¿Carmen mola, no? Pues sí, el nombre de Carmen mola y por eso su apellido terminó siendo ese. Más allá de todas las polémicas que han recibido por usar un seudónimo femenino, los tres guionistas tras Carmen Mola, Antonio Mercero, Jorge Díaz y Agustín Martínez, aseguran que surgió como un juego, aunque tenían claro que un nombre vendía más que tres en portada. Nunca pensaron en convertirse en el fenómeno literario de los últimos años. Su trilogía de ‘La Novia gitana’, traducida a ocho idiomas y con más de 500.000 ejemplares vendidos, les catapultó a la fama, pero fue ‘La Bestia’, premio Planeta 2021, la que les obligó a dar la cara. Eso sí, tienen claro que esta entrevista la firma Carmen Mola.
Hasta hace unos meses triunfabais en el anonimato. ¿Os hubierais planteado muchas más entrevistas así haciéndoos pasar por Carmen Mola?
Claro, de hecho hicimos bastantes. Forma parte de nuestra idea del seudónimo, crear la novela no solo desde la primera página, sino desde la portada del libro: todo es ficción, el contenido, el título, la biografía, el nombre del autor o la autora. Nosotros creamos, sin mucha intención al principio pero con una evidente evolución, a una escritora que daba clases y escribía novela negra. El juego no era engañar a nadie, era demostrar que lo importante eran las novelas y no quien las firmaba. Como parte del disfraz que suponía el nombre de Carmen Mola estaba el conceder algunas entrevistas. Lo hicimos y volveríamos a hacerlo.
“Queríamos probar que lo que era bueno para la ficción audiovisual también lo sería para la novela negra”
¿Por qué decidís descubrir el secreto?
Hay algo de vanidad y de cansancio. Estábamos muy cómodos detrás de las novelas y el seudónimo, no había que recorrer España de feria en feria y de entrevista en entrevista, teníamos tiempo para dedicarnos a nuestro trabajo, que es escribir… A cambio perdíamos el contacto con los lectores, que es casi siempre muy agradable. Decidimos descubrirnos porque estábamos seguros de que nos iban a pillar más pronto que tarde, así que mejor decidir el momento por nuestra cuenta. Así, y ahí entra la vanidad, por fin podríamos decir que esas novelas de las que tanto se hablaba eran nuestras.
¿Cómo vivisteis todas las criticas?
Con tranquilidad, respeto y algo de estupefacción. Hay que señalar, como siempre hacemos, que los ataques más encendidos estaban circunscritos a alguna red social, en ningún caso a nuestro entorno. No nos hemos encontrado con ninguna situación ni siquiera incómoda en la infinidad de actos a los que hemos ido desde la concesión del Premio. Sabíamos que habría críticas, pero pensábamos que se centrarían más en la autoría colectiva que en el hecho de firmar con un seudónimo femenino. En todo caso, si a alguien le hemos ofendido, pedimos disculpas. No hay nada que no se supere con una buena dosis de sentido del humor.
¿En qué momento decidís juntaros para escribir?
Escribimos juntos hace muchos años. Carmen Mola nace cuando decidimos no solo escribir guiones sino aplicar la forma de trabajo y la experiencia que habíamos alcanzado a la escritura de una novela. Todo surgió casi como un juego en el que queríamos probar que el sistema servía para cualquier tipo de ficción, que lo que era bueno para la ficción audiovisual también lo sería para la novela negra. En ese primer momento no sabíamos que firmaríamos con un seudónimo ni que este sería femenino, sólo pretendíamos escribir la novela. El nombre de Carmen Mola surgió después, cuando ‘La novia gitana’ ya estaba terminada y tuvimos la idea de enviarla a la agente que nos ha representado desde entonces, Justina Rzewuska, una pieza fundamental del éxito.
No apto para vanidosos
Siendo los tres guionistas también, ¿os organizáis con escaletas a la hora de escribir?
Sí, las escaletas son el elemento más importante del trabajo del guion y, teniendo en cuenta que era ese sistema el que queríamos trasladar a la novela, lo consideramos irrenunciable. Si la escaleta es buena, la historia que se va a escribir lo será. La redacción final es solo cuestión de trabajo, de ir haciendo versiones hasta encontrar la que nos satisface a todos. Pero si la escaleta es mala, será difícil salvar el producto final.
¿Surgen muchas discrepancias?
Solemos estar de acuerdo en lo fundamental, es lo bueno de llevar tanto tiempo trabajando juntos y de conocernos bien. Pero claro que surgen discrepancias, lo que hacemos es tratar de superarlas con una idea clara en la cabeza. Los tres miembros del grupo de Carmen Mola tratamos de que la novela resultante sea la mejor posible, no hay sitio para la vanidad de conseguir que sea tu idea la que triunfe sobre las demás.
Vuestra última novela y ganadora del Premio Planeta, ‘La Bestia’, no es contemporánea, a diferencia de las otras. ¿Enmarcarla en la pandemia del cólera era para hacer un símil con la Covid-19?
La novela fue concebida durante el confinamiento del 2020, un momento en el que ni siquiera sabíamos si la vida volvería a la normalidad. En esas circunstancias, nos parecía un poco raro ambientar una historia en el tiempo actual. Por eso nos fuimos al pasado. Con la epidemia de cólera nos encontramos por casualidad. Nos gustaba el siglo XIX porque fue muy convulso y muy complejo. El incidente que nos atrajo de forma decisiva fue la matanza de frailes, un día de ira ciudadana contra el clero que se saldó con la muerte de ochenta frailes y la destrucción de cuatro iglesias del centro de Madrid. Esa explosión popular decía muchas cosas sobre una sociedad harta de la discriminación y de los poderes ostentosos de las clases dominantes.
Trabajáis con los dos grandes grupos editoriales de España. ‘La Bestia’ es del sello Planeta y la trilogía de la inspectora Elena Blanco, iniciada con ‘La novia gitana’, la publicáis con Random House. ¿Os sentís en medio de una batalla editorial?
Yo creo que no hay ninguna batalla, que las dos editoriales se pueden beneficiar de la publicidad de uno y otro libro. Nosotros nos limitamos a escribir novelas que gusten a la gente y trataremos de que sean buenas historias independientemente del sello editorial que las publique.
En otoño publicaréis ‘Las Madres’, cuarta entrega de la serie de la inspectora Blanco. ¿Cómo se tomaron en la editorial el fin de vuestro anonimato?
Nuestra salida del anonimato era una consecuencia inevitable al ganar el premio. El misterio de Carmen Mola se ha terminado, pero como todos los secretos, en algún momento había que resolverlo. A cambio se han ganado otras cosas, quizá algo de notoriedad y la posibilidad de presentar nuestras obras, el contacto con los lectores. Esto último es algo que no habíamos tenido oportunidad de hacer en ninguna de las entregas anteriores de Elena Blanco y que ahora sí sucederá cuando se publique ‘Las Madres’. Random House hizo un gran trabajo dando a conocer las novelas de una escritora que no existía, en el fondo, ahora se lo hemos puesto un poquito más fácil.
Vidas paralelas
A nivel individual, exceptuando a Antonio, no habéis publicado libros en estos últimos años. Si vuestro entorno no sabía que erais Carmen Mola, ¿no se extrañaban de este parón literario?
No, porque los tres seguíamos con nuestro trabajo de guionistas. Hombre, algún seguidor sí preguntaba a alguno de nosotros para cuándo la siguiente novela, pero sin demasiada insistencia, lo que demuestra que el mundo puede continuar sin nuestros libros.
¿Cómo era oír hablar de Carmen Mola en casi cualquier conversación literaria y mantener el secreto de que érais vosotros?
El anonimato tiene momentos divertidos. Sí, en muchas ocasiones nos ha tocado asistir a debates sobre las novelas de Carmen Mola y a conjeturas sobre el seudónimo. Si alguien se mete con la trilogía, pues tú matizas con educación que a ti sí te ha gustado. Que alguien apunta a que detrás del seudónimo está Manuela Carmena, pues te echas unas risas. Ha sido bonita esa fase, pero ahora toca asumir la vida en el otro extremo, el de la exposición pública, que también tiene muchas cosas buenas. El contacto con los lectores, por ejemplo.
“El boca oreja de los lectores es lo que realmente consigue que un libro venda más o menos”
¿Hasta qué punto el marketing importa en el mundo literario?
El marketing es importante en cualquier ámbito de nuestra sociedad. Hasta para vender una barra de pan uno necesita diferenciarse de las demás panaderías, ya sea porque haces el pan de masa madre o porque haces la hogaza más grande del barrio. En la esfera de la cultura, vivimos una época con una enorme oferta – salen cientos de libros, series, películas o cómics, muchos de gran calidad, el sector creo que goza de muy buena salud – y de alguna manera hay que conseguir que el lector escoja tu libro de entre todos los que hay en la mesa. Luego, será el propio libro el que se “gane” al lector. Si le gusta, sucederá algo que está fuera de todo marketing, y es la recomendación. El boca oreja de los lectores es lo que realmente consigue que un libro venda más o menos.
Si el libro es malo, ni el marketing lo salva.
No existen éxitos artificiales: cuando un libro vende mucho es porque a la gente le ha gustado y lo compra, lo regala y lo recomienda a sus amigas y amigos. Todo lo que consigue un buen marketing es que algunos lectores se asomen a tu novela, pero, de cualquier forma, eso es algo en lo que no tenemos nada que ver y que, además, creo que no sabríamos hacer. Es el trabajo de las editoriales y siempre lo hemos dejado en sus manos.
Ahora que habéis salido del anonimato y tras pasar por ‘El Hormiguero’, ¿os planteáis seguir recorriendo programas o preferís manteneros en la discreción?
Nunca habíamos pensado que podríamos acudir de invitados a ‘El Hormiguero’. Quién sabe si un día estaremos en ‘La Resistencia’. De momento, hemos ido a todo lo que nos ha sugerido la editorial para apoyar a la novela y, desde luego, ha sido una experiencia muy divertida. Sin embargo, no nos veo como Juan Gómez Jurado presentando un programa de televisión. Creo que no lo haríamos tan bien. Aunque ahora hayamos tenido mucha exposición en medios, somos bastante discretos. Además, en algún momento hay que parar la promoción para sentarse a escribir, que es lo más importante.
‘La novia gitana’ ya está preparando su adaptación televisiva. Imagino que todas las adaptaciones de ficción ayudan económicamente. ¿Es posible vivir de la literatura sin ellas?
Es muy difícil vivir de la literatura. Se podría decir que es casi imposible, con venta de derechos a televisión y sin ellos. En ese sentido, somos unos afortunados. Los tres hemos vivido profesionalmente de la escritura estos últimos veinte años, ya sea escribiendo guiones o novelas. Posiblemente, si solo nos hubiéramos dedicado a la literatura, no lo habríamos conseguido porque éxitos de ventas como el de la trilogía de ‘Elena Blanco’ y ‘La Bestia’ suceden rara vez. Las adaptaciones a televisión son un extra, pero sobre todo significan una segunda vida para las novelas, la posibilidad de que gente que no las conocía llegue a ellas a través de la serie.
¿Y los premios?
En cuanto a los premios, también son una ayuda, pero de nuevo más que la cantidad económica de estos –porque no hay otros tan bien dotados como el Planeta– sirven es para dar un empujón comercial a la novela. De todas formas, hay que tener en cuenta una cosa: la vida laboral es muy larga y, a lo mejor, durante un tiempo, un premio te ayuda, al igual que una serie, pero es la solidez de tu carrera como escritor, tus lectores, los que te van a permitir seguir dedicándote a esto.
¿Carmen Mola seguirá sacando libros o ahora ya iréis los tres en portada?
Por supuesto, Carmen Mola seguirá apareciendo en la portada. Nosotros estamos más cómodos en la trasera. Además, la realidad es que hemos creado un estilo que no es exactamente como somos los tres, es el estilo de Carmen Mola, así que lo justo es que sea ella quien firme los libros.