Caminito de Belén: recorremos la ciudad palestina en plena Navidad

Belén es la ciudad de la Navidad, pero también es muchas otras cosas y no todas bonitas. Así fue nuestra visita guiada por uno de sus vecinos.

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¿Has montado ya el Belén? Seguro que en estas fechas has oído cientos de veces hablar del famoso portal y la ciudad donde, según las Escrituras, nació Jesucristo. Pero, más allá de que había un pesebre y una mula, con Reyes Magos incluidos, ¿qué más sabes sobre esta ciudad palestina y de mayoría musulmana? Para conocer el auténtico Belén en Navidad, recorremos sus calles junto a uno de sus habitantes.

Un check point, dos mundos

Para empezar, has de saber que ninguno de los territorios palestinos tiene aeropuerto ni puerto. Para llegar a Belén, debimos aterrizar en el vecino Israel y tomar un autobús en Jerusalén que, en apenas 20 minutos, te deja en una desolada rotonda frente a una fachada de hormigón que aísla la ciudad sobre la que tratan los villancicos.

No hay ningún control para cruzar de Israel a Palestina. Sin embargo, a la hora de regresar siempre hay que cruzar un check point en el que militares te hacen bajar del bus para revisarte y pedirte los pasaportes. Si eres extranjero no suele haber ningún problema, al igual que si eres uno de los afortunados y pocos palestinos que reciben su pase acreditativo, de forma aleatoria y cambiante. Pero si no posees ese certificado o eres israelí, no te dejan volver, ya que los israelís tienen prohibido, por parte de su país, visitar ciudades palestinas.

Frontera Israel Palestina

Muro de separación entre el territorio palestino ocupado e Israel. Foto: Shutterstock

Belén es una de las ciudades más sagradas del mundo, no solo para el cristianismo

El espíritu de Belén

Belén es la gobernación de territorios ocupados de Cisjordania más estable y pacífica. “Belén tiene una historia y una cultura muy ricas, impresionantes monumentos, palacios y casas antiguas que son testigo de todas las generaciones que han vivido en ella. A su gente nos gusta dar paz y generosidad”, explica Said Durzi Zarzar, un joven cristiano betlemita que trabaja en Holy Land Trust, una organización palestina para lograr la paz y el entendimiento en Tierra Santa. 

De hecho, a nivel espiritual, Belén es una de las ciudades más sagradas del mundo, no solo para el cristianismo. Además de la Basílica de la Natividad, donde se cree que nació Jesucristo, también cuenta con la tumba de Raquel, esposa de Jacob, un espacio venerado por musulmanes y judíos. “Aunque el número de cristianos ha ido disminuyendo desde la Segunda Intifada, Belén sigue siendo cristiana como identidad cultural”, comenta Said. Sin embargo, pese a toda la iconografía cristiana, la ciudad respira un fuerte carácter musulmán. Una convivencia cristiano islámica que dota a Belén de una esencia única. 

Basílica de la Natividad Belén

Vista panorámica de la Iglesia de la Natividad en Belén, Palestina. Foto: Shutterstock

“La vibra de Belén es muy positiva. Es seguro caminar por todos lados”

El muro de la vergüenza

Aparte del atractivo histórico, lo que más impresiona de la ciudad es el muro construido por el Gobierno israelí para separar su territorio de Cisjordania. Es decepcionante. El muro del apartheid israelí no solo está separando Belén de Jerusalén. También está cortando los lazos sociales entre esas ciudades hermanas. Cada vez que veo el muro culpo a la comunidad internacional por su silencio”, lamenta Said.

Recorremos gran parte del muro hasta llegar a la tumba de Raquel. Todo bajo la atenta mirada de militares israelís que, fusil en mano, nos siguen y apuntan desde los puestos de control. El muro de 8 metros de altura, construido en 2002, se ha transformado en un gran lienzo crítico. En él se puede ver una de las obras más populares de Banski, la del manifestante que protesta con flores en una metáfora de la vida frente a la violencia. De hecho, el famoso grafitero de Brístol financió el Walled Off Hotel, un hotel que acoge una galería de artistas locales. También, durante nuestro recorrido, vimos la famosa paloma de la paz con chaleco antibalas o los dos ángeles que intentan abrir el muro, obras también de Bansky. 

Obra de Bansky en Belén

El militar pidiendo la identificación a un burro es otra obra de Bansky que puede verse en el muro. Foto: Musa Al-Shaer/AFP/ Getty Images

Pese a ser mayoritariamente musulmana, la tradición cristiana está fuertemente arraigada

A este ambiente gris que da el muro se suma que en la ciudad no hay apenas zonas verdes. “La ciudad está rodeada de asentamientos ilegales israelíes en su totalidad y esto limita su expansión y crecimiento. Tampoco se nos permite viajar desde el aeropuerto de Tel Aviv, nuestra única salida es a través de Jordania, pero la frontera está controlada por Israel al igual que todos nuestros acuíferos“, lamenta Said. Pese a todo, los palestinos intentan llevar una vida lo más normal posible. “La vibra de Belén es muy positiva. Es muy seguro caminar por todos lados. Tiene muchos muchos bares y pubs. Mi lugar favorito es Taboo, un bar hermoso y acogedor. Te prometo que allí probarás la mejor hamburguesa en tu vida”, bromea Said. 

Donde nació la Navidad

Pero si hay un momento en el que la ciudad se engalana es, sin duda, en Navidad. Pese a ser mayoritariamente musulmana, la tradición cristiana está fuertemente arraigada y es un gran reclamo para el turismo. Solo en el invierno de 2019, más de tres millones de turistas pasaron por la ciudad. Aunque, ahora, tras dos Navidades cerrada por la Covid 19, las cifras están lejos de aquel hito. Aun así, ver todas sus calles iluminadas, la música que sale de muchos comercios y la magia que se respira en cada una de sus esquinas es una experiencia única.

Aunque nada como contemplar el árbol gigante que cada año montan en la plaza del Pesebre, cerca de la Iglesia de la Natividad. “Es la ciudad donde todo comenzó. Durante la época navideña, Belén se llena de gente con visitantes de otros pueblos palestinos, así como con turistas internacionales. Hay conciertos, mercados navideños, la casa de Papá Noel y muchas actividades para niños”, señala Said. Porque la Navidad siempre será la Navidad. Sobre todo en Belén.

Navidad en la ciudad de Belén

Foto: Said Durzi Zarzar

Foto apertura: Bethlehem Municipality