Conocida por sus míticas latas Beans –alubias cocidas en salsa de tomate– y, sobre todo, por su kétchup, esta empresa oriunda de Pittsburgh (Estados Unidos) se ha convertido en todo un icono norteamericano y en una de las compañías más importantes a nivel mundial. La marca pionera de productos alimenticios envasados forma parte de nuestra cultura popular y eso bien se merece un homenaje. Aquí tienes algunos datos curiosos que probablemente no conocías sobre la salsa de tomate más famosa de todos los tiempos.
Sale disparado a 52m/h
Uno de los muchos controles de calidad que se llevan a cabo en la empresa establece que la velocidad máxima a la que puede salir la salsa de la icónica botella de vidrio es esta. Ni más, ni menos. ¿Nuestro consejo? No intentes comprobarlo para que no te pase lo mismo que a Jim Carrey en esta escena de la película ‘Dos tontos muy tontos’.
Más vale maña que fuerza
A veces el problema no es la velocidad, sino directamente lograr que el contenido salga del bote. Pero para esto también hay truco: darle un golpe seco al número 57 que está grabado en el cuello del recipiente. Seguramente nunca te hayas dado cuenta, pero fíjate porque está ahí y, como acabas de descubrir, tiene su utilidad. Además, si colocamos el bote en un ángulo de 45 grados y le das donde se encuentra el número, podrás exprimir hasta el final el contenido del recipiente.
¿Por qué 57?
Es el número que aparece en muchos de los productos de la marca pero, ¿qué significa exactamente? En un principio se pensaba que hacía referencia a la cantidad de productos que producía Heinz allá por 1982, pero parece que la elección de este número no tiene nada que ver con eso. Según cuentan, Heinz se inspiró en un eslogan de un edificio de Nueva York que anunciaba 21 estilos de zapatos y quiso incorporar algo parecido a su imagen de marca. El 5 era el número de la suerte de Heinz, mientras que el 7 era el de su fallecida esposa.
Esta es la cara de su creador
Sí, este hombre de profuso mostacho es el fundador de la compañía, Henry John Heinz. Con 16 años empezó a interesarse por el negocio de los vegetales y a los 25 ya tenía su propiedad sociedad, L. C. Noble y creó la Heinz, Noble & Company, especializada en el cultivo de picantes. Poco después diversificó su oferta de productos con los pickles –encurtidos–, vinagres y salsas de apios, trasladando finalmente la empresa a Pittsburgh, donde permanece establecida desde entonces. Heinz murió allí en 1919 a los 74 años y dejó a cargo del negocio a su hijo Howard, que durante la primera mitad del siglo XX tuvo que combatir contra la gran depresión y las dos guerras mundiales.
Fue el segundo plato de Heinz
Como decíamos, el primer negocio de Henry Heinz fueron los picantes. De hecho, lo primero que comercializaron en 1869 fue el rábano picante rallado basado en una receta de su madre –el kétchup llegaría siete años después–. Se trata de una salsa de color blanco-crema cuyo sabor es cercano al wasabi. Su nombre actual es Heinz Horseradish y suele estar en todos los restaurantes de comida rápida americanos. También combina muy bien el rosbif y con cualquier tipo de charcutería como sustituta de la mayonesa o la mostaza.
Es la salsa más espacial
¿Sabías que el kétchup Heinz es de los pocos alimentos que les está permitido ingerir a los astronautas en el espacio? Después de ser testado por científicos, dietistas e ingenieros, en 1999 la NASA aprobó su uso a bordo de la Estación Espacial Internacional.
A.k.a Catsup
Cada uno lo pronuncia como quiere –o como puede–, pero que sepas que si lo haces de esta forma, no es del todo incorrecto. En todo caso, estarás un poco anticuado. Y es que este es el nombre que le dieron cuando salió al mercado en 1876. Hay quienes piensan que deriva de la palabra china “ke-tsiap”, mientras otros creen que está relacionada con la palabra francesa “escaveche”. Una curiosidad a la que se hace referencia en ‘Los Simpsons’ en un episodio de la temporada ocho llamado ‘El viejo y Lisa’. En él, el señor Burns tiene que decidir si es mejor el kétchup o el Catsup.
650 millones al año
El kétchup Heinz nunca se detiene. Cada segundo se venden tres botellas de kétchup Heinz en más de 140 países y, cada año, 650 millones, con ventas anuales de más de 1,2 millones de euros. Nada mal, ¿verdad?
De Madrid a Bélgica
Dicen que si se pusieran en línea recta todos los camiones que recogen los tomates de Heinz, se alcanzarían más de 1.448 kilómetros. Como no podemos comprobarlo, habrá que creerles.
Los seis (ingredientes) fantásticos
El kétchup Heinz se elabora gracias a la combinación perfecta de seis ingredientes: azúcar, sal, vinagre, hierbas aromáticas, especias y, obviamente, tomates.
Ed Sheeran es su fan N.1
El cantante británico no puede vivir sin este condimento y lo ha demostrado en varias ocasiones. Dicen que Sheeran está tan obsesionado con el kétchup Heinz que obliga a su séquito a llevar siempre botes de emergencia por si en los restaurantes de lujo no hay. Además, lo lleva grabado con tinta en su piel, en concreto en su brazo izquierdo, aunque te costará identificarlo de un primer vistazo porque está rodeado de decenas de tatuajes más. Una historia amor que en 2019 fue un paso más allá con el lanzamiento del Edchup, una botella inspirada en él y en sus tatuajes pero con la salsa original. Una edición especial de 150 unidades de las cuales la mayoría fueron sorteadas entre sus seguidores. Aquí puedes ver el anuncio.
El 97% de los hogares estadounidenses lo compran
A día de hoy, este condimento está presente en el 97% de las casas norteamericanas, superando en presencia a otros productos como la sal, el azúcar o la pimienta. En España, sin embargo, está en segundo lugar, por detrás de la salsa de tomate tradicional.
De Pittsburgh para el mundo
Quien sea muy pero que muy fan de esta salsa tiene que peregrinar a Pittsburgh (Pensilvania) una vez en la vida. Allí se encuentra la sede de la empresa y el Senator John Heinz History Center, que es el museo de historia más grande de Pensilvania. Y, cómo no, en su interior encontramos una exposición dedicada a Heinz que alberga la colección más grande de objetos y material de archivo de la compañía. Esto incluye una escultura formada por 400 botellas de kétchup, una exhibición de alfileres icónicos de pepinillos, el libro de contabilidad escrito a mano por Henry Heinz y una figura realista suya.