Viajamos al pasado con la polifacética Cristina Boscá

La presentadora, que se encuentra en la recta final de su embarazo, saca tiempo para regresar con nosotros a su etapa más teen.

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La adolescencia es esa etapa natural de la vida en la que te vuelves más o menos inaguantable, luchas cada mañana contra un ejército de acné y lloras cuando tus ídolos dejan de serlo. Nos convertimos en seres revolucionados hormonalmente, incomprendidos y con muchas ganas de bronca. Unas joyas, vamos. Pero a Cristina Boscá (Valencia, 1982) todo eso le encanta. Es más, ha hecho suyo el lema “forever teen”.

En tres segundos, Cristina, volvemos a la adolescencia, ¿estás preparada?
Yo siempre me siento adolescente. A veces me miro al espejo y digo: “¡Ay, me estoy haciendo mayor!” –bromea–.

¿Ese punto teen es algo que adoptas por imagen?
Forma parte de mí, para desgracia de mi madre –ríe–. Pero yo nunca he sido muy vehemente ni he gritado en primera fila a ningún artista. Soy la típica fan que llora a escondidas emocionada junto a la mesa de sonido. En mi caso, lloro con Robe Iniesta, James Bay o Rihanna. Pero, quizá, lo que me hace estar más cerca de los adolescentes es que respeto mucho sus gustos y me intereso por descubrir qué es aquello que les ha enganchado. Esa es la verdadera actitud teenager, bajo mi punto de vista. No descartar nada por prejuicios, no pensar que ya lo conoces todo y que nada te va a sorprender. Y, sobre todo, no opinar que las nuevas generaciones han perdido el norte y que los que molaban eran los de la tuya. Esa forma de pensar, que la tiene gente de cualquier edad, es para mí ser viejo.

Cuando era pequeña le escribí un carta a Axel Rose donde le decía que por favor viniera a las fallas de Valencia, que se podía quedar en mi casa, Cristina Boscá

¿Te imaginas con 50 años con ese mismo espíritu?
Solo os voy a decir que el día que descubrí el personaje de Phil Dunphy de la serie ‘Modern Family’ pensé: “Ahí está, él es mi modelo a seguir. Un padre de familia, trabajador, adulto… pero más teenager que sus hijos”.

Hablando de ídolos, ¿con quién forrarías ahora tus carpetas de apuntes?
Lo haría con una fotografía enorme de Justin Bieber –ríe–. Luego también pondría alguna en grande de Adam Levine, Shawn Mendes o James Bay. Y, por supuesto, de Rihanna, Katy Perry y Beyoncé. ¿Ves como soy una verdadera teenager?

¿Hasta el punto de abalanzarte sobre alguno de ellos?
Desde luego. Con Rihanna –Cristina le acompañó en una gira a finales de 2012– fue difícil gestionar mis nervios porque soy muy fan y cuando la tuve al lado pensaba: “Joder, qué fuerte”. Me emocionó mucho aquello, aún me cuesta hasta hablar. Con Bon Jovi también me ocurrió, cuando le tuve delante casi me muero. Durante una retransmisión en directo del festival Rock in Rio me dijeron que me colara en su camerino. Llegué a meter medio cuerpo antes de que Richie Sambora, el guitarrista de la banda, se girara y empezara a llamar a seguridad. Casi me echan del recinto. Yo estaba: “Jon te quiero, Jon I love you”. Todo muy loco.

Aparte de aquello, ¿cuál es la mayor locura que has hecho por un artista?
Cuando era pequeña le escribí una carta a Axel Rose donde le decía que por favor viniera a las Fallas de Valencia, que se podía quedar en mi casa. Fíjate, Guns N’ Roses, que llegaron a España por primera vez en el año 84 en jet privado…

Bueno, eso y escribir una fanfiction de los Gemeliers… ¿Por qué ellos?
Porque Jesús y Dani tienen esa magia, ese algo que los hace carismáticos y con lo que desatan un fenómeno fan a su alrededor increíble. Su vida, su éxito, sus fans… Todo me parece muy emocionante y el ambiente perfecto para narrar una historia como la que yo soy capaz de contar, con mi experiencia en radio, conciertos, artistas… Un mundo que, por suerte, he podido conocer muy de cerca y que llevaba tiempo queriendo acercar también por escrito.

¿Pensaste en el negocio que podría generar el fenómeno fan para escribir sobre esto?
Más que en el negocio, en la repercusión. En la oportunidad de que aquellas historias que escribía desde pequeña pudieran hacerse grandes y ser leídas por mucha gente que me daría la oportunidad gracias a ellos. Porque, por desgracia, la literatura, hoy en día, ni con el libro más comercial es un gran negocio.

¿Crees que hay gente que piensa que es raro que escribas algo así?
Sí.Tengo muchos compañeros que me han criticado. Los mismos que creían que me equivocaba al presentar eventos de youtubers y trabajar con ellos, hace ya cuatro años cuando fui de las primeras de los medios en hacerlo. Prepotentes ignorantes que no saben que todos tenemos siempre algo que aprender de los demás. Es fascinante intentar descubrir qué es ese “algo” que posee una persona capaz de volver locos a tantos. Soy muy feliz con las decisiones que he tomado. Han sido experiencias maravillosas que me han abierto muchas puertas. Ahora, por ejemplo, la editorial quiere seguir trabajando conmigo como autora, más allá de ‘FOREVER’.

¿Ha cambiado la forma en que un adolescente ve a sus referentes?
Sí. Creo que cuando yo era adolescente existía una barrera mayor entre el ídolo y el fan. Lo habitual era ir a una firma de discos y decirle: “Me encanta lo que haces” y ya está. Pero ahora los fans se abalanzan sobre ellos, les abrazan, les dan besos, se hacen fotos… Es un cambio muy bestia. También las redes sociales han hecho que cuando veas a una persona que es tu ídolo digas: “Si es que ya le conozco” –ríe–.

Entonces, nada de viajes en el tiempo porque tú sigues teniendo aún un lado muy teen, ¿no?
Por supuesto que sí, tengo trabajos tan divertidos que es imposible no sacarlo. Yo llego a ‘Anda Ya’ –programa de Los 40 Principales– y tengo que estar eligiendo contenidos, pero en cuanto hemos distribuido el curro y tomado las decisiones necesarias ya estoy todo el tiempo de cachondeo. Siempre estoy diciendo: “¡Tía, mira qué fuerte lo que ha publicado Justin Bieber!”, es muy teenager todo lo que hago –ríe–.

*Artículo originalmente publicado en el número 49 de Vis-à-Vis. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android. 

Foto David Mairena