Le gusta levantarse tarde —si es posible, no antes de las 11—, es fan de los dibujos animados y de Rosalía, se considera un gran entrenador Pokémon y sabe hacer muy buenos capuchinos. Alessandro Mahmood (Milán, 1992) se define como un chico de barrio, aunque reconoce que también tiene ese punto de locura tan propio de los de su gremio. Después de conseguir popularidad internacional gracias a su segundo puesto en Eurovisión 2019 con Soldi, ya va por su segundo disco, ‘Ghettolimpo’, y hasta ha firmado la banda sonora de ‘Zero’, una serie de Netflix. Y sí, aunque es italoegipcio, responde a esta entrevista en un correctísimo español que aprendió en el colegio y que perfeccionó cuando iba a Barcelona de vacaciones. Este chico es todo talento y sorpresas.
¿Dónde aprendiste a hablar español tan bien español?
Lo estudié en la secundaria y me gustó muchísimo. Estuve de vacaciones cuatro o cinco años con mis amigos en Barcelona y por eso empecé a hablarlo con la gente. España me encanta. En Madrid estuve por primera vez el año pasado para trabajar y me pareció una ciudad bellissima.
No ganaste Eurovisión pero eres uno de los participantes más recordados. Aun así, ¿te quedaste con la espinita?
Quedar en segundo puesto fue muchísimo. Eurovisión fue una experiencia increíble de la que tengo muy buenos recuerdos. Me pareció surrealista. Trabajé en un contexto donde todo parecía casi una película, por la ropa que se ponían, por la manera de cantar sobre el escenario… Yo tenía más ansia en San Remo —donde sí ganó— que en Eurovisión. No había entendido bien la misión que tenía allí, por eso lo traté como si fuera un juego.
Parece que la gente siempre espera que los artistas sean personas peculiares, pero tú te defines como un chico muy normal. ¿Eso decepciona a algunos fans?
Creo que no es cuestión de ser normal o un artista extraño. Lo importante es ser uno mismo, ser espontáneo, sin demasiada cosa artificial. No soy un chico normal, porque a veces estoy un poquito loco, pero sí natural.
¿Cómo es un día en tu vida?
Duermo muchísimo —ríe—. Me despierto a las 11, cuando no tengo que trabajar, y por la mañana me gusta ver dibujos animados. Después, cuando estoy inspirado, intento escribir algo. Cuando estaba cerrando el disco, escuchaba las mezclas muchas veces. Es lo que yo llamo la escultura final de la canción, ver si la canción final tiene las mismas emociones que me dejaba cuando la escribí la primera vez. Con mis productores he intentando dejar un sonido común a todo el disco, lo cual es difícil porque algunas canciones las com- puse hace dos años, así que cuando salga el disco me parecerán demasiado viejas — bromea—. Pero estoy muy contento porque es un trabajo más maduro que el primero.
Tu música también está muy influenciada por tus orígenes multiculturales, ¿cierto?
Mi padre es egipcio y mi madre italiana, de Cerdeña, pero solo hablo sardo porque ellos se separaron cuando yo tenía cinco años y no pude aprender árabe. Me acuerdo de la música árabe que me hacía escuchar mi padre cuando era pequeño, por eso me gusta tanto ahora. También estuve dos veces en El Cairo, con 8 y 12 años, y aprendí mucho de esa experiencia. En mi mente tengo muchos recuerdos de los lugares, los colores… Pero ya no volví nunca más. Me crié en Milán.
¿De dónde viene ‘Ghettolimpo’, el título de tu segundo disco?
Viene inspirado por la mitología griega, haciendo referencia a los Dioses del Olimpo pero llevados a héroes modernos que viven su día a día superando los obstáculos y dificultades con los que se encuentran. Para mí, esos son los actuales dioses y los que me inspiran, simples personas extraordinarias que intentan dar sentido a sus vidas en el mundo actual, pese a las adversidades con las que se enfrentan.
En busca de la libertad
Compusiste tu primer disco mientras trabajabas en un bar. ¿Cómo te las apañaste?
Tengo la suerte de tener una familia que trabaja en restauración. Cuando era pequeño el hermano de mi madre compró varios bares en Milán, lo que me dio la oportunidad de aprender el oficio. Mi madre también tenía un bar detrás del Duomo de Milán, así que después de clase me iba allí a trabajar. Y cuando terminé el Liceo —la educación obligatoria italiana—, como no fui a la universidad, me inscribí en una escuela de música donde estudié solfeo, piano y composición. Antes de los 18 años no había escrito ninguna canción. Esos cursos me los pagaba trabajando en otro bar.
Sabemos que Soldi es la canción en italiano con más escuchas en streaming de la historia, ahí es nada…
No sé, no miro mucho los números —y mientras dice esto, su representante italiana nos confirma que el dato es correcto—. Es algo muy grande, sí, y soy muy feliz porque quiere decir que mucha gente me escucha y apoya, pero al mismo tiempo no me gusta estar pendiente de estas cosas. Si eres dependiente de todo esto, a veces la parte artística puede perderse un poco. Si siempre quieres estar en el top, tienes que hacer un determinado tipo de canciones, con una estructura peculiar. En este periodo me siento más libre de hacer lo que me gusta, sin pensar en las listas. Tengo que decir que esto me hace sentir bien.
Una de las frases de tu canción Inuyasha dice: “Nunca seré uno de esos ni- ñatos ricos”. ¿Se puede seguir siendo un chico de barrio vistiendo marcas de lujo?
Si tú no has vivido determinadas situaciones en tu vida puede ser divertido, pero para mí las cosas importantes son las relaciones entre las personas que amas. Mi familia y mis amigos tienen la preferencia. El mundo fashion me gusta porque creo que hoy la música está directamente conectada con el mundo de la moda, con la imagen. Un artista tiene que ver el arte a 360 grados.
¿Te molesta que la gente se interese o haga especulaciones sobre tu vida privada?
Me da igual. No soy estúpido, si uno es un personaje público la gente va a querer saber de ti, pero para mí no es un problema. Cuando puedo, en mi stories digo qué estoy haciendo y con quién, soy bastante transparente en mis redes sociales.
Por cierto, nos han dicho que eres muy fan de Rosalía.
Soy muy fan de ella y de muchísimos artistas españoles y latinos, también de Nathy Peluso o Feid, con quien escribí el tema Dorado. Y he escrito otro que espero sacar muy pronto. Me gustan las canciones en español porque son muy melódicas.
**Artículo originalmente publicado en el número 55 de Vis-à-Vis. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.