El pívot africano Hakeem Olajuwon decía tener siempre una pelota en el coche porque nunca se sabía y, seguramente, Tyrrell Winston piense lo mismo. De hecho, a este artista multimedia de 35 años sus musas le acompañan cada vez que pasea por Nueva York, la ciudad a la que se mudó desde su California natal y donde ahora arrasa. Y es que pese a no tener formación artística, con sus obras creadas a partir de objetos que se encuentra por la calle ha logrado definir un estilo propio que ha llamado la atención de firmas como Adidas o Louis Vuitton.
Uno de los momentos más virales de su trayectoria fue cuando se atrevió a profanar una pelota firmada por el idolatrado Michael Jordan en la que se había gastado gran parte de su dinero. Winston estampó su rúbrica en ella y la incluyó en su serie ‘Anatomy’, donde exploraba las narrativas en torno al fanatismo deportivo y el culto por el famoso atleta. Muchos vieron esto como una osadía, mientras que otros lo consideraron una declaración de intenciones y una crítica social original.
Porque además de transformar la basura en arte, con sus creaciones, Winston limpia la ciudad de desperdicios y muestra la belleza del reciclaje. Fan incondicional de Los Angeles Clippers y de los New York Knicks, el artista también ha creado obras para magnates del baloncesto, como una pieza hecha con 105 pelotas que vendió a Michael Rubin, copropietario de los Philadelphia 76ers. Un mate perfecto al arte urbano.
**Artículo originalmente publicado en el número 55 de Vis-à-Vis. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.