Para empezar, hay que recalcar que no existe el día más triste del año. Fue el psicólogo inglés Cliff Arnall quien en 2005 afirmó que el tercer lunes de cada enero era el día más triste del año. Se le llamó Blue Monday y, según los más críticos, fue financiado por la agencia Sky Travel como parte de una campaña de marketing. Pero aunque todo sea un bulo con poca base científica, lo cierto es que muchos pueden llegar a convencerse de que este lunes 18 va a ser un día muy triste y llegar a sentirse así. Tengas o no un mal día, aquí te dejamos unos consejos para afrontar tus momentos de bajón de mano de María Ramos, psicóloga de Therapy Chat, plataforma líder en psicología online.
Asume lo que te pasa
Como en casi todo, el primer paso es aceptarlo. “La tristeza es una emoción muy criticada a nivel social y no suelen enseñarnos a externalizarla. En este sentido, es fácil que nos acostumbremos a mostrar otras emociones como el enfado cuando estamos tristes. Por ello, el primer paso es identificar que estoy triste y, después, preguntarse qué es lo que nos ha hecho sentir tristes”, comenta la psicóloga María Ramos. Porque sí, es humano tener momentos tristes y reflexionar sobre cómo estamos. “La tristeza es una emoción universal, es decir, común a todos los seres humanos”, añade.
Motivación modo on
Aunque no hay nada malo en tener un momento de tristeza, ¿vale la pena tenerlo? Piensa en si de verdad es tan importante lo que te deprime y date una dosis extra de ánimo en tus días más grises. No te centres en el próximo fin de semana y piensa en algo que te motive hacer hoy. Ya sea la cena que vas a preparar, el libro que estás deseando coger o la quedada con tus amigos para tomar algo o ir al cine. También puedes venirte arriba y marcarte unos buenos bailes, aunque sea a solas.
Ten a los tuyos cerca
La gran mayoría, cuando se sienten desanimados, tienden a aislarse y encerrarse en sus pensamientos negativos. Pero hay que hacer justo lo contrario: socializar. “Contar con los demás es muy importante cuando estamos tristes y nos puede ayudar simplemente por el contacto físico, como un abrazo. También nos ayuda que nos escuchen y nos comprendan y, en otras ocasiones, la persona que escucha puede ayudarnos a resolver ciertos conflictos y aportarnos otra perspectiva”, recomienda la psicóloga. Algo más complicado en tiempos de pandemia, pero que podemos solucionar con videollamadas, por ejemplo. “Además, a través de los paseos, actividades al aire libre o las llamadas telefónicas podemos encontrarnos cerca de nuestra red de apoyo”, añade.
Silencia a tu juez interior
No, no hay nada malo en tener momentos de bajón, por mucho que las redes sociales se empeñen en vendernos una felicidad perenne y constante. “Las redes sociales son un escaparate donde solemos mostrar pedazos muy bien escogidos de nuestra vida. Lo que vemos allí son solo pequeñas partes de un todo que no vemos”, aclara Ramos. Por eso, ni se te ocurra culpabilizarte por estar triste y no pienses que tu momento de bajón te convierte en un bicho raro. Cada uno tarda más o menos en deshacerse de su pesadumbre y eso no es un logro ni un fracaso. “Hay que entender que la sensación de fracaso es totalmente subjetiva, pasajera y susceptible de cambiar por nuestro estado de ánimo”, señala la especialista.
Siente y disfruta
Saborear una comida que te encanta, quedarte más tiempo de la cuenta en la cama o prepararte un baño relajante son pequeños caprichos que te miman cuando más lo necesitas. Y aunque sea cosas que hacemos de forma frecuente, muchas veces no disfrutamos al hacerlas. “El mindfulness es una herramienta de mucho valor actualmente para darle un gran peso al aquí y al ahora, así como la aceptación completa de todo lo que nos ocurre, sea agradable o desagradable”, comenta la psicóloga. “Date 30 minutos al día para respirar y dejarte estar como estás, hacer una meditación guiada, centrarte en tus sentidos mientras paseas, desayunas, te duchas, etc.”, recomienda.
Be natural, my friend
En los ratos de bajón, la naturaleza es tu gran aliada. “Un espacio natural suele ser un espacio lleno de aire puro, luminoso, con sonidos relajantes, etc. Además, cuando estamos en un espacio natural solemos tener al menos una media de 30 minutos para disfrutar con cierta calma de ese espacio y dejarnos de preocupaciones”, asegura la experta. Así que si tienes cerca una zona de campo, sierra, río o, incluso, un parque extenso, no lo dudes y permítete pasar un buen rato en él. “Estar en la naturaleza nos ayuda, a su vez, a ejercitar nuestro cuerpo y promueve que conectemos con nuestros sentidos al estar rodeados de estímulos sensoriales”, añade.
Fluye sobre el papel
Otro forma de reflexionar y comunicarnos con nosotros mismos es escribiendo. “La escritura terapéutica es una herramienta de muchísima utilidad en nuestra vida diaria y una forma de expresarnos e identificar qué sentimos. Un espacio seguro para nuestras emociones que nos ayuda a rebajar la contención emocional“, asegura Ramos. Y para poder exprimir al máximo esta herramienta, podemos animarnos a llevar con nosotros un cuaderno personal y acostumbrarnos a preguntarnos frecuentemente cómo estamos y qué aspectos nos están afectando.
Haz de tu drama una comedia
El humor es la clave porque todo depende de cómo lo mires. Es cierto que puedes pasar por momentos duros, pero aprender a reírse de ellos es una forma de superarlos y verlos desde otra perspectiva. “El sentido del humor nos ayuda a relativizar, nos descongestiona emocionalmente, nos ayuda a reducir el estrés y hace que nos concentremos en otros aspectos de las situaciones que vivimos cada día”, afirma Ramos. Por eso, es aconsejable dedicar al menos 30 minutos de tu día a alguna actividad que te haga sonreír como ver una serie o incluso darle un repaso a los memes del momento.
Un armario lleno de color
Cuando tu día sea gris, que tu ropa no lo sea. Y es que el entorno puede influir y mucho en nuestro estado anímico. Si le sumas a tu tristeza un look apagado, el día pinta mal. “Igual que son importantes a la hora de decorar los espacios, los colores también son importantes a la hora de vestir. Cómo nos vestimos puede generarnos más o menos seguridad, sentirnos más o menos elegantes, más o menos cómodos con esas prendas, etc. “Es importante que elijamos los colores y el estilo que nos hagan sentir de la manera que queramos”, explica la psicóloga.