Los preppers —en español ‘preparacionistas’— sienten que en cualquier momento va a llegar la extinción y viven concienciados para ello. Muchos los tratan de lunáticos, pero Henry Hargreaves prefiere verlos como demasiado previsores y un poco paranoicos. Y no solo en el tema de los alimentos y su preparación, sino porque muchos como Kellene Bishop cambian también sus rutinas y la forma en la que conservan los alimentos. Su fe mormona respalda toda esta preparación constante, pero esta profesora de defensa personal de Utah no quiere tener que experimentar cambios drásticos en su dieta en caso de que llegue una fuerte cuarentena. ¿Su propuesta? Rotar constantemente los alimentos que almacena en su despensa para acostumbrarse a todo tipo de comida. En la imagen, un menú compuesto por un plato de pasta con verduras en escabeche, queso cheddar, carne al vacío y alimentos liofilizados.
¿Qué comerías si llega el fin del mundo? Aquí te dejamos algunos menús
El fotógrafo Henry Hargreaves recoge en ‘Ready for dinner’ los menús post-apocalípticos de varios fanáticos de la catástrofe, mejor conocidos como preppers.
Héctor Anaya | 03.02.2021 | Lectura: 1 min
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Kellene Bishop, Utah
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Rick Austin, Apalaches
Henry Hargreaves tiene claro que su dieta favorita para un Armagedón sería la propuesta por Rick Austin, por ser la más saludable y ecológica. Este granjero de los montes Apalaches que defiende los cultivos sostenibles está seguro de que el sistema alimentario y de distribución va a fracasar, pero a él no le va a pillar desprevenido. Además de hortelano, es autor de varios libros sobre cultivos de supervivencia y, precisamente, es esto lo que le salvaría del desabastecimiento. Su filosofía es cultivar una vez para cosechar toda la vida y su dieta se compone de frutas, verduras, carnes ahumadas, leche, queso y nueces. Además, Austin cría abejas para aprovechar su miel como medicina natural.
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John Major, Idaho
A la hora de sobrevivir uno no se puede poner tiquismiquis. Por ello, John Major tiene claro que si toca comer insectos, mejor pensar recetas sabrosas con ellos como alimento principal a base de queso parmesano. Este estadounidense trabaja en el negocio de las semillas y vive con miedo por la posibilidad de que bombas radiactivas caigan sobre su país. Para garantizarse el alimento en dicha situación, Major tiene enterrado un banco con más de un millón de semillas germinadas y, además, recolecta insectos como grillos y gusanos para poder comerlos llegado el momento.
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Wayne Martin, Texas
Nunca está de más tener ciertos productos básicos siempre en la despensa para pasar de la forma más llevadera una posible situación de emergencia. Sin embargo, hay personas que llevan esa previsión al extremo y caen en una obsesión por las catástrofes, el desabastecimiento y el fin del mundo. Los preppers, como su propio nombre indica, se dedican a prepararse para un posible apocalipsis. Esto se traduce en la construcción de refugios caseros y en el almacenaje de armas y alimentos no perecederos. Wayne Martin es un ingeniero de Texas que, convencido de una inminente quiebra financiera, almacena latas de judías pintas, sopa Campbell y hasta comida para gatos, algo que nadie querría robarle pero que, en caso de vida o muerte, puede comerse.
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Wilma Bryant, Missouri
Si ya es complicado sobrevivir a una situación trágica y enfrentarse a catástrofes naturales, si padeces alguna enfermedad crónica la cosa se complica mucho más. Es el caso de Wilma Bryant y su hija, que sufren diabetes y deben tener una dieta rica en proteínas y baja en carbohidratos para regular los niveles de azúcar en sangre. Preparadas para posibles tornados que las mantengan días encerradas, su despensa se compone de judías, nueces, productos en escabeche y pollos vivos comprados directamente al carnicero.
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Jason Charles, Nueva York
Para situaciones límite, medidas extremas. Y de eso el bombero neoyorquino Jason Charles sabe mucho. Este experto en ‘survivalismo’ vive preparado para un posible nuevo 11-S y tiene todo lo indispensable para transformar su apartamento en todo un búnker a prueba de polución y gases. Además, dispone de una bomba de agua para bañeras con la que proveerse de agua potable y latas de comida preparada, ramen y MRE —racionamiento original de los combatientes de guerra de Estados Unidos que tiene todas las calorías necesarias para sobrevivir—. El resultado es un menú poco saludable y, según Hargreaves, el menos apetitoso de todos.
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Josh Wander, Pensilvania
Los preparativos de Josh Wander ante un posible ataque terrorista son los que más sorprendieron a Hargreaves. Como buen judío ortodoxo, Wander sigue las leyes Cashrut que marca la Torá y su dieta para una posible hecatombe se compone de alimentos Kosher —los permitidos por el judaísmo—, como ese pan ácimo tradicional conocido como matzá. Aunque, en situaciones de vida o muerte, la Torá permite saltarse las normas. Por eso, Wander también cría conejos para comerlos en caso de necesidad, por lo que no deja que sus hijos se encariñen demasiado con ellos.