Algunas películas y series consiguen que sitios que hasta entonces pasaban desapercibidos devengan en rincones de peregrinación para gente de todo el mundo. Ciudades como Nueva York han aparecido tantas veces en la pequeña y gran pantalla que todo el que la visita siente que ya ha estado en ella. Algo así fue lo que le pasó a Phil Grishayev cuando cruzó el charco por primera vez. “La idea de viajar a lugares de cine comenzó en 2003, cuando visité por primera vez Estados Unidos. Tenía curiosidad por ver cómo una determinada escena de una película cambia con el tiempo”, señala.
Al final, terminó emigrando a Los Ángeles hace nueve años. Ahora, trabaja en Beverly Hills como diseñador de experiencias 3D para marcas y campañas promocionales para diferentes shows de Netflix o Amazon. Por eso, es en su tiempo libre cuando coge su cámara y su trípode, casi siempre solo, y se va en busca de lugares de cine. “Hoy en día, hay muchos foros donde los fans ya han descubierto ciertos lugares cinematográficos y tan solo tengo que conducir hasta allí”, apunta restándole importancia a su hobby. Además, asegura haberse gastado muy poco dinero porque la mayoría de las localizaciones están en la ciudad en la que vive.
Todo muy low cost, que no cutre: Grishayev hace las fotografías en la ubicación precisa donde se filmó la escena de la película, desde el mismo ángulo e incluso emulando la pose del actor de turno. Luego, realiza un montaje comparándola con la original y la sube a Instagram para deleite de sus más de 50.000 seguidores —puedes seguirle en @phil_grishayev—. “La parte más difícil es conseguir hacer la foto en apartamentos o edificios privados. El lugar más difícil de conseguir fue el edificio Nakatomi Plaza, un rascacielos de 35 pisos y 150 metros de Los Ángeles que aparecía en ‘La jungla de cristal’ (1988). En realidad, es una oficina de Fox Studios y la seguridad es muy estricta”, explica.
Pero el esfuerzo también le permite conocer parajes únicos. “Recientemente, me impresionó mucho la belleza de Monument Valley, en Utah. Es conocido por ser el lugar donde se rodaron muchas películas del Oeste. Es increíble ver lo poco que ha cambiado con los años”, admite. Por ahora, lleva realizados casi 300 montajes, aunque tiene un claro favorito: el de ‘Regreso al futuro’ (1985). Lo que él hace, sin embargo, es más bien un viaje al pasado con el que acabar diciendo eso de: “Cómo hemos cambiado…”.
**Artículo originalmente publicado en el número 53 de Vis-à-Vis. Compra tu ejemplar en quioscos o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.