1. Crea necesidad
Lo más importante es evocar el sabor de lo que estás enseñando. “Lo que más me gusta es que la gente casi pueda oler lo que muestras. Que te digan que le has creado la necesidad de ir a comprar eso para prepararlo en casa”, admite esta artista gourmet.
2. No te quedes corto
Laura Ponts tiene claro que una buena foto debe incluir mucha comida. De ahí que las suyas parezcan bodegones barrocos. “Lo que la gente quiere es que aparezca muchísima comida en las fotos. Lo minimalista no me gusta y, si lo hago, al público tampoco”, nos cuenta.
3. Saca comida que se coma
Parece una obviedad, pero no lo es. Un factor primordial en la fotografía de comida es la naturalidad. “Todo lo que utilizo se come y, de hecho, está riquísimo. Muchos estilistas, a veces, sí que ponen comida que no es real o hacen los helados con patata y colorante”, critica Ponts.
4. Recurre a lo casero (que no a lo cutre)
Esta influencer gastronómica ha hecho de lo costumbrista su sello personal. “Mis trucos son muy caseros. Aceite de oliva para que las cosas brillen, muchísima luz natural, las cosas recién hechas… Los ingredientes deben tener el color y la textura que tienen”, defiende.
5. Haz pequeños retoques
Editar las fotos está permitido, pero sin pasarse. “Lo de retocar con programas no es una cosa que suela hacer, pero sí que utilizo VSCO Cam para poner un poco más de saturación y de luz”.
6. Estudia a tu audiencia
Tan importante es el sabor como el hecho de que la mezcla estética resulte atractiva. Se ha de tener en cuenta lo que premian las redes. “En Instagram gustan mucho los colores verdes como los del aguacate y los rojos de las fresas o las frambuesas. Por otro lado, las recetas con huevos o las de chocolate le encantan a la gente”, recomienda.
7. Cúrrate el contexto
“Yo compro puertas viejas y las corto. También uso cartulinas y mármoles. Hay que poner fondos cálidos, negros y oscuros o que queden un poco vintage para que los alimentos resalten más”, aconseja.
8. Ve al detalle
Nunca está de más invertir en algo de decoración que pueda mejorar una publicación. “Tengo platos y cubiertos de mil colores. Me volví loca comprando de todo porque la gente lo que quiere ver son fotos diferentes”, recuerda la influencer.
9. Emociona
“Con los colores se pueden transmitir emociones y nos podemos imaginar qué sabor tiene un plato”, afirma la estilista. Y así es como una fotografía pasa de ser una simple instantánea a una delicatessen capaz de emocionar.
**Artículo originalmente publicado en el número 53 de Vis-à-Vis. Compra tu ejemplar en quioscos o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.