Qué es el porno de cabañas y dónde disfrutarlo

Quizá te parezca la típica escapada, pero lo cierto es que pasar un fin de semana en una cabaña encierra todo un mundo. Y hasta hay una filosofía que lo avala: el friluftsliv. Cosas de suecos.

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Si tuvieras que hacer un dibujo mental de una cabaña seguramente sería de madera, con chimenea de leña, rodeada de árboles y puede que hasta estuviera instalada a orillas de un lago. Otra opción recurrente sería la típica casa del árbol con la que todos hemos fantaseado en la infancia y que tantas veces hemos visto en las pelis americanas. Pues te diremos que no vas mal encaminado, aunque también podrías ir ampliando un poco las miras y descubrir todas las posibilidades que ofrece el llamado #CabinPorn. Este término fue acuñado por el cofundador de Vimeo, Zach Klein, y ratifica el éxito de esta tradicional forma de alojamiento que ahora transita entre lo cool y lo mindfulness.

Sin embargo, este movimiento no es una cosa que se haya inventado algún moderno para reivindicar la vida campestre. De hecho, en los países escandinavos está muy arraigado al friluftsliv, que hace hincapié en la idea de pasar tiempo al aire libre —literalmente, significa eso— para alcanzar una plenitud personal: desde hospedarse en una cabañita hasta hacer senderismo o montar en bicicleta. Y es que, en cuestiones de calidad de vida, los nórdicos siempre han llevado la delantera.

El concepto lo creó el dramaturgo Henrik Ibsen allá por 1850 y es una tendencia que extrapolan a todos sus ámbitos cotidianos. En Suecia existen más de 90 agrupaciones ligadas al friluftsliv con casi dos millones de miembros que lo practican. Muchas empresas lo promueven, ya sea realizando reuniones al aire libre o bonificando a los trabajadores que vayan andando o en bici a trabajar. Al fin y al cabo, se trata de disfrutar de la naturaleza e integrarla de forma habitual como clave para el bienestar propio.

Basta con echar un vistazo a la selección de bucólicas y recónditas cabañas que reúne el libro ‘Cabin Porn para darse cuenta de esa irrefrenable necesidad de dejarlo todo y huir hacia lo salvaje —de ahí viene el uso del concepto porn como “atracción irresistible”—. Un compendio editado por el propio Klein y el periodista Steven Leckard que, gracias a las fotografías de Noah Kalina, nos traslada a destinos paradisíacos. En palabras del empresario estadounidense, su objetivo es “servir de inspiración y ayuda para que construyas tu lugar tranquilo allá donde quieras”. Y el pasado mes de  abril publicaron el segundo capítulo, ‘Cabin Porn Inside’, una completa guía sobre cómo crear interiores de cabañas que funcionen. La premisa es clara, aunque la ejecución no es apta para sibaritas del todo incluido. En portales como Airbnb o Hipcamp este tipo de alojamientos están al alcance de un solo clic, con localizaciones de lo más variopintas y para todos los gustos y necesidades.

Oficinas naturales

Muchas compañías han visto el filón de promover un estilo de vida natural y lo han adoptado en su rutina de trabajo, ofreciendo espacios naturales —y hasta selváticos— con el fin de que sus empleados sean más creativos y se enfoquen en sus obligaciones. Microsoft, por ejemplo, creó el Tree House Meeting Space en su campus de Redmond (Washington, Estados Unidos). Se trata de tres casas de árbol diseñadas por Pete Nelson cuyo objetivo es servir como espacio para reuniones o simplemente para que los trabajadores reflexionen o descansen. Amazon también abrió el pasado año en sus oficinas de Seattle (Estados Unidos) The Spheres, un complejo donde la biodiversidad es el núcleo de todo y que en su interior alberga más de 40.000 especies de plantas de todo el mundo. Casi 4’5 millones de euros invertidos con la misión principal de incentivar la actividad de sus empleados.

Ya sea como lugar de trabajo, como actividad lúdica o simplemente para refugiarse del mundanal ruido, queda claro que la tendencia cabañal está más en boga que nunca. Y si se te han puesto los dientes largos, que sepas que tienes la posibilidad de hacerte la tuya propia. Empresas como la española Kexek ofrecen cabañas de madera basadas en una arquitectura bioclimática y con un precio desde los 6.500 euros. Son construcciones modulares que se pueden trasladar fácilmente y que no necesitan montajes posteriores. Ya no tienes excusas para pegarte una escapada revitalizante.

**Artículo originalmente publicado en el número 52 de Vis-à-Vis. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.