Desde el pasado 21 de mayo los ciudadanos y turistas de Nueva York pueden disfrutar de una nueva e increíble zona verde que flota sobre el río Hudson. Little Island es un parque público de casi una hectárea que cuenta con más de 400 especies diferentes de árboles, arbustos y plantas, además de albergar un anfiteatro con espacio para casi 700 personas, una plaza central con asientos y varios puestos de comida. Aunque desde fuera –o desde arriba–, lo que más llama la atención es su curiosa y ondulante topografía, asentada sobre 132 pilares de hormigón que recuerdan a tulipanes o zapatos de tacón sobre los que se levanta un laberinto de colinas y escaleras empinadas.
La historia de este pequeña isla empezó a escribirse en 2013, cuando el empresario y filántropo Barry Diller, marido de la diseñadora de moda Diane von Fürstenberg, se propuso reparar y reactivar el muelle Pier 54 después del huracán Sandy. Así, el billonario estadounidense eligió reimaginar un tipo de espacio público completamente nuevo para Nueva York, uno que crearía una experiencia inmersiva con la naturaleza y el arte. Y para hacerlo posible contrató al famoso arquitecto británico Thomas Heatherwick, responsable también del Vessel de Hudson Yards, que quiso desarrollar el concepto a partir de los cientos de pilotes de madera que han salpicado el paseo marítimo desde el colapso del muelle original.
Por otro lado, del diseño paisajístico se encargó la empresa MNLA, concibiéndolo como un deleite sensorial en todas las estaciones y momentos del día. “Las esquinas elevadas del muelle crean microclimas distintos que se revelan a través del color, la textura, la luz y la sombra. Ya sea deambulando por senderos o tomando rutas alternas de escaleras o cantos rodados, el ojo a veces se dirige hacia abajo a la rica paleta de plantas o hacia afuera a las espectaculares vistas de la ciudad y el puerto“, explica Signe Nielsen, directora fundadora de esta firma de arquitectura neoyorquina.
Una historia entre muelles
Pero Little Island tiene un significado mucho más profundo para la ciudad de Nueva York. Y es que el lugar en el que ahora se erige este paraíso dedicado al relax fue en sus orígenes el hogar de la tribu Lenape durante la colonización temprana de América, la cual usaba la tierra del parque como un campamento estacional para la caza y la pesca. Luego, en los siglos XIX y XX la rivera del río Hudson se transformó en un puerto de entrada concurrido, y en concreto el muelle 54 sirvió como punto de partida y regreso para viajes transatlánticos.
El más famoso de esos viajes fue el Titanic, que zarpó el 10 de abril de 1912. Una vez ocurrida la tragedia, los supervivientes volvieron a un lugar seguro en el muelle mientras estaban a bordo del transatlántico de rescate RMS Carpathia. Finalmente, el muelle cayó en desuso hasta principios de los años 80 y se convirtió en un refugio para la creciente comunidad LGBTQ de la ciudad, un lugar en el que socializar abiertamente sin temor al acoso y la discriminación. De hecho, a raíz de eso se empezó a celebrar aquí el evento anual Dance on the Pier como parte de las festividades del Orgullo, hasta que el huracán Sandy azotó la costa en 2012 y Diller entró en escena.
Pero el presidente del conglomerado de Internet IAC tampoco lo ha tenido fácil para hacer realidad este proyecto que financió con 260 millones de dólares –más otros 17 de la ciudad de Nueva York y 4 del estado–. Se necesitó casi una década de lanzamientos, rechazo público, negociaciones y una intervención final del gobernador Andrew Cuomo en 2017 para finalmente resolver el destino del parque. Además, Diller ha prometido otros 120 millones durante la próxima década para su mantenimiento y rendimiento. De esta forma, Manhattan presume ya orgullosa de su nueva atracción.
Dirección: Pier 55 at Hudson River Park, Hudson River Greenway, NY 10014
Horarios: abierta todos los días de 6:00 a.m a 1:00 a.m (si entras a partir de las 12:00 p.m tendrás que reservar tu entrada a través de la web)