Es uno de los grandes estrenos de ocio de este otoño en la capital. ‘El laberinto de Tim Burton’, una exposición supervisada por el propio director, que visitó la ciudad hace unas semanas, se ofrece como un planazo inmersivo perfecto para la época de Halloween. Este proyecto, que mezcla exposición, juego inmersivo y set cinematográfico, nos da la oportunidad única de sumergirnos en la mente de Tim Burton descubriendo su mundo interior y proceso creativo a través de obras originales. La pregunta es: ¿lo consigue? Te contamos cómo vivimos nuestro paso por el laberinto, por si te sirve de ayuda para decidir si quieres verlo o no. ¿Te pierdes un rato en él con nosotros?
Lo mejor
Un concepto original
La entrada general al laberinto cuesta 18 euros y, con ella, visitarás 15 de las 28 salas de las que consta esta exposición de 18.400 m² situada tras el Museo del Ferrocarril. Al estar planteada como un laberinto, cada visitante hace su propio recorrido al elegir por qué puerta pasa de una sala a otra. Hay salas que solo tienen una, mientras que otras tienen hasta cuatro. Puedes hacer el recorrido en pareja o grupo, pero desde la exposición recomiendan vivir la experiencia de forma individual y que cada uno escoja su camino. Eso sí, cuando entras, debes pulsar un botón que elige cuál de las primeras cuatro puertas cruzas.
La gran cantidad de material
‘El laberinto de Tim Burton’ resulta una experiencia interesante por la evolución que muestra del director y el detallado recorrido que hace por sus creaciones. Si eres fan de su trabajo o si, simplemente, te pica la curiosidad y quieres conocer más de sus obras, saldrás satisfecho/a en este sentido. Cada una de las salas, basadas en las historias más emblemáticas del director, muestra vestuario de sus personajes, esculturas a tamaño real, arte multimedia y una media de 10 obras originales, muchas de ellas inéditas. Esto hace un total de 150 obras originales en cada visita.
El traje de ‘Eduardo Manostijeras’ (entre otros)
Para los fans más acérrimos de Tim Burton y, en concreto, de esta mítica película protagonizada por Johnny Depp, solo el hecho de poder ver en directo el traje de su personaje principal con todo lujo de detalles será más que suficiente para decir que la visita ha merecido la pena. Y lo entendemos. Lo mismo ocurre con el de ‘Charlie y la fábrica de chocolate‘, que es el otro traje, junto al de ‘Bitelchús‘, que se expone. Junto a estas piezas, además, verás muchos bocetos que explican el desarrollo de los personajes, interpretaciones de su mundo interior y cómo se reflejan ellos en la biografía personal de Burton.
Las esculturas
Durante toda la exposición se muestran alrededor de 200 bocetos originales que han sido cedidos por el creador para la ocasión, Sin embargo, lo primero que te sorprende al entrar a cada sala son las grandes esculturas de muchos de sus personajes, como ‘La novia cadáver‘ o Jack Esqueleton de ‘Pesadilla antes de Navidad‘. La del alienígena de ‘Mars Attacks!’ llama la atención especialmente por su realismo y porque te topas con él nada más abrir la puerta. De hecho, estas esculturas de gran tamaño terminan siendo uno de los principales reclamos y la mayoría de visitantes que vimos pasaban la mayor parte del tiempo fotografiándose con ellas.
La sala de ‘Charlie y la fábrica de chocolate’
Hay dos salas que, a nuestro parecer, destacan por encima del resto: una de ellas es la dedicada a ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ (abajo en la imagen) y la otra la que recrea el mundo de ‘Alicia en el país de las maravillas’. Este segundo es, por cierto, uno de los espacios que más actividad tiene, con juegos visuales y un decorado más desarrollado.
Lo peor
¿Dónde está la inmersión?
Sin duda, lo peor de esta exposición es su cuestionable experiencia inmersiva. Si lo que esperas es un verdadero viaje sensorial por la vida y obra de Burton, puede que te quedes más bien frío/a. De hecho, la muestra se asemeja más a una exposición monográfica del artista que a otra cosa. Para empezar, no hay nada, excepto la elección de qué puerta tomas, con lo que puedas interaccionar. Y tampoco puedes tocar ninguna de las esculturas, por ejemplo. Se echan en falta más juegos sonoros, experiencias táctiles u olfativas que te hagan conectar de verdad con la exposición. Por ejemplo, se podría haber planteado algún juego que implicase al visitante, interacciones con los trabajadores que pululan por las salas sin más cometido que vigilar que no vuelvas hacia atrás.
Ni rastro de los sets de película
¿Pero esto es un set de película? Es la pregunta que casi desde el comienzo te asalta, ya que se supone que te vas a encontrar con distintos decorados sacados de sus cintas. Sin embargo, lo que ves son espacios bastante minimalistas vagamente inspirados en sus cintas. La gran mayoría de las salas no son demasiado grandes, aunque sí muestran curiosos dibujos del propio Burton, o algún vídeo en sus paredes, y una escultura en el centro de la habitación. La estructura es la misma en casi todas: bocetos, escultura y textos. Nos quedamos con las ganas de ver, por ejemplo, alguna habitación de la casa o la sala de espera infernal de ‘Bitelchús’, así como la mesa y entorno donde el Sombrerero Loco se toma el café en ‘Alicia en el país de las maravillas’.
No ves todas las salas
La idea de que cada visitante no tenga el mismo recorrido es presentada como una idea original del equipo y abrazada con cariño por el propio Tim Burton, pero… ¿Por qué no te dejan ver todas las salas? Y es que de las 27 que hay, con la entrada normal solo vas a poder ver 15, ya que una vez que eliges cruzar una puerta, no puedes dar marcha atrás, así que no puedes ver las salas a las que dan las otras puertas. De hecho, en la propia web dan la opción, por 36 euros, de adquirir una entrada premium para poder realizar el recorrido dos veces y así visitar más de 15 espacios. Nosotros, en cualquier caso, recomendamos la normal ya que con ver 15 salas te harás una idea de cómo es todo el recorrido.
La duración
En cuanto a la duración, muchos se quejan de que es demasiado breve para su precio y estamos de acuerdo. Nosotros tardamos en recorrerlo unos 20 minutos, aunque en la web pone que dura aproximadamente una hora. Precisamente por esta rapidez en completar el recorrido, terminas quedándote con ganas de más y sintiendo que la entrada es algo elevada para lo que ofrecen. Sobre todo, teniendo en cuenta la simplicidad de las salas y que falta algo más de desarrollo para cintas tan icónicas como ‘Pesadilla antes de Navidad‘, ‘Batman‘ o ‘Bitelchús‘. Pero, como todo en la vida, esto depende de las expectativas de cada uno, así que tú decides si te merece la pena o no vivir la experiencia.