Mauthausen y otros 9 campos de concentración más allá de Auschwitz

En el 75º aniversario del cierre de estos símbolos del horror nazi, recordamos otros complejos no tan conocidos que también merecen un homenaje.

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El nazismo es de lejos el capítulo más oscuro de la historia contemporánea. Y si algo encarna todo el sufrimiento liderado por Adolf Hitler son los campos de concentración. Lugares de trabajo forzado, tortura y ejecución sistemática donde murieron millones de prisioneros. Este 2020 se cumplen 75º años de la liberación de la mayoría de campos como Auschwitz y, concretamente este 5 de mayo, le toca a Mauthausen. Por ello, el 10 de mayo de 11.00 horas a 12.00 horas tendrá lugar la Celebración Internacional de la Liberación, un acto virtual a través de la web oficial del campo. Y aunque estos dos son los más importantes, se estima que hubo más de 15.000 campos en toda Europa. Estos son algunos de ellos.

Mauthausen (Austria)

Este campo de exterminio austriaco fue el más extensos de la Alemania nazi, donde los presos fabricaban munición, armas y partes de aviones. Fue el complejo al que se llevaron a las clases altas judías y a los intelectuales incómodos para el régimen nazi, pero también a los españoles. De hecho, se le conoce como “el campo de los españoles” porque alrededor de 7.300 españoles exiliados tras la Guerra Civil fueron detenidos en la Francia ocupada y llevados allí. Uno de los más célebres fue Francisco Boix, el “Fotógrafo de Mauthausen”, cuyas instantáneas fueron decisivas en las condenas de Núremberg. Muchos de los presos sufrieron los experimentos de Aribert Heim, apodado “Doctor Muerte”. El número de muertes oscila entre 120.000 y 300.000 muertos, de los que 4.427 fueron españoles.

Los prisioneros liberados dando la bienvenida a los soldados estadounidenses que los liberaron de los alemanes. Foto: Photo 12

Chelmno (Polonia)

Construido en las ruinas de un antiguo castillo, lleva la losa de haber sido el primer campo nazi exclusivamente de exterminio. Además, también fue el primero en usar el gas venenoso Zyklon B para la matanza sistemática de judíos y demás colectivos perseguidos por el Tercer Reich. Las primeras víctimas fueron cerca de 5.000 gitanos y los judíos deportados del gueto de Lodz, para continuar después con judíos y gitanos del resto de Polonia, Hungría y República Checa. Los fallecidos alcanzan la escalofriante cifra de 152.000 personas y, aunque Heinrich Himmler ordenó su cierre en 1943, continuó funcionando hasta enero de 1945. Un día antes de su cierre, fueron asesinados de un disparo en la sien la mayoría de los 45 presos que quedaban en el lugar. Hoy en día es un monumento para conmemorar a todas las víctimas y puede visitarse con diferentes operadores turísticos.

Restos del crematorio y el muro conmemorativo en el campo de exterminio de Kulmhof (Chelmno).

Dachau (Alemania)

El primero de los campos de concentración nazi y que sirvió de modelo para el resto. Inaugurado en 1933, estuvo operativo hasta su liberación en 1945 y en él perecieron más del 70% de las personas que eran trasladadas. Se trataba de una fábrica de armamento reconvertida en prisión para albergar a prisioneros religiosos como los Testigos de Jehová y hasta 3.000 miembros de la Iglesia católica. Además, fue el lugar de encierro de numerosos nobles como la familia real de Baviera o el príncipe español Francisco Javier de Borbón-Parma, líder del carlismo. Aquí también se perpetraron los sádicos experimentos de Sigmund Rascher, como someter a los prisioneros a cambios de presión o condiciones de hipotermia. Las estadísticas hablan de 41.500 personas​ asesinadas en este campo que hoy puede visitarse a través de este tour.

En esta imagen se ve a los alistado del Séptimo Ejército de los Estados Unidos dando cigarrillos a prisioneros liberados en Dachau. Foto: Universal History Archive

Westerbork (Países Bajos)

Este complejo pasó de ser una protección o a una condena. Originalmente lo crearon en 1938 las autoridades holandesas para dar cobijo a refugiados judíos que huían de los nazis, pero tras la ocupación alemana del territorio el campo cayó en manos nazis. Se convirtió así en un lugar tránsito donde sus 107.000 internos esperaban a ser deportados a campos de exterminio como el de Auschwitz. Es curiosa la vida relativamente tranquila que tenían los presos en este lugar en comparación con otros campos nazis. Para evitar sublevaciones, había escuelas, talleres de pintura, boxeo, jardinería, un sistema de correos interno y hasta un pequeño teatro. El edificio es en la actualidad un museo y monumento conmemorativo.

Una foto tomada el 22 de febrero de 2004 que muestra el campo de tránsito nazi holandés de la Segunda Guerra Mundial en Westerbork. Foto: Koen Suyk/AFP

Buchenwald (Alemania)

Este fue uno de los campos de concentración más grandes del Tercer Reich. Aunque no estuvo destinado al exterminio sistemático ni tuvo cámaras de gas como otros, en él murieron unas 56.000 de las más de 250.000 que llegaron a ocuparlo. Hasta su liberación en abril de 1945, por él pasaron sobre todo judíos, gitanos, presos políticos y homosexuales. En este campo los prisioneros se destinaban a la industria armamentística y a los experimentos que, principalmente, consistían en inyectarles tifus y otras enfermedades para observar las reacciones. Con la ocupación soviética de la Alemania oriental, Buchenwald fue transformado en el Campo Especial Nº2 donde las fuerzas soviéticas internaron y torturaron a nazis y disidentes políticos.

Los visitantes se colocan en el crematorio del memorial del campo de concentración de Buchenwald en 2017. Foto: Jens-Ulrich Koch

Struthof-Natzweiler (Francia)

Evacuado en agosto de 1944, fue el primer campo de la muerte en ser liberado por las fuerzas aliadas y el que puso sobre aviso a los Aliados sobre las atrocidades nazis. Alzado en la Alsacia anexionada por los alemanes en 1940, se trata del único gran campo de concentración en territorio francés. Se deportó a unas 55.000 personas allí de las cuales murieron unas 22.000. Las muertes se producían, sobre todo, por los trabajos forzados, la desnutrición y los experimentos pseudocientíficos de la Ahnenerbe-SS, la entidad nazi creada para fomentar estudios que apoyasen la ideología aria. El 60,5% de los confinados en el campo eran judíos. Cuando las fuerzas aliadas se acercaban para liberar el campo, muchos de los presos fueron sacados por las autoridades nazis en una marcha de la muerte hacia el campo de Dachau.

Entrada a la cámara de gas en el campo de concentración nazi de la Segunda Guerra Mundial en Alsacia, Francia.

Ravensbrück (Alemania)

Ubicado al norte de Berlín y operativo desde 1939, es el único campo de concentración destinado exclusivamente a mujeres, aunque en 1941 se incluyó un pequeño campo adyacente para hombres. Este centro de exterminio estaba destinado a las “enemigas de Alemania” y solo un 10% eran judías. La gran mayoría eran polacas pertenecientes a la resistencia y sus primeras ocupantes fueron alemanas que se habían opuesto al Führer. Estaba gestionado y supervisado principalmente por mujeres nazis y, entre ellas, destaca la perversión de Dorothea Binz, que flagelaba a internas por diversión. Hasta su liberación en abril de 1945, el 85% de las 250.000 mujeres que pasaron por aquí murió por desnutrición, palizas o en la cámara de gas construida en 1944. Además, la mayoría sufrieron torturas y experimentos tales como infectarles huesos y músculos con bacterias para probar medicamentos o esterilizarlas. Hoy en día, el recinto puede visitarse.

Fotografías de presas asesinadas en el campo de concentración de Ravensbrück. Foto: John Macdougall/AFP

Plaszów (Polonia)

Situado en las afueras de Cracovia, este campo albergó a unas 25.000 personas en su mayoría provenientes del gueto de la ciudad. Es especialmente recordado porque fue aquí donde el empresario Oskar Schindler utilizó a sus prisioneros como trabajadores y terminó salvando a más de 1.000. La historia de este empresario nazi que salvó a un millar de condenados a muerte fue contada por Steven Spielberg en la galardonada cinta ‘La lista de Schindler’ (1994). Aunque también es conocido por estar dirigido por Amon Goeth, uno de los oficiales de las SS más crueles con un sadismo que espeluznaba a los propios guardias. Según algunos testigos, nunca comenzaba a desayunar sin antes disparar, por lo menos, a un preso. Fue liberado en enero de 1945, pero antes de que los soviéticos llegaran los nazis desmantelaron y destruyeron todo el campo. En la actualidad, solo queda en el área un memorial para recordar a las víctimas.

El monumento a las víctimas del fascismo en el antiguo campo de concentración alemán Plaszów.

Sachsenhausen (Alemania)

Era el más cercano a Berlín y, desde 1936 hasta 1945, pasaron por él más de 200.000 personas encarceladas. Opositores al régimen nazi, homosexuales, gitanos, judíos y algún español como Francisco Largo Caballero, el dirigente del PSOE y la UGT. En total, murieron 30.000 de estos prisioneros. Además de las torturas y los extenuantes trabajos, en este centro se llevó a cabo la operación Bernhard, una de las falsificaciones monetarias más complejas de la historia con la que el gobierno nazi logró nueve millones de billetes de libras esterlinas. Pero las brutalidades de este campo no terminaron con la derrota alemana. Al igual que el de Buchenwald, este se transformó en el Campo Especial Nº7, donde desde 1945 hasta 1950 las autoridades comunistas encarcelaron a nazis y disidentes políticos. La malnutrición y la enfermedad causaron la muerte de 13.000 de estos presos.

Prisioneros en el campo de concentración de Sachsenhausen el 19 de diciembre de 1938.

Sobibor (Polonia)

Construido en 1942 dentro de los planes de la Operación Reinhard y la Solución Final, que buscaba exterminar a los judíos en pocos meses, este campo es célebre por una fuga de prisioneros. En octubre de 1943, los prisioneros, encabezados por Leon Feldhendler y el capitán soviético Aleksandr Pecherski, acuchillaron a 11 guardas nazis y se amotinaron contra el resto de nazis del lugar. El problema fue que en el bosque que rodeaba al campo era muy difícil sobrevivir y muchos de ellos fueron apresados o murieron de hambre y frío. Solo entre 100 y 200 de estos fugitivos sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial. Tras la fuga, Heinrich Himmler ordenó cerrar el campo y asesinar a los presos que quedaban.

Memorial del campamento de Sobibor.