A simple vista, el 108 de Ocean Avenue, originalmente el 112, es una casa más de estilo colonial ubicada en la localidad de Amityville, en el estado de Nueva York (Estados Unidos). Su fachada blanca de tres pisos cubierta con tejas negras y sus ventanas, antaño circulares y ahora cuadradas, no llaman la atención de quiénes pasean por la zona. Sin embargo, se trata de la casa embrujada más famosa de todas. En noviembre de 1974, Ronald DeFeo asesinó en ella a seis miembros de su familia, dando comienzo a una serie de leyendas que han inspirado muchas cintas de terror.
Ahora, el servicio estadounidense de streaming Tubi acaba de estrenar ‘Famously Haunted: Amityville’, un documental perfecto para Halloween que se centra en la historia de esta infame casa de Long Island. Netflix también lanzó en muchos países hace unas semanas ‘Los asesinatos de Amityville‘, otro documental que repasa los macabros homicidios y sus supuestas causas paranormales. Y es que, cuando el asesino confeso dijo haber matado a su familia presionado por unas voces, la familia que se instaló después en la vivienda huyó despavorida asegurando que había presenciado fenómenos demoníacos.
¿Fantasmas o LSD?
La noche del 12 de noviembre de 1974, Ronald DeFeo se dirigió al dormitorio de sus padres rifle en mano. Primero mató a su padre de dos tiros y, acto seguido, a su madre, que se había despertado sobresaltada por el ruido de las detonaciones. A continuación, el joven se dirigió al dormitorio de sus hermanos, de 12 y 9 años, a los que descerrajó dos balas; y, por último, acabó con la vida de sus dos hermanas, de 18 y 13 años.
Tras la masacre, el hijo mayor de la familia se duchó, se cambió de ropa y salió de casa con las prendas manchadas de sangre en una bolsa. Después se dirigió al concesionario familiar, donde trabajaba junto a su padre, y, de camino, aprovechó para deshacerse de los enseres y del rifle con el que había cometido los crímenes. DeFeo pasó la jornada laboral de manera normal y, tras tomar algo con los compañeros de trabajo, se dirigió a casa, donde empezó con su actuación.
Roland salió de la vivienda despavorido y le contó a la Policía que el crimen debía haberlo cometido un miembro de la mafia con el que su padre tenía negocios. Pero ya en la comisaría, y ante las incesantes preguntas de los agentes, se derrumbó y confesó haber matado a toda familia.
Sin embargo, lo más escandaloso del caso no fue el sangriento suceso en sí, cuya violencia y crueldad pronto captó la atención mediática. Lo que corrió como la pólvora y provocó escalofríos son los motivos que el joven asesino alegó. DeFeo aseguró que cometió esa brutal matanza familiar porque se lo decían unas voces que provenían de la casa, en especial del sótano. Una explicación paranormal que no convenció al jurado, el cual achacó estas alucinaciones al consumo de LSD y heroína. Por ello, el joven no se libró de la cárcel y terminó cumpliendo seis penas consecutivas de 25 años cada una en el el correccional Green Haven de Beekma, donde falleció el pasado mes de marzo.
28 días de espanto
Las declaraciones del asesino confeso podían haber pasado por un burdo intento de evitar la prisión sino llega a ser por la familia que en 1975 se instaló en la casa, tras adquirirla por un precio irrisorio. George y Kathy Lutz se mudaron allí con sus hijos Christopher, Danny y la pequeña Missy. Pero tan solo 28 días después de haber entrado en su nuevo hogar, salieron con lo puesto en mitad de la noche ya que, según afirmaban, la casa estaba endemoniada.
Todas estas experiencias paranormales se recogieron en la libro de Jay Anson ‘The Amityville Horror: A true story’. En él, la familia aseguraba que desde el primer instante que entraron a la propiedad sentían una enorme sensación de frío pese a tener la chimenea encendida; que escuchaban pisadas, gemidos provenientes del embarcadero y que muchos objetos que cambiaban de sitio. Así mismo, contaron que había montones de moscas en la habitación de costura, cuya puerta se abría y cerraba estrepitosamente, y descubrieron de una horripilante habitación roja con un pozo negro en el centro.
Pero había más. La pequeña de la casa decía hablar con un cerdo invisible llamado Jodie, la señora Lutz aseguraba haber levitado y el padre se levantaba todas las noches a la misma hora que DeFeo había cometido la masacre, además de sentir cómo la casa influía en él con ideas sobrecogedoras. También contaban que una sustancia verdosa y gelatinosa, el famoso ectoplasma, salía por las paredes y puertas. Con todo esto, no es de extrañar que la familia pidiera la ayuda de un sacerdote que, según dicen, fue atacado por la casa y después sufrió extraños accidentes. La gota que colmó el vaso fue el día que vieron una figura demoniaca que les hizo abandonar su reciente hogar en mitad de una fuerte tormenta.
Más ficción que realidad
Con todo este panorama esotérico, no es de extrañar que los medios y, posteriormente, la literatura y el cine, se interesasen de lleno en el caso de Amityville. Sin embargo, años después, la novela fue desmontada y se demostró el fraude que la familia Lutz había hecho para enriquecerse. Para empezar, cuando preguntaron al supuesto sacerdote, este aseguró que jamás había puesto un pie en la casa y que solo había hablado con la señora Lutz por teléfono para que esta le detallase las levitaciones que experimentaba. Además, la famosa habitación roja no era más que un diminuto armario bajo las escaleras y el día que abandonaron la casa ni hubo tormenta ni nieve.
Además, en la obra de Anson se decía que parte de esta mala energía que la casa acumulaba se debía a que donde luego se edificaría la vivienda, los indios Shinnecock abandonaban a los enfermos y a los moribundos para dejarlos morir. Del mismo modo, afirmaba que la casa la había edificado un tal John Catchum que, tras ser acusado de brujo en Salem, había huido de allí para seguir practicando sus sangrientos y crueles rituales. Pero la existencia de Catchum nunca pudo ser demostrada y los Shinnecock desmintieron que sus ancestros hubiesen usado ese lugar.
Mito o realidad, lo cierto es que la casa debió cambiarse del número del 112 al 108 para disuadir a los curiosos que cada año se acercaban a ella. Además, aún son muchos los esotéricos que defienden que es un lugar maldito, mientras que el cine ha sabido sacarle partido a la historia con 13 películas. La primera fue estrenada en 1979 bajo el título de ‘Terror en Amityville’ y dio comienzo a una saga con títulos como ‘Amityville 7: el rostro del diablo’ o ‘Amityville 8: la casa de las muñecas’. Aunque una de las más populares fue ‘La morada del miedo’, estrenada en 2005 y protagonizada por Ryan Reynolds y Melissa George. Ya tienes una historia que contar este Halloween.