Despúes de seis días de hipótesis y constante búsqueda, el desenlace fue el peor posible. La actriz Naya Rivera, famosa por haber participado en la serie ‘Glee’, fue encontrada sin vida en el lago Piru de California donde había desaparecido mientras paseaba en bote con su hijo de cuatro años. Con ella ya son cinco los miembros del equipo de la exitosa serie musical de Ryan Murphy que han fallecido y que hacen que muchos hablen de la “maldición de Glee”. Aunque esta no es la única ficción salpicada por la tragedia. Aquí repasamos otras películas y series con historias truculentas detrás que nos demuestran que la realidad siempre supera a la ficción.
‘Glee’ (2009-2015)
La creación de Ryan Murphy es una de las series más desdichadas debido a las extrañas y numerosas muertes de varios miembros del equipo artístico y técnico. La primera pérdida que vivió el universo de ‘Glee’ fue la del actor Cory Monteith, uno de los protagonistas de la ficción desde su estreno en 2009. En 2013, el actor, que tenía 31 años y llevaba tiempo luchando contra su adicción a las drogas, apareció sin vida en el hotel Fairmont Pacific Rim de Vancouver. Según la autopsia, falleció por una sobredosis de heroína y alcohol. Tres meses después, el asistente de dirección Jim Fuller murió debido a una insuficiencia cardíaca a los 41 años. Y cuatro meses después, la hermanastra de Julia Roberts y asistente de producción de ‘Glee’, Nancy Montes, se suicidaba culpando en una nota a Roberts de ello.
Pero estas no han sido las únicas bajas de la ficción musical. En 2014, el novio de la actriz de ‘Glee’ Becca Tobin, Matt Bendik, aparecía sin vida tras lo que se calificó de muerte súbita; mientras que en enero de 2018, el actor Mark Salling aparecía ahorcado en un árbol cerca de su casa. La última de las tragedias la ha protagonizado Naya Rivera, que ha muerto ahogada tras arrojarse del bote en el que iba para salvar la vida de su hijo.
‘Poltergeist’ (1982)
Esta terrorífica producción de Steven Spielberg vio morir a varios de sus protagonistas y de formas muy extrañas. La primera de las tragedias ocurrió pocos meses después del estreno de la primera película. El 30 de octubre de 1982, Dominique Dunne, quien había interpretado a la hermana mayor de la familia protagonista, murió estrangulada a manos de su ex novio. La segunda película, estrenada cuatro años después, contó con personajes nuevos como el Reverendo Kane y el brujo Taylor, que fueron interpretados por Julian Beck y Will Sampson, respectivamente. Beck, que comenzó el rodaje enfermo de un voraz cáncer de estómago, no llegó a finalizarlo y murió en septiembre de 1985. Por su parte, Sampson murió en 1987 poco después del estreno de la cinta a causa de una complicación post operatoria.
Aunque, sin duda, la muerte más inesperada y que terminó por sellar la maldición de las películas fue la de la joven protagonista Heather O’Rourke. La actriz que daba vida a la pequeña Carol Anne falleció con 12 años sin haber terminado el rodaje del tercer título de la triología. La causa, según dictaminó el forense, fue por una parada respiratoria debido a una estenosis intestinal aguda, una extraña enfermedad que no le había sido diagnosticada. De hecho, la película debió terminarse usando a una doble en varias escenas.
El cuervo’ (1994)
Solo hubo una muerte vinculada a esta película sobre la venganza, pero fue tan trágica e inesperada que fue suficiente para que esta cinta de Alex Proyas pasara a la lista de películas malditas. Todo ocurrió el 31 de marzo de 1993 durante el rodaje de una escena en la que el protagonista, el actor Brandon Lee, hijo de Bruce Lee, debía recibir un disparo de fogueo de una Magnum 44. Por desgracia, y debido a fallos de producción, la bala era de verdad y acabó con la vida del joven y prometedor actor. Al principio, nadie se percató de nada y solo vieron al intérprete tendido en el suelo, pero cuando el director dio el corte todos fueron conscientes de lo que había ocurrido.
Rápidamente lo trasladaron al hospital New Hanover Regional de Wilmington (Carolina del Nirte), donde le sometieron a una cirugía de cinco horas. Sin embargo, nada pudieron hacer por él y Brandon Lee murió con 28 años. En 2019 intentaron hacer un remake de la misma protagonizada por Jason Momoa y dirigida por Corin Hardy, pero, finalmente, ambos decidieron abandonar el proyecto. Según Sony Pictures, va a retomarse pronto con un nuevo equipo, aunque de momento no hay nada seguro.
‘El exorcista’ (1973)
Otra de las cintas sobre las que se cierne un halo que muchos consideran maligno es este clásico de 1973 protagonizado por la adolescente Linda Clair y Jason Miller. Para empezar, durante el rodaje hubo varios accidentes y hasta se incendió uno de los platós y decorados, lo que retrasó bastante el inicio de las grabaciones. Eso sí, pese a que toda la que iba a ser la casa de los MacNeil quedó inservible, la habitación de la poseída Reagan se mantuvo intacta entre las llamas. Además, Linda Clair y la actriz que hacía de su madre, Ellen Burstyn, sufrieron bastantes accidentes durante el rodaje. De hecho, Ellen Burstyn se dañó la espina dorsal y quedó tocada para siempre. Si a todo esto sumamos las extrañas sombras que mucho decían ver, no sorprende que se contactara con un sacerdote para que bendijera el set antes del rodaje.
Y luego están las trágicas pérdidas de los actores Jack MacGowran y Vasiliki Maliaros, cuyos personajes también morían en la película y que fallecieron durante la post-producción. Vasiliki Maliaros tenía 89 años y murió por causas naturales, pero MacGowran murió con solo 54 debido a una gripe que contrajo durante el rodaje. Pero la cosa no acaba ahí. Uno de los técnicos fue asesinado y el vigilante nocturno del estudio fue hallado sin vida. En total fueron nueve los miembros del equipo que murieron antes de que la cinta se estrenara.
‘Rebelde sin causa’ (1995)
Aunque en este caso entre algunas de las muertes se sucedieron con décadas de diferencia, sí que sorprende que ninguno de los jóvenes actores que protagonizaron esta mítica película de 1955 llegara a superar los 43 año de edad. El primero en tener un desenlace nefasto fue el protagonista, James Dean. Este prometedor actor ni siquiera vio estrenada la que fue su tercera y última película, ya que se estrelló con su Porsche Spyder el 30 de septiembre de 1955 cuando tenía solo 24 años. A él le siguió el actor de reparto Nick Adams, amigo íntimo suyo, que 11 años después murió por una sobredosis de fármacos en extrañas circunstancias.
El siguiente en vivir una tragedia fue el sex symbol del momento, Sal Mineo, quien en 1976 murió apuñalado cuando volvía a su casa tras romper con su novia. La bella protagonista de la historia, Natalie Wood, tampoco se libró y en 1981 murió ahogada cuando se cayó de un yate en el que viajaba con su esposo, Robert Wagner. Un fallecimiento envuelto en misterio y poco esclarecido del que muchos culparon al marido. A día de hoy, sigue sin resolverse.
‘El conquistador de Mongolia’ (1956)
El caso de esta obra del cine bélico, más que maldición, fue una tragedia causada por la irresponsabilidad de los productores del filme y por una mala planificación a la hora de buscar los decorados y ubicaciones. Durante años muchas personas creyeron que esta cinta de 1956 estaba gafada porque de los 220 miembros del equipo artístico y técnico, 91 habían desarrollado algún tipo de cáncer para 1979. Pero ni los malos augurios ni las supersticiones fueron los causantes de ello. La única culpable fue la radioactividad. Y es que esta superproducción protagonizada por John Wayne y producida por el magnate Howard Hughes se rodó en una zona contaminada.
Gran parte de la cinta se filmó en las afueras de la polvorienta ciudad de St. George, en Utah, a 160 km de un área de pruebas nucleares donde solo en 1953 el Gobierno estadounidense hizo 11 pruebas radiactivas. Por eso, no es de extrañar que, tras meses sometidos a tanta toxicidad, gran parte del elenco sufriera diferentes tipos de cáncer. Además, el rodaje fue agotador, con temperaturas que rondaban los 40ºC y muchos riesgos. De hecho, la actriz principal, Susan Hayward, casi es devorada por una pantera durante las grabaciones.
‘Salvados por la campana’ (1989-1993)
Se podría considerar a esta serie de Sam Bobrick como la ‘Glee’ de los años 90. Surgida a finales de 1989, las aventuras y problemas de seis estudiantes californianos fue todo un fenómeno y la serie arrasó en medio mundo –aunque no duró tanto como el gran éxito de ‘Sensación de vivir’–. Aunque los jóvenes protagonistas parecían tener un futuro prometedor, lo cierto es que ninguno consiguió triunfar demasiado en el mundo de la actuación. Además, algunos tuvieron problemas legales, con las drogas y trastornos mentales, por lo que no es de extrañar que muchos los consideren gafados. Para empezar, dos de las protagonistas, Tiffani-Amber Thiessen y Elizabeth Berckley, tuvieron poco recorrido en el mundo de la actuación y sus personajes más recordados son los de la popular serie. Esta última vio su carrera truncada tras aparecer desnuda en la película de striptease ‘Showgirls‘. Por su parte, la actriz Lark Voorhies no ha tenido un recorrido mucho mejor y sufre un grave trastorno de bipolaridad según su madre, aunque ella lo ha negado. Pero lo cierto es que ya ha sido captada en varias ocasiones hablando sola por la calle.
Dustin Diamond fue el peor parado de todo el elenco. Tras varios problemas de drogas y continuos arrestos, en 2006 protagonizó ‘Saved by the smell’, un vídeo pornográfico en el que mantenía relaciones sexuales con dos prostitutas. Pero su peor momento llegó en 2015, cuando fue condenado a cuatro meses de prisión tras apuñalar a un hombre durante una riña en un bar.
‘La profecía’ (1976)
Otra de las producción marcada por una serie de castastróficas desdichas fue esta película de terror de los setenta dirigida por Richard Donner. Primero, el avión donde viajaba el protagonista, Gregory Peck, fue alcanzado por un rayo que por poco acaba con su vida. Pero es que horas después, la aeronave donde iba el guionista también fue alcanzada por otro rayo. Ante tal situación, la productora decidió alquilar un jet privado al que finalmente decidieron no subir y que se usó como vuelo comercial. Finamente, el avión se estrelló a las pocas horas de despegar acabando con la vida de toda la tripulación y el pasaje, así como con una madre y su hijo que viajaban en un coche contra el que colisionó la aeronave.
Por si fuera poco, el productor de la película se salvó por los pelos de una bomba que el grupo terrorista IRA había colocado en su hotel. Además, el encargado de los efectos especiales, John Richardson, sufrió un accidente de coche unos meses después del estreno de la película y su asistente, Liz Moore, murió decapitada de la misma forma que uno de los personajes del filme. Y, para rematar todo, un domador de felinos que trabajó en el rodaje fue devorado al día siguiente de acabar su trabajo por un tigre. Increíble, pero cierto.