Aunque la idea es sencilla, hasta hace pocos años a nadie se le había ocurrido. Fue en 2017 cuando la francesa Raphaelle de Monteynard, aficionada a las tardes de piscineo, pensó que con todas las piscinas vacías privadas que había, era una lástima no poder sacarles rentabilidad de alguna otra forma. Nacía así Swimmy, la primera plataforma europea de alquiler de piscinas. “Swimmy pone en contacto a los propietarios de una piscina privada unifamiliar con usuarios que quieren disfrutar de ella. Se ha consolidado como el Airbnb de las piscinas privadas“, define Estefanía Leyva, directora de comunicación de Swimmy en España.
El funcionamiento de esta app es muy sencillo e intuitivo, similar al de otras plataformas de alquiler como Airbnb. “Cualquier persona que tenga una piscina privada en buenas condiciones y que la quiera compartir y alquilar puede subir su piscina a la plataforma. En solo unos minutos, su piscina estará publicada en nuestra web con las mejores fotos de presentación de la misma y los extra que quiera ofrecer: barbacoa, jardín, comedor exterior, wifi, tumbonas… El usuario manda un mensaje directo al propietario y entre ellos acuerdan el plan, totalmente flexible y personalizado”, explica Leyva.
“Madrid y Cataluña son las comunidades más caras”, Gerard Xalabarde, de Cocopool
El precio medio de una piscina pública municipal suele ser de cinco euros al día en ciudades como Madrid, de 10 en Barcelona y unos tres en Valencia o Zaragoza. En el caso de estas plataformas, los precios también varían entre comunidades. “Madrid y Cataluña son las comunidades donde alquilar una piscina privada por horas es más caro. Generalizando, en Cataluña y Madrid puedes pasar un día entero (6 u 8 horas) por 25 euros por persona, mientras que en el resto de las comunidades baja hasta los 15 euros el día”, señala Gerard Xalabarde, fundador y CEO de Cocopool, otra de las empresas que se dedica al negocio. “En nuestra plataforma el precio medio es de entre cinco y 10 euros por persona y hora“, añade Leyva.
Aunque desde ambas plataformas señalan que nunca han tenido problemas ni incidentes con ninguna de las piscinas que ofertan, ambas tienen seguros y garantías para los propietarios. “Todas las piscinas Swimmy están aseguradas por Allianz, así que es muy importante hacer la reserva a través de la plataforma para asegurar que cualquier daño o desperfecto esté cubierto”, recalca su portavoz. “Los alquileres están regulados por un contrato que firman ambas partes. En este se detalla la responsabilidad que tiene cada uno y los bañistas se comprometen a seguir las normas”, añaden desde Cocopool, donde además ofrecen seguros para los propietarios que lo deseen.
Vacaciones por un día (o unas horas)
Este peculiar alquiler comenzó a popularizarse, sobre todo, durante la pandemia. Con muchas comunidades cerradas y restricciones de movilidad, alquilar una piscina particular se convirtió en un planazo para grupos de amigos y familias que buscaban un día de desconexión o de fiesta. En agosto del año pasado llegaron a realizarse 400 reservas al día solo en la plataforma de Swimmy. Pero este modelo de economía colaborativa llegó para quedarse y, aunque se haya mitigado mucho la situación pandémica, esta año sigue en crecimiento. “Está creciendo especialmente en la Comunidad de Madrid y Andalucía. Cataluña tiene un gran potencial, pero a los propietarios les cuesta más”, apunta Xalabarde.
“Solo en los últimos ocho meses, nuestra app ha registrado más de 150.000 descargas”, Estefanía Leyva, de Swimmy
En España, actualmente, hay ya más de 500 piscinas de alquiler. Y es que la creciente inflanción y la crisis de los carburantes, sumado a las sofocantes temperaturas, hacen que cada vez más personas se sumen a esta iniciativa para, al menos, poder pasar un día de vacaciones y relax. “El aumento de precios provoca que la gente se piense dos veces ir de vacaciones. Este factor favorece a Cocopool porque permite tener unas vacaciones de verano por un día con una oferta de piscinas diferenciada muy cerca de los bañistas”, asume Xalabarde. “Los usuarios pueden disfrutar de un relajado día en familia o con amigos, celebrar cumpleaños, despedidas de soltero/a, comuniones, bodas, bautizos… Solo en los últimos ocho meses, nuestra app ha registrado más de 150.000 descargas”, añade Leyva, de Swimmy.
Y no solo los usuarios se ven favorecidos por esta economía colaborativa. Los propietarios ven en esta nueva tendencia una forma de rentabilizar sus piscinas. “Decidimos alquilar la piscina cuando un amigo en Berlín nos avisó de que existía una aplicación llamada Swimmy. Y nos pareció una magnífica idea para generar ingresos, ya que vivimos en un chalet con piscina en Sevilla cuyo objetivo, además de vivienda, era hacer eventos en él”, comenta Patricia, usuaria de Swimmy. “Durante el verano podemos alcanzar unos 2000 euros de beneficios al mes. El perfil que más nos solicita el espacio son despedidas de soltera y familias para cumpleaños de niños”, añade.
Pero esta moda de alquilar una piscina privada no solo se limita a España. “Esta temporada el catálogo ha aumentado hasta las 6.000 piscinas disponibles a lo largo de los cinco países donde tenemos presencia: Francia, España, Italia, Alemania y Bélgica“, comenta Leyva. “En España, las comunidades con más piscinas registradas son Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. En julio, hemos registrado un aumento del 95% en cuanto al importe de las reservas y del 81% en número de reservas con respecto a julio de 2021”, añade.
Lo más original de este tipo de planes es que, al final, cada propietario define su propio servicio y oferta todo lo que desea. “El propietario decide los extra que quiere ofrecer como barbacoa, jardín, comedor exterior, wifi, tumbonas… El extra más demandado, con diferencia, es la barbacoa. La comida y bebida no está incluida en ninguna piscina, pero cualquier cosa se puede plantear, pedir al propietario y que él decida”, comenta Leyva. “Tenemos un propietario que es experto en repostería y ofrece postres y pasteles como extra. Estos detalles originales humanizan la plataforma y nos encantan”, añade Xalabarde. Entonces qué, ¿vas a tirarte a la piscina?