. Hubo patinaje artístico, muchos bailarines y tuvieron como estrella invitada nada menos que a Gloria Estefan, que cantó en inglés, eso sí. Así que fue ella, y no Shakira ni Jennifer López, la primera latina en actuar en la historia de la Super Bowl. Pero a pesar del paso adelante en cuanto a calidad, a la gente le gustó más el especial en vivo del programa de comedia más popular de la FOX, ‘In Living Color’, que se emitió a la vez.
Michael Jackson, el salvador
Si el show de la Super Bowl de Gloria Estefan marcó la senda a seguir, el protagonizado por Michael Jackson al año siguiente supuso un punto de inflexión definitivo. Él ya era la estrella más grande del momento, así que la Super Bowl tenía todas las de ganar. Y no falló en su estrategia. El rey del pop apareció en el Rose Bowl de Pasadena, California, para cantar cinco de sus canciones más icónicas: ‘Jam’, ‘Billie Jean’, ‘Black or White’, ‘We Are the World’ –junto a un coro de 3.500 niños locales– y ‘Heal the World’. Una actuación de 12 minutos que, 30 años después, sigue siendo considerada la mejor de toda su historia. Además, fue visto por nada menos que por 100 millones de personas, 10 veces más que la anterior. Por cierto, Jackson quiso llamarlo Thriller Bowl, pero no le dejaron. Hubiera estado bien. Ver la actuación completa en Youtube.
¿Cobran los artistas?
No. Ni un solo dolar/euro. La NFL “solo” se hace cargo de los gastos de producción, como el escenario, el vestuario, los bailarines, los músicos o el alojamiento. Y en esto se van muchos millones. Uno de los shows más caros fue el de The Weeknd en 2021, que se calcula que costó unos 17 millones de dólares, pero 7 de ellos salieron del bolsillo del propio artista. Por su parte, el de Jennifer López y Shakira, en 2020, rondó los 13 millones, mientras que la de Prince, en 2007, estuvo en unos 12. Si embargo, el de Beyonce, uno de los más aclamados, también fue uno de los más baratos, con uno presupuesto de 600.000 dólares. No tiene lo hace el dinero.
Los que han dicho “no”
A pesar de ser un gran escaparate para los artistas –de ahí que acepten hacerlo gratis–, son muchos los que han rechazado la propuesta de hacerse cargo del show de la Super Bowl a lo largo del tiempo. La propia Rihanna ya dijo que no en 2019, a raíz de la suspensión del jugador Colin Kaepernik tras negarse a ponerse de pie durante el himno nacional en protesta al racismo. Un acto que tenía que ver con el movimiento Black Lives Matter. Otros músicos que se han negado a participar en este espectáculo son Outkast, ya que la organización le pidió acortar sus canciones; Adele, porque consideraba que sus temas no eran apropiados; Kanye West, porque no le daban todo lo que pedía; o Taylor Swift, por los problemas de derechos de autor con su repertorio. Pero si Rihanna se lo ha terminado pensado mejor, puede que el resto, también.
El mejor anuncio
Además de por el espectáculo de medio tiempo, la Super Bowl también es famosa por los sorprendentes anuncios de grandes marcas que estrena cada año. Y es que este evento es el mayor escaparate publicitario del mundo, por lo que los anunciantes llegan a pagar cifras estratosféricas por aparecer en él. Uno de los más famosos de la historia, el de Pepsi protagonizado por Cindy Crawford en una gasolinera, fue mostrado por primera en el show de 1992, el de Michael Jackson, y quedó grabado en la retina de los espectadores para siempre. Pero si hablamos del mejor de todos, puede que ese sea el que dirigió Ridley Scott en 1984 para presentar el flamante Macintosh de Apple. Un anuncio que mostraba una sociedad distópica que aludía a la obra George Orwell. Según Statista, el año pasado los anunciantes tienen que pagar una media de 6.5 millones de dólares para transmitir un comercial de 30 segundos durante la Super Bowl LVI.
Música, deporte y alitas de pollo
De media, un partido de la Super Bowl dura unas 3 horas y 44 minutos, aunque suelen alargarse más. ¿Y en qué se traduce esto? Pues en millones de alitas de pollo, entre otras cosas. Cuando el hambre aprieta en medio de este evento, esta es la opción favorita de los espectadores. Así que la industria alimentaria se prepara para una ingesta masiva de este alimento. No en vano, el Consejo Nacional de Pollo espera que se coman alrededor de 1.420 millones de alitas durante el domingo y 160 millones veganas. Serán un poco más caras que el año pasado por la inflación, pero habrá para todos.