Cuando Irene tenía 12 años, lo primero que hacía cuando llegaba al colegio era encerrarse en el baño para leer El Hobbit, de J.R.R. Tolkien. No tenía muchos amigos, pero su mundo interior lo compartía con Jareth –el rey de los duendes–, con los personajes fantásticos de las películas de Guillermo del Toro y soñaba con el reino de Fantasía de ‘La historia interminable’. Hoy esa niña solitaria se hace llamar Alice Waddington y está destinada a liderar una nueva generación de directoras de ciencia ficción con un discurso feminista.
Tras triunfar en festivales de medio mundo con su primer corto, ‘Disco’ Inferno, este viernes 11 de octubre estrena su primera película, ‘Paradise Hills’, un paradisiaco internado donde las familias acomodadas envían a sus hijas para que reciban la educación necesaria para convertirse en mujeres perfectas. Para todas ellas tiene un mensaje que deberían leer.
¿En qué te inspiraste para crear Paradise Hills?
Mis primos y primas tenían 11 y 12 años cuando comencé a escribir la peli – ahora 14 y 15 años- y veía en todo momento que tenían en la mano una ventana al mundo, su móvil, que les estaba diciendo constantemente que no eran lo suficientemente buenos o buenas, lo suficientemente guapos o guapas, que nunca van a ser tan populares como tendrían que ser. Me parecía que era una trampa que les estábamos tendiendo los adultos a los niños extendiendo esa mentalidad del instituto, que al final es tóxica, en especial para personas en desarrollo que están aprendiendo a relacionarse con el mundo que les rodea. Por eso quería decirles que ellas y ellos, tal y como son, ya son perfectos, excelentes, son quienes tienen que ser en el sentido de que no deben cambiar para otras personas, sino encontrar a las personas que les van a amar por como son realmente.
En tu caso, ¿cómo te marcó tu infancia?
Yo me acuerdo cuando leía de pequeña libros de Tim Burton sobre lo aislado que había estado en su infancia y ahora lo entiendo todo. Veo mi infancia y adolescencia viviendo dentro de libros, películas y habitando esos universos. Yo soy de Bilbao, una ciudad que socialmente es como un pueblo, habiendo sufrido bullying de pequeña y refugiándome en todos esos elementos culturales que me salvaron la vida. Todas esas cosas crean un carácter que es introvertido, pero a la vez extrovertido, porque necesitas comunicarte con el mundo para externalizar todas esas imágenes que tienes en la cabeza creadas por los libros de historia del arte que te han gustado de pequeña o los cómics y libros que has leído de adolescente. La realidad es que sentirte como una outsider que ha estado fuera de los cánones desde muy pequeña, desde el punto de vista de socialización de género o cultural, ayuda mucho a relativizar lo que pueden ser los objetivos vitales convencionales. Creo que cada persona debe encontrar su propio camino y debe definirse a sí misma según su noción de lo que le funciona, le viene bien y le hace feliz.
“Creo que cada persona debe encontrar su propio camino y debe definirse a sí misma según su noción de lo que le funciona, le viene bien y le hace feliz”
¿Pretendes con esta película decirle algo a esas niñas o niños que se puedan sentir identificados con tu historia?
Es una referencia que a lo mejor te sorprende pero que a mí me ayudó mucho cuando estaba creciendo. Mi padre siempre me ponía en esa época el poema ‘Palabras para Julia’, de José Agustín Goytisolo, cantada por Paco Ibáñez, que dice “Tú no puedes volver atrás, porque la vida ya te empuja como un aullido interminable […] te sentirás acorralada, te sentirás perdida o sola, tal vez querrás no haber nacido. Entonces siempre acuérdate, de lo que un día yo escribí, pensando en ti como ahora pienso. La vida es bella, ya verás como a pesar de los pesares, tendrás amigos, tendrás amor”. Realmente lo que yo quiero contar en esta película está en esa canción, quiero decirte que vas a encontrar a las personas que te van a aceptar, que te van a querer. Ahora todo parece muy oscuro, pero te puedo asegurar que hay muchas personas en un futuro que te quieren aquí, que te van a apreciar, que te van a entender y vas a ser mucho más feliz de lo que piensas.
Fantasía y feminismo
Paradise Hills se presenta como un “thriller de ciencia ficción femenino”. ¿Es tu manera de reivindicar este género cinematográfico desde una perspectiva más plural, contando historias de mujeres?
Efectivamente, mi idea siempre ha sido hacer en primer lugar una película para mi yo de 13 años, porque cuando tenía esa edad me gustaban mucho películas como El Señor de los anillos, La historia interminable y todas estas historias de fantasía de género, pero no encontraba una versión de esas narrativas en la que viera representadas a mi grupo de amigas y a mí.
Las historias de fantasía y de cuento con las que todas hemos crecido siempre acababan de la misma manera. ¿Crees que se acabó ya la época del “vivieron felices y comieron perdices”?
Desde luego, los cuentos de hadas tienen un papel gigantesco en cómo entendemos el romanticismo. Desde ese punto de vista es una responsabilidad especialmente si se está haciendo una película para personas más jóvenes. El principal problema de los cuentos clásicos, son las ideas de posesividad, violencia estructural, normatividad desde el punto de vista de orientación sexual -lo más habitual es que sea un príncipe y una princesa-, incluso si pasamos a la representaciones visuales, los tipos de cuerpos que vemos en las ilustraciones de libros de hadas, el tipo de fisicalidad femenina que merece ese final feliz y la propia pregunta de qué es un final feliz en la vida de una mujer actual. Todas esas preguntas, que parece que son retóricas, mi película intenta responderlas de una forma muy sencilla y para niñas.
“Cuando estábamos preparando el cortometraje me encontré con comentarios de un productor que dijo: ‘Está muy bien la idea, ahora sólo tienes que encontrar a productores que quieran trabajar con una chica guapa’”
El guión de la película está escrito por Nacho Vigalondo y Brian DeLeeuw. ¿Por qué elegiste a dos hombres para escribir una historia de mujeres?
Es una pregunta interesante porque hay quien puede pensar que es contradictorio que una película completamente femenina y dirigida por una mujer, que narra historias tan personales de mujeres, esté escrita por hombres. Pienso que poder apoyarse en aliados masculinos por parte de las mujeres, en particular en una industria tan masculinizada como el cine, es algo gigantesco para una mujer que está haciendo una primera película. Yo nunca hubiera hecho mi primer cortometraje -que fue a 60 festivales y estuvo calificado para los Oscar- si Nacho Vigalondo no me hubiera animado a echar el resto en un corto y no me hubiera inspirado. Creo que existen muchos hombres maravillosos que están en una posición cómoda en sus respectivas industrias y que, precisamente, por la comodidad en la que se encuentran tienen la capacidad de extender su privilegio y extender la mano hacia mujeres que están empezando.
En una industria reconocidamente machista como la del cine, ¿crees que has tenido que trabajar más que si fueses hombre?
La industria en la que empecé no es la industria en la que estamos ahora. El despertar del #MeToo es extremadamente importante y fundamental. Yo puedo contar que cuando estábamos preparando el cortometraje me encontré con comentarios de un productor que dijo “está muy bien la idea, ahora sólo tienes que encontrar a productores que quieran trabajar con una chica guapa”. Creo que colocar a mujeres en puestos en los que tengan la palabra, ya sea como productoras, guionistas, directoras o financieras, es parte del proceso de curación colectivo de esa herida. Y en Paradise Hills, previamente al #MeToo, éramos muy conscientes de que estábamos haciendo una película con una presencia femenina fuerte, donde más del sesenta por cierto de las jefas de equipo son mujeres.
Uno de los grandes baluartes de esta película es el reparto, ¿cómo fue el proceso de casting para conseguir a las cinco protagonistas?
Todas las protagonistas forman parte de mis primeras opciones, eso es algo que raramente, por no decir casi nunca, puede decir una directora primeriza. La primera que firmó para aparecer en la película fue Danielle Mcdonald y una vez estuvo ella, comenzaron a aparecer todas las demás. Con Eiza (González) hablé cerca de dos horas, es una persona que tiene ideas muy buenas para hacer que un personaje sea memorable. Emma (Roberts) me dijo que el sí que dio a la película fue como un experimento y yo se lo agradeceré el resto de mis días. Mila (Jovivich) es un rayo de luz en el set, ayudó mucho el hecho de que tuviera una edad diferente al resto de chicas y de alguna manera era una figura materna al igual que en la película. Y tengo que decir, aunque está mal que yo lo diga, pero para mí este es uno de mis papeles favoritos que ella ha hecho porque es un registro en el que nunca le había visto antes. Ella dice que cogió el papel porque su madre le dijo que nunca llevaba vestidos bonitos en las películas -ríe-. Y por último, Awkwafina es una persona que cuando la conocí me recordaba a mi grupo de amigas, es una persona con una inteligencia emocional gigantesca y me di cuenta de que iba a ser capaz de hacernos reír en los momentos más tensos, y así fue.
“Emma Roberts me dijo que el sí que dio a la película fue como un experimento y se lo agradeceré el resto de mis días”
¿Hicieron mucha piña durante el rodaje?
Hicieron mucha pandilla y eso es algo que les ayudó muchísimo a reflejar esa química también en pantalla. Tienen muchas anécdotas, como que Emma escogía un restaurante diferente cada fin de semana para cenar juntas y después se iban al casino. Y en Canarias, Emma se quedó sin el resto del casting y salía con el equipo de rodaje.
¿Contar con un equipo íntegramente español era una de tus premisas?
Para mí era muy importante que todo el equipo fuese español, que se estuviera potenciando el talento local. Fue una de las premisas colectivas, mías y de Nostromo Pictures, de potenciar la industria todo lo posible y demostrar que es posible crear mundos paralelos en el cine español que tengan una composición muy elaborada y que pueda mirarse ojo a ojo con producciones internacionales aún con presupuestos bajos.
Después de presentar tu primera película en festivales internacionales como Sundance o Fantasia Film Festival, ¿qué viene después?
En estos momentos el proyecto que estamos desarrollando se llama Scarlet, una película con Netflix Estados Unidos y, aunque no se puede comentar mucho sobre qué va, es una película queer y de época. También tengo otros dos proyectos en desarrollo que son series para televisión, la adaptación de una serie de novelas fantásticas.