Invitó a la Bestia a cenar a casa y la que se lió. Zahara (Úbeda, Jaén, 1983) nos dio a probar hace unos meses el primer adelanto del que es su quinto trabajo de estudio, el segundo autoproducido, y las redes sociales se revolucionaron. En ella dice “si eres tan valiente préstame tú tu vientre, véndeme los hijos que tengan tus hermanas”, un alegato contundente contra la gestación subrogada que ayudó a poner el foco sobre un hecho al que se le hace únicamente caso cuando algún político se intenta marcar un tanto. Su compromiso y vinculación con la maternidad ha ido de la mano de su experiencia como madre primeriza. De hecho, este disco se llama ‘Astronauta’ por su hijo, aunque luego pasó a verse a sí misma como alguien que deja la Tierra y empieza a buscar vida más allá de lo que conoce. Durante la entrevista estaba afectada de la garganta, pero no escatimó en explicar con pasión y naturalidad todo lo que ha vivido y sentido estos años. Es lo que ocurre cuando amas lo que haces.
Has vivido dos creaciones casi al mismo tiempo, una biológica que es tu hijo y otra creativa que es tu nuevo disco ‘Astronauta’. ¿Cómo has podido gestionar tantas emociones juntas?
Han sido procesos separados. De hecho, tenía hasta antes de parir casi todo el disco compuesto, y una vez nació mi hijo y acabó la baja de cuatro meses, empecé a trabajar. Aunque obviamente mi mente crea y hace cosas, pero no había conciertos ni entrevistas ni nada. De todas formas, todo está tan en el ahora que creo que no soy muy consciente, a lo mejor esta pregunta me la haces dentro de cinco años y te digo: “¡Qué montaña viví, madre mía!”. Como lo estoy viviendo en tiempo real no lo he procesado aún, yo a día de hoy que mi hijo tiene un año y un mes me digo: “¿Tengo un hijo?” –ríe–. No soy muy consciente. Pero me pasa con mi disco también, llevo tanto tiempo trabajando en esto y ya está ahí. Todos estos días son tan intensos, todo lo que vivo tiene este nivel de carga emocional que es que no me entero de mucho.
¿Qué nos quieres contar con ‘Astronauta’?
Me he hecho una historia de ciencia ficción, porque soy una gran fan del género. Esto ha tenido una carga súper fuerte y ha estado muy presente, estos tatuajes –se señala un ovni tatuado en su mano izquierda–, es como que siempre me ha encantado. Cuando decidí llamar a este disco ‘Astronauta’, que el origen fue mi hijo imaginándomelo como un pequeño astronauta dentro de la nave nodriza, se empezó a gestar toda la idea, el imaginario astronómico. De ahí pasé a verme a mí como ese astronauta que deja la Tierra y empieza a buscar vida más allá de lo que conoce, como una metáfora del proceso vital que yo estaba atravesando. Entonces, una vez encuentro este camino, el imaginario es un mundo que me interesa, que me apasiona y que a parte la metáfora nace de mí literalmente –ríe–, todo formaba un mismo puzzle que tenía que desentrañar, era súper divertido y estimulante artística y emocionalmente. Todo el disco en sí está repleto de este mundo inventado, desde un mapa con todo el viaje que hace el astronauta donde hay planetas, estrellas, a referencias muy freaks que a quien le guste la ciencia ficción se lo va a pasar muy bien intentado averiguar qué es qué. Es un disco sobre el cambio, sobre la pérdida de algo y la búsqueda de otra cosa. De repente el día que nace tu hijo sientes una serie de cosas que antes no estaban, pero pasan a estar todas las barras llenas al 100%. Sin embargo, lo otro te va dando hostias porque no te lo esperas, el amor, el cuidado, el cariño. Pero que a los tres días te sientas la persona más triste del mundo teniendo lo que más quieres y por lo que llevas un año ahí volcada en ello, es muy shockeante como mínimo.
Haces una analogía entre tú y el piloto Michael Collins, que durante la conquista lunar estuvo desconectado de la Tierra y de sus compañeros. Una soledad parecida que aseguras haber sentido. ¿Qué te ha hecho superar esa desconexión total?
Recuperando la vida, trabajando, por eso es tan importante que la conciliación deje de ser una utopía y sea una realidad, porque somos una generación que nos sentimos realizados con nuestro trabajo. La maternidad es maravillosa y la maternidad te realiza también, de otra manera, pero yo ya era un ser humano realizado antes de ser madre. Ser madre te quita tantas cosas, y no hablo del físico, sino de recuperar la autoestima, la capacidad para quererte como estás, y para eso es importante realizarte. Para mí el momento más duro no fue el primer mes, sino el segundo mes cuando mi marido se incorporó a trabajar y yo no tenía absolutamente nada que decirle. A veces lo miraba y decía: “Se va a dar cuenta de que no hablo, no sé qué contarle, porque durante el día el rato que he podido he dormido y el rato que he estado despierta he estado limpiando pañales, dándole el pecho o calmándolo”. Sin embargo, yo a él le veía agobiado porque tenía mucho trabajo, tenía que recuperar el tiempo perdido, no paraba de hablar por teléfono. Yo le miraba y decía: “Soy una ameba, no tengo nada”. Lo bueno es que eso pasa, en mi caso y creo que en el de muchas mujeres, cuando recupero lo que me hace sentir quién soy yo. Entonces, todo es tenerse en cuenta a una, es decir, que se puede ser madre, adorar a tu hijo y adorarse a una misma. Me gusta pensar que mi hijo cuando me mire dirá “mi madre qué de cosas ha hecho” y para él ser un referente de persona trabajadora, constante y disciplinada.
¿Puede ser que este disco sea el más importante de toda tu carrera?
Cada disco lo es, es decir, obviamente si hecho la vista atrás por cercanía temporal y por implicación emocional lo es, pero siempre que hago un disco me he volcado. Es verdad que es el disco donde he tenido una implicación más clara, más obvia, menos encubierta. En todo siempre estoy yo, todo es muy egocéntrico, para bien y para mal, todo está basado en una historia real. Siempre he intentado buscar en las metáforas esas grandes aliadas para encubrir el mensaje real y sentirme un poco protegida, y aquí he dicho “a la mierda, me da igual”, hablo de lo que hablo, pienso lo que pienso y esta soy yo para lo bueno y para lo malo. Y no pasa nada, es así.
“Siempre he buscado en las metáforas esas grandes aliadas para encubrir el mensaje real, en este disco he dicho ‘a la mierda’, hablo de lo que hablo, pienso lo que pienso y esta soy yo”
Cuando decidisteis ser padres, ¿te llegó a rondar en algún momento esa idea arquetípica de “se me pasa el arroz”?
Sí que hubo una presión personal, sobre todo mía. Si dedicarte a cualquier cosa y quedarte embarazada es un problema, en el mundo artístico aún es más complicado. Había medido muy bien cuándo quedarme embarazada, tenía unos plazos porque no quería que me coincidiera con mi carrera profesional. Tenía claro que quería ser madre, pero no a toda a costa y no quería sacrificar mi carrera. El problema no es que se me pasara el arroz es que voy a estar cansada, no es lo mismo con 34 años que ya estoy agotadísima, a con 37 o con 40.
¿Esta gira la has tenido que configurar muy ad hoc para cuidar de tu hijo?
Lo que hemos planteado es descansos, antes era desde que empieza y hasta que acaba. Ahora empieza, pausa, festivales, pausa y no dormir más de dos días fuera de casa, porque no puedo estar tres días fuera, pero ya por una cuestión mía de que no quiero separarme de mi hijo. Sí que en ese sentido ha cambiado, antes me hacía hasta cuatro bolos seguidos, me llamaban y me decían una charla en tal sitio, al final estaba una semana fuera y me daba igual, ahora eso se acabó. Pero se acabó y no tengo ningún problema, me da igual. Tengo otras prioridades, pero es guay, porque la gente ve que tienes prioridades y también lo entiende y se adapta, el mundo sigue.
¿Y ser madre te ha influido en la composición?
No, pero porque yo nunca pienso mientras creo. La esencia de la creación es que es libre. Entonces cuando escribo no pienso: “Uh, esto va a ofender a…”, simplemente en el proceso de creación transmito lo que tengo en mi cabeza y es después cuando llega el juicio y digo esto debería o no, pero por los valores que yo tengo en ese momento o por lo que creo que representa. Yo intento ser una buena persona y una persona equilibrada y transmitir eso en mi música, pero no pienso que mi música y mis canciones tengan que gustar o tengan que tener un legado o un compromiso, el compromiso viene de antes, viene en como soy y luego se acaban manifestando o no en las canciones. Creo que si condicionas lo que haces al final sale otra cosa, si estás pensando en a quién le va a gustar, dejas de hacer lo que tu crees que tienes que hacer, el arte se ve comprometido por otros criterios ajenos a la obra, entonces no mola.
Cuando lanzaste el tema ‘Hoy la Bestia cena en casa’, ¿tuviste miedo a que la canción no fuera bien recibida por tratar un tema tan polémico?
Claro, mientras yo hacía la canción lo tenía súper claro, pero sí que luego tuve un poco de pudor, sobre todo acercándome al momento de sacarlo, tuve un millón de miedos. Pero ahí tomó el control de la nave el ego, no la creación, sino el puñetero ego. Entonces pensé, a lo mejor no le gusta a todo el mundo, a lo mejor recibo críticas negativas, y eso es un problemón porque entonces la obra puede tener la base que tenga, pero al final no la sacas porque estás condicionado por el qué dirán. Tuve que hacer un ejercicio muy bestia, que duró una conversación con mi manager de 40 minutos diciéndole creo que me he arrepentido, no tenemos que sacar esta canción y acabé diciéndole: “Vale, no la quiero sacar porque tengo un problema con mi ego, es algo que tengo que resolver, sacamos la canción y ya me hago yo la terapia”. Ya asumí que sí y media hora antes de sacar la canción, nadie lo sabía, a las once y media de la noche colapsé y me quedé frita del ataque de nervios. Me levanté a la 1:30 porque mi hijo se había despertado y empecé a leer y todo era bueno, todo el mundo estaba impactado, hubo una acogida súper bestia y todos los que cogían frases de la canción era para sentirse representados, para llamarla himno. Me puse a llorar, estaba en una mano el biberón y con la otra mirando el móvil, y me quedé desvelada un par de horas –ríe–. Y al día siguiente fue más bestia aún, todos los medios que se hicieron eco, toda la repercusión, todos los mensajes privados que recibí, todo bueno, los malos era gente que conversaba.
“Creo que es importante que la gente sepa que al final soy una madre que baja con el moño en la cabeza a comprar el pan y a veces voy con una zapatilla de cada porque no me he dado ni cuenta”
¿En ningún momento recibiste ataques, pese a que hubo gente que personificó la Bestia en el líder de Ciudadanos, Albert Rivera?
No, si lo ha habido no se han molestado en poner el arroba. Entonces, gracias porque me alegro de no haberme enterado porque obviamente mi ego sigue ahí queriendo que todo el mundo me quiera, aunque haya tomado la decisión de poder vivir sin ello –ríe–.
¿El hecho de ser madre es lo que te motivó a mostrar tu opinión en contra de la gestación subrogada?
A mí cada vez me da más grima. Ahora ha salido recientemente esta actriz que me encanta de ‘Interstellar’ Jessica Chastain, que acaba de comprar un bebé de cuatro meses. Leí la noticia y pensé: “Esa madre que ha estado amamantando y cuidando a su hijo durante cuatro meses y se lo han quitado”. Es que se me saltan las lágrimas, no puedo imaginar cómo esa mujer le ha hecho eso, cómo no tiene un mínimo de empatía por muchas ganas que tenga de tener un puñetero hijo, me parece la deshumanización, cómo puedes meter un niño en tu vida de esa manera, es que no lo puedo entender, me encantaría que me lo explicaran. Es de eso de lo que hablo al final, es un tema que me toca, que me hace daño de verdad, esto me duele, por eso hice la canción.
El anti-glamour
Se tiende a idealizar el mundo de la música y de los músicos, pero la vida de una cantautora como tú es más terrenal que estratosférica, ¿no?
Bueno madre mía, ya te digo. El otro día fui a la Fnac de Barcelona, no podía cantar porque estaba muy mal de la garganta, agotada y me quería echar una siesta, pero no había nada. Me metí en un cuartito, puse cuatro telas en el suelo y me eché una siesta. Pensaba: “Es que soy una anti-glomour”, pero al final soy un ser humano. Es verdad que hay una parte muy brillante que tiene que ser así para que exista la magia, pero obviamente como toda magia tiene un truco y el truco es muy feo, es lo cutre, lo que está detrás. Entonces, lidiar con qué parte del truco muestras y qué parte dejas a la magia es una misión de cada uno personal de cómo llevar su carrera.
Precisamente creo que una de tus grandes cualidades que te hace conectar tanto con el público es que no te cortas a la hora de mostrar ese ‘cutrismo’.
De esto me he dado cuenta a posteriori, al principio quería ser una estrella y sólo mostraba la magia –ríe–. Me acuerdo de mis primeros conciertos que pensaba en estar en el escenario callada y ser como Nick Drake, tocar y que la gente se vaya como habiendo creado un enigma y diciendo: “¡Guau Zahara qué magnética!, solo con su mirada y su voz transmitía”. Luego salía al escenario, me tropezaba, empezaba a contar cosas, me liaba y luchaba contra eso. Lo bueno es que como empecé hace tanto tiempo, y entonces no habían redes sociales, pude hacerme una carrera de muchos errores para ahora tener una sabiendo que el error es mi aliado y que la naturalidad es mi mejor amiga. Pero hay veces que también me gustaría tener un poco más de glamour, porque a mí me gusta verlo también –ríe–. Creo que es importante que la gente sepa que al final soy una madre que baja con el moño en la cabeza a comprar el pan y a veces voy con una zapatilla de cada porque no me he dado ni cuenta, o salgo a la calle y me pregunto si me he vestido, porque a veces esto pasa.
Me acuerdo cuando el año pasado visitaste a los concursantes de OT y les dijiste que es importante asumir que los errores forman parte de uno mismo.
Yo recuerdo hace años con un amigo que se dedica a la música se desetiquetó de todas las fotos en Facebook, cuando se usaba Facebook –ríe–, donde salía mal. Yo lo que hacía era lo contrario, era compartirlas porque cuando tú no controlas lo que hay de ti, no puedes pretender ir censurando eso, están ahí, también eres tú con un mal ángulo, con un mal flash y en un mal momento o en un momento increíble pero obviamente no favorecedor. ¡Qué más da!, no somos tan importantes, todo el mundo tiene una mala foto. El problema a día de hoy es esta obsesión por estar siempre perfectos. Obviamente cuido mi imagen y mi imagen es importante, el problema es cuando eso pasa de ser importante y cuidado a una obsesión. Partiendo de eso, fue cuando me di cuenta de que lo imperfecto formaba parte de mí, como el tropezarme, el no hablar bien a veces, decir más cosas de la cuenta o soltar una burrada en Twitter. Y al final vivo mucho más tranquila sabiendo que eso va a pasar, que no pretendiendo que todo a mi alrededor sea un castillo de cristal precioso, que en cualquier momento con una pedrada se me va a romper. Por eso se lo recomendé, porque estar en un programa como ese donde están tan expuestos, donde todo es tan visual, con esa exigencia que tiene, a veces hay que decir no pasa nada que tengas un mal día y que cantes mal o que desafines.
“La autogestión es muy sacrificada, el 80% del tiempo que trabajo en mi carrera es con cosas que no tienen nada que ver con cantar, ni con canciones ni con la música”
Un error que supiste asumir, y del que aprendiste, fue que para poder hacer lo que querías tenías que romper con tu anterior discográfica y caminar sola.
Lo importante de los errores es que sean tuyos, porque si el error es tuyo te lleva a un aprendizaje, más pronto o más tarde. Pero si el error es de otro y tú en tu fuero interno sabes que se están equivocando los demás, no solo no aprendes sino que encima también te puede llevar a reforzar una idea errónea. Pero ese error ya no sirve de nada, solo puede generar cosas malas, frustración, que te vengas arriba y tal vez era mejor que te hubieras equivocado. Equivocarse es importante.
¿La autogestión es la mejor opción para ser honesto con lo que uno hace?
Con la autogestión el problema es el dinero, yo pude gestionar mi carrera en el primer caso con mi disco ‘Santa’ porque pedí dinero, y en este disco porque he ahorrado mucho dinero y he pedido también. Es verdad que ahora es más sencillo grabarse un disco sin medios, hacerse fotos sin medios y hacerse un videoclip sin medios, por suerte eso puedes hacerlo. Pero también requiere mucho tiempo, mucha dedicación y la gente no sabe eso, la autogestión es muy sacrificada, o sea, no se pueden hacer una idea. Yo el 80% del tiempo que trabajo en mi carrera es con cosas que no tienen nada que ver con cantar, ni con canciones ni con la música. Son reuniones, son pagos, son gestiones, es agendar, preparar estrategias, desarrollarlas, estar todo el puñetero día de un sitio para otro y luego hay ratitos donde canto y hago canciones, pero lo demás es otra cosa. No es que sea el mejor camino, es uno. Como todo en la vida desde que tenemos este capitalismo tan precioso, tendrás que hacerle caso a quien pone el dinero, porque para eso lo ponen, como dueño del producto decide qué quiere hacer. No existe el camino de rosas fácil, ninguno lo es, porque hasta cuando hay un gran sello con mucho dinero también es muy sacrificado. Hay ejemplos como Rosalía, que son excepciones únicas, por cómo se ha planteado su carrera, por lo que está haciendo, por la campaña de marketing, por la inversión económica. Esto no pasa todos los días.
Hablando de ser honesto, tu relación con tus canciones es muy así, porque decides no cantar canciones con las que ya no empatizas.
Me encanta hacer discos para quitar canciones del repertorio, porque cada vez me conecto menos con las antiguas y es un problema, porque yo sé que a la gente le gusta. Pero también sé que a la gente lo que le gusta de mí soy yo, con mi honestidad, con mi implicación. Entonces, si canto canciones con las que no me implico, sé que no les va a gustar. El público es súper generoso y respetuoso, es como que me dice: “Danos lo que quieras Zahara, que nos va a parecer bien”, y yo pienso: “Qué majos son y qué bien nos hemos entendido”. Me pasó con el tema Con las ganas, ahora la canto porque me emociona mucho ver lo que ha pasado con la canción, pero el origen está en un lugar que no sé ni cuál es, ya no conecto con esa historia. Pero sí conecto con la que está pasando ahora, con la cantidad de mensajes que recibo cada día de gente que se emociona con esta canción, que llora, que es su canción, que se casa con esta canción, que rompe con esta canción, que versiona y es súper bestia. Es que son 50 millones de reproducciones en YouTube, se dice pronto, que la siguiente canción que tiene más visualizaciones es Hoy la Bestia cena en casa que tiene casi un millón. Yo no soy ajena a eso y me emociona, y cuando deje de emocionarme dejaré de cantarla y por mucho que me la pidan pues se lo explicaré y le diré: “Tronco, no te la canto”.
Despegando en 3, 2, 1…
A partir de enero, Zahara despegará con su nave nodriza para girar por varias ciudades de España y presentarnos en directo ‘Astronauta’:
17 enero MADRID · LA RIVIERA
18 enero MADRID · LA RIVIERA
25 enero ZARAGOZA · LAS ARMAS
26 enero BARCELONA · XX FESTIVAL MIL·LENI
01 febrero GRANADA · INDUSTRIAL COPERA
02 febrero MÁLAGA · LA TRINCHERA
08 febrero BILBAO · SALA STAGE LIVE
09 febrero DONOSTI · BATAPLAN
22 febrero MURCIA · SALA REM
24 mayo SEVILLA · INTERESTELAR
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