Se cumplen 20 años del mayor ataque terrorista de Estados Unidos, un suceso que se cobró la vida de casi 3.000 personas y que cambió para siempre el curso de la historia. Aquel 11-S de 2001 el mundo se detuvo después de que varios aviones comerciales secuestrados por miembros de Al Qaeda impactaran contra diferentes objetivos estadounidenses. Dos de ellos lo hicieron contra las Torres Gemelas de Nueva York, provocando su posterior colapso, un tercero contra el Pentágono (Washington) y el cuarto y último, que se dirigía al Capitolio, se estrelló contra el suelo cerca de Shanksville (Pensilvania).
Ya nada volvería a ser igual. La lucha contra el terrorismo tomó una nueva dimensión y, en consecuencia, se implementaron cambios definitivos en los sistemas de seguridad e inteligencia. Pero más allá de la cruzada global antiterrorista, el terrible suceso causó un profundo trauma psicológico colectivo. Eso explica que, dos décadas después, algunos temas relacionados con el 11-S o sus consecuencias sigan siendo tan poco conocidos por la gran mayoría de la población. A continuación te contamos algunos de ellos.
La censura cultural
Si la realidad de nuestro mundo nunca iba a volver a ser la misma, la ficción tampoco. Muchas películas y series que se encontraban en producción tuvieron que ser retocadas para no molestar o perturbar al público. Uno de los casos más sonados fue el de ‘Spider-Man’, que tuvo que deshacerse de una escena en la que el superhéroe arácnido tendía una telaraña entre las torres para atrapar a unos delincuentes. Además, al final del filme se añadió un posado del personaje junto a una bandera estadounidense como afirmación patriótica.
También la serie más famosa de la época, ‘Friends’, se vio obligada a eliminar por completo una trama del primer episodio de su octava temporada que transcurría en un aeropuerto. Se trataba del momento en el que los personajes de Mónica y Chandler se iban de luna de miel e incluía varios chistes sarcásticos sobre secuestrar y bombardear aviones. También la música tuvo que adaptarse a la coyuntura. Los días siguientes al 11-S las emisoras de radio autocensuraron más de 150 canciones, como Theme From New York New York de Frank Sinatra, What A Wonderful World de Louis Armstrong o Ticket To Ride de los Beatles.
Lo nunca visto
Aunque hayan pasado ya 20 años de la catástrofe, todavía queda mucho material por salir a luz y otro tanto que, seguramente, nunca lo haga. No en vano, hace dos años aparecieron más de 2.400 fotografías inéditas de la zona cero en un CD viejo. Dos archivistas llamados Johnathan Burgess y Jason Scott se hicieron con él sin saberlo después de comprar un pack en una venta de muebles y objetos de una casa que había sido vaciada. Finalmente, las imágenes fueron subidas a la plataforma Flickr, donde todo el mundo pueda verlas. El autor de las mismas, sin embargo, no ha sido identificado.
Unos meses antes de este hallazgo, también se publicó una grabación clasificada de Mark LaGanga, fotoperiodista de la CBS por aquel entonces, que muestra cómo se vivió a pie de calle el derrumbe de la segunda torre. En ella se ven equipos de rescate trabajando sin cesar para encontrar supervivientes, así como personas huyendo de la zona. El vídeo pudo revelarse finalmente gracias a la Ley de Libertad de Información (FOIA), junto a otros como los del cámara Ben Riesman, tomadas desde el puente de Brooklyn.
Víctimas de la nube tóxica
El número de víctimas mortales a consecuencia del 11-S sigue aumentando después de dos décadas. La culpa la tiene la descomunal nube tóxica que se generó tras la caída de las torres, compuesta por restos del combustible de los aviones, de equipos electrónicos, mercurio y amianto. De hecho, más de 1.100 personas han muerto desde entonces por enfermedades derivadas de haber inhalado ese humo, como cánceres de diversas tipología –muchos hombres han desarrollado cáncer de mama, dolencia extremadamente inusual en varones–, fallos respiratorios, problemas gastrointestinales y depresión.
Según el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), unas 80.000 personas sufren en la actualidad enfermedades de distinta índole como consecuencia de haber ayudado durante esas semanas en la zona. Un daño colateral que las autoridades ignoraron en un primer momento pero que muchos estudios científicos han ido avalando con los años. Es el caso de uno realizado por JAMA Oncology en 2018 que estableció una vinculación directa entre el 11-S y el desarrollo de mieloma múltiple, un tipo de cáncer sanguíneo. Otro tipo de cáncer, el de tiroides, también ha tenido un aumento significativo entre los que vivieron en primera persona los atentados. Y sí, sus supervivientes también son más vulnerables frente al Coronavirus, con una mortalidad que podría ser de casi seis veces mayor a la media.
Las últimas llamadas
El 11-S dejó imágenes sobrecogedoras, pero, sin duda, las más perturbadoras fueron aquellas que se hicieron de las víctimas anónimas que saltaron desde las torres. Una de las más icónicas, conocida como ‘The Falling Man’ y hecha por Richard Drew, despertó tanta controversia que fue censurada los días posteriores a su publicación, aunque con el tiempo se harían hasta documentales sobre ella. Y si estas fotografías se convirtieron en tema tabú, lo mismo ocurrió con las llamadas que se hicieron a los servicios de emergencia.
En 2003 se publicaron por primera vez las transcripciones de las conversaciones telefónicas entre operadores del 911 y personas desesperadas atrapadas en las torres, mientras que en 2006 se difundieron más de nueve horas de esas llamadas. La comisión del 11-S concluyó en 2004 que muchos telefonistas no sabían lo suficiente sobre los atentados como para proporcionar la mejor información a las personas atrapadas. La última llamada que se registró fue la de Michael Cosgrove, un ejecutivo de negocios al que se escucha gritar mientras la torre se derrumba. Un testimonio que se utilizó como prueba durante el juicio a Zacarias Moussaoui, el único realizado como consecuencia de los atentados.
Rare scenes
Como decíamos al principio, aquel 11 de septiembre de 2001 el mundo se detuvo para contemplar atónito lo que acontecía en el World Trade Center de Nueva York. Solo hubo unos pocos que osaron alejarse de la escena para captar la historia desde otra perspectiva. Uno de ellos fue el fotógrafo alemán Thomas Hoepker, quien se desplazó hasta un parque de Brooklyn donde retrató a un grupo de jóvenes que tomaban el sol y charlaban mientras la tragedia acontecía a sus espaldas. Sin embargo, el autor decidió dejarla en un cajón porque no reflejaba el horro de ese día.
La foto fue publicada finalmente en 2006 en ‘Watching the World Change’, un libro sobre el 11/S de David Friend, y causó mucha polémica por la aparente indiferencia de sus protagonistas ante la situación, algo que ellos mismos negaron. Un aire parecido respiraban las fotografías de Robert Clark, en las que incluso se veía a una pareja besándose en una azotea desde la que se veía la gran columna de humo. Porque el horror tiene muchas caras.
Han pasado varios años desde los atentados del 11-S, y una de las #fotografía s que más polémicas y criticas suscitó fue la del fotógrafo aleman Thomas Hoepker (Magnum). Su instinto le hizo alejarse de la escena. Algo que pocos hicieron en ese momento, captando esta historia. pic.twitter.com/P9DZXMndFk
— Rodrigo Rivas (@RodrigoRivasPH) September 11, 2018