Este restaurante te llevará al cielo culinario y no solo por sus suculentas recetas que fusionan la tradición de la cocina vasca con las técnicas culinarias más vanguardistas. Élkar, a manos de los chefs vascos Sergio Ortiz de Zarate y Beñat Ormaetxea, acaba de abrir sus fogones en la planta 33 de la imponente Torre Emperador Castellana. Situado a 160 metros de altura, el nuevo restaurante madrileño ofrece unas impresionantes vistas del skyline de la capital para acompañar a unos platos innovadores con el maridaje de vinos como punto fuerte.
Élkar significa en vasco “juntos”, lo cual resume a la perfección la esencia del primer restaurante en el que dos cocineros de renombre se reparten la carta a cuatro manos. El estrella Michelin Sergio Ortiz de Zarate es un enamorado del mar y un experto en todas aquellas recetas que giran entorno al pescado y el marisco. Por su parte, Beñat Ormaetxea, Premio Nacional de Jóvenes Chefs, domina a la perfección todas las carnes de caza. Los dos cocineros se conocieron en la Escuela de Hostelería de Leioa y, desde entonces, tuvieron claro que en la unión hace la fuerza.
El resultado es una carta de más de 20 platos entre los que encontramos cosas como cigala en Carpaccio con helado de vinagre de Orduña y piñones, arroz socarrado de pescados y mariscos o ciervo en civet con ciruelas y orejones. Y en cuanto a los postres, los más golosos disfrutarán con la calabaza glaseada con vainilla de bourbon o la torrija caramelizada de pan de brioche con crema helada de intxaursaltsa. En cuanto a los menús degustación, ofrecen dos: uno de ocho platos que definen como un cuidadoso equilibrio entre mareas y aires que bañan las laderas del Bizkargi, y otro de 10 para tomarse un poco más de tiempo o disfrutar de los sabores, texturas, sensaciones.
Asimismo, el local cuenta con una antesala en la que se organizarán catas presenciales a cargo de su sumiller, Juanjo González. Unas degustaciones a las que se unirán de manera frecuente y virtual otros prestigiosos enólogos de bodegas de Logroño, Jerez o California para ilustrar a sus clientes más sibaritas con una cava de más de 400 vinos distintos.
Las bellas vistas de las azoteas madrileñas y la sierra, ahora ya nevada, es otro de los principales reclamos del nuevo local. Por eso, las mesas están dispuestas junto a unos grandes ventanales para que sus 49 comensales puedan disfrutar del incomparable entorno, mientras que la mesa central está a mayor altura que las otras para no entorpecer la visión. Además, el restaurante cuenta con cuatro comedores privados repartidos en la misma planta 33. La alta restauración era esto.
¿A qué esperas para darte un festín a vista de pájaro?