Si amas la naturaleza, estos hoteles paisaje son para ti

Desfragmentados, sobre pilotes, apaisados, discretos, orgánicos o industriales, silenciosos, camuflados, bonitos... He aquí alojamientos sin impacto natural pero sí emocional.

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El lujo, por fin, era esto: un saludo al sol sin humos ni vecinos, un atardecer enmarcado en el dormitorio mejor que un cuadro de John Constable, una estrella fugaz a vista de terraza privada sin más distracción que el estruendo de los grillos. Daniel Mayo, arquitecto y CEO del hotel VIVOOD, resumió en la última edición de Fitur que un hotel paisaje se basa en: “Un turismo de calidad, un turista que se preocupa por la sociedad local y los productos de la zona y, sobre todo, un turismo sostenible que pone en valor y acerca los paisajes del entorno donde el hotel se asienta”.

Con apenas dos años de vida, el multipremiado VIVOOD tira del carro de este modelo incipiente de hospitalidad. Superando la hotelería con encanto y definiendo una categoría comprometida con unos valores revolucionarios. Acaba de ser sede del primer Congreso Mundial de Hoteles Paisaje. En una ladera abrupta del valle alicantino de Guadalest, entre las sierras de Aitana y la Serrella, unas cajas de madera y viroc negro fueron montadas en taller y plantadas con grúa sobre la pendiente para transformarse en suites abiertas a la puesta de sol. Interiores sencillos y confortables, una ducha más que reparadora y una cama desde la que comerse el horizonte.

Imagen mediterránea emparentada a miles de kilómetros con el nórdico The Juvet Hotel. Cajas similares elevadas por pilotes para salvar el terreno y hacer testigos a sus huéspedes de una visión en primer plano de la gélida exuberancia exterior de Valldal. Noruega sin aditivos. Los arquitectos Jensen & Skodvin lucieron, además, a su criatura en la película ‘Ex Machina’, haciendo del hotel una residencia aún más inquietante y minimalista.

The Juvet Hotel. Minimalismo nórdico frente a la gélida y salvaje Noruega.

Bonitos, emocionantes y sostenibles

Sin embargo, los hoteles paisaje no se limitan a ser platós de filmes futuristas ni sets fotográficos. Son espacios vivibles, amables en la convivencia pero de placer intenso en la privacidad de cada reducto habitacional. Son hoteles que distraen la aglomeración y siempre parecen ser ofrecidos en exclusiva a cada ocupante. El delicioso Consolación, en Monroyo (Teruel), es mucho más que un hotelito rural. En su caso, la idea de sus cubos de madera cuperizada toma como referencia el naturalismo de Craig Elwood. Recuerda a Encuentro Guadalupe, el campamento ecológico mexicano de Baja California formado por una veintena de cabañas, forradas en acero corten, que han sido desperdigadas por un rancho de viñedos con la inmensidad como telón de fondo. Arquitectura de bajo impacto que apenas roza el suelo.

La afición a los hoteles paisaje abre una modalidad que satisface el sueño infantil de vivir libremente por encima de las ataduras convencionales. A lo Tarzán. Las estructuras habitacionales con forma de camaleón gigante que Luis Rebelo de Andrade diseñó como guinda a las ecohouses del hotel Pedras Salgadas, en la fregesia portuguesa de Bornes de Aguiar, permiten cumplir esa fantasía entre pinos. O cada una de las ideas locas puestas en marcha en la Laponia sueca por el ejemplar TreeHotel, que van más allá con tal de subvertir nuestros esquemas mentales. Una libélula, un cubo de espejos, un nido de pájaro, un OVNI. La imaginación es el límite, mientras la naturaleza no sufra y el huésped sobrevuele entre los árboles.

TreeHotel. Paisajismo por todo lo alto en este hotel de la Laponia sueca.

Entre viñas, precisamente, de malvasía de La Geria se agazapa el escondite de Gonzalo y Mayca Bethencourt. Buenavista Country Suites garantiza una estancia que invita a frotarse los ojos ante el paisaje surreal de lava negra, auténtico protagonista. La mezcla entre los elementos tradicionales y los lujos contemporáneos no distraen del asombro que siempre suscita el Lanzarote volcánico, que se cuela sin avisar por las paredes transparentes de las habitaciones. Desde la bañera de obra se contempla cómo los volcanes se tiñen con los colores del ocaso hasta quedar iluminados por el mar de estrellas.

Quedan muchos por mencionar y vivir: Ecorkhotel, en la dehesa de Évora; Tierra Patagonia, en el chileno Parque Nacional Torres del Paine; Ion Adventure Hotel, en el último confín de Islandia; Cae a Claveles, en un praderío cerca de Llanes… La generación de los landscape hotels ha nacido para quedarse, para que nos asomemos de otra manera al paisaje.

Buenavista Lanzarote. Un viñedo ecológico donde alojarse.

*Artículo originalmente publicado en el número 50 de Vis-à-Vis. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.