¿Te consideras una persona aventurera?
Me gusta el hecho de que la vida tenga riesgos. Por el tipo de trabajo que tengo se me presentan oportunidades de participar en aventuras, como ir a Fiyi y tripular barcos. Esa es una parte increíble de lo que hacemos. ¿Podría ser un adicto a la adrenalina? Sí. Saltaría de un avión, pero dejo que las cosas vengan a mí. No tengo una lista de deseos.
En ‘A la deriva’ interpretas a Richard Sharp, un navegante que queda varado en el Océano Pacífico junto a su pareja, a quien da vida Shailene Woodley. ¿Cómo te ha hecho crecer esta historia?
A las personas que navegan les gusta correr riesgos. Es una forma de vida muy peligrosa y, en el caso de Richard, él había navegado muchísimas veces antes de embarcarse en esta aventura. El barco en el que lo vemos al comienzo de la película lo construyó a mano en Sudáfrica. Estaba acostumbrado a estar solo, se llevaba muy bien consigo mismo. Creo que hay muchas similitudes entre él y yo, así que fue fácil inspirarme en mi propia vida y en mis propias experiencias. Me considero alguien que se arriesga, pero él vivió más al límite que yo. No puedo más que admirarlo.
Además tuviste que perder mucho peso.
Acababa de volver de rodar una película llamada ‘The Nightingale’, para la que había tenido que aumentar mucho de peso hasta los 95kg, así que tenía aproximadamente cuatro semanas entre el final de esa cinta y el comienzo de esta para quedarme en 79. Recuerdo que llegué a Fiyi y me senté a desayunar con el director, que de un modo muy cortés me sugirió que debía parecerme más a un marinero –risas–. Era obvio que debía perder peso. Mi dieta comenzó el segundo en el que puse los pies en la isla. Aún sabiendo lo que debía hacer, fue sumamente difícil.
Una de las claves de la película es la relación entre el personaje de Shailene Woodley y el tuyo. ¿Hubo química?
Nos llevamos muy bien y muy rápido. De hecho, me perdí mi cumpleaños por irme para Fiyi. Salí de Los Ángeles el 26 de junio a las 23:45 y llegué a Fiyi el día 28. Pero ella me compró un regalo y globos, así que se ganó mi respeto de inmediato. Tenemos creencias similares, los dos somos personas espirituales, amamos a la familia y a los amigos y nos encanta recorrer el mundo.
“El director nos llevó a nuestros límites y estoy agradecido por eso”
¿Ahora te consideras un navegante competente?
Digamos que necesitaría que alguien comande el barco –bromea–. Obviamente, me siento cómodo en un barco, pero nunca había navegado. Las primeras dos veces que salimos me descompuse un par de veces, pero conseguí adaptarme al vaivén del mar con bastante rapidez. Aprendí mucho sobre mí y descubrí que realmente amo el océano. Suena cursi, pero me encanta esto de que la naturaleza y yo seamos uno. Este tipo de oportunidades se dan una vez en la vida: grabar el 90 por ciento de la película en el mar y ver a los expertos en ese mundo haciendo lo que hacen y enseñándonos cómo funciona todo fue increíble.
Baltasar Kormákur también ha dirigido películas como ‘Everest’ (2015) y ‘The Deep’ (2012). Está claro que no le gusta ir a lo fácil.
Yo diría que es el epítome de un vikingo moderno. Como islandés, por las elecciones que ha hecho, es obvio que le gustan los desafíos y alienta a la gente a romper con su propio estándar. Permitió que Shailene y yo hiciéramos nuestras propias escenas de riesgo. Hizo que nosotros mismos navegáramos el velero, en vez de un doble. Quería que fuera lo más auténtico posible. Hubiera sido más fácil grabar en un hermoso puerto, pero él nos llevó a nuestros límites y estoy agradecido por eso.