¿Eres capaz de viajar por placer y no tocar la cámara?
Mucha gente me pregunta si cuando me voy de vacaciones viajo o me quedo en casa —ríe—. Cuando quiero vacaciones de verdad, lo que hago es ir a algún sitio donde nadie me conozca. Suelo repetir el destino porque sé que si voy a un lugar nuevo la inquietud me va a ganar y voy a acabar grabándolo. La cámara no la toco, pero con el móvil sí grabo cosas para las redes sociales porque me gusta, me divierte y me sale natural.
¿Esa necesidad constante de subir contenido a tus redes no te ha llegado a sobrepasar?
Es cierto que actualizo mis redes de forma muy continuada, de lunes a viernes intento ser constante. Y, sí, esto puede llegar a ser estresante si no consigues asimilarlo, pero en mi caso cuento con un equipo que se encarga de gestionar gran parte del canal de Youtube, lo que me ayuda mucho. Hay creadores de contenido que viven obsesionados con las cifras, es algo que nos ha ocurrido a todos, incluido a mí. Sin embargo, está en cada uno entender que en ocasiones hay vídeos que funcionan y otros que no. Se trata de una cuestión de salud mental. No te imaginas la de gente del mundillo que me ha confesado que tiene que acudir a terapia por problemas de este tipo.
¿Qué te gusta hacer para desconectar del mundo influencer?
Me encanta montar en bicicleta mientras escucho música. Uno de los momentos más relajantes de mi vida fue cuando me fui a montar por un desierto de sal. No sabes qué sensación tan increíble, ponerme la música a todo volumen, pedalear y no ver nada más que blanco. Eso sí que fue una experiencia relajante y hermosa. Me pongo a pensar en la gente que tiene que viajar con seguridad y coche blindado y digo: “¡Qué aburrimiento!” —ríe—. No quiero perder nunca la libertad de poder ir en bici adonde quiera.
Sin embargo, en más de una ocasión has tenido que viajar con seguridad privada.
Sí, es cierto. Cuando voy a grabar calles o barrios muy transitados o peligrosos, donde la Policía no tiene ni voz ni voto, suelo contratar seguridad privada. Antes solía ser más confiado, pero mi perspectiva cambió cuando me robaron durante un viaje a Venezuela, que es un lugar hermoso, pero donde la situación actual es bastante peligrosa. Te sientes constantemente en tensión. De igual manera, cuando voy a Sudamérica suelo llevar también seguridad, no por la inseguridad, sino por el hype que se genera entre los fans. Se trata de una cuestión de responsabilidad, para evitar que haya algún descontrol.
“A todo el mundo le fascina saber de la vida de tal actor o cantante, por qué no de youtubers”
Como demostraste en uno de tus vídeos, en un día normal te podían llegar a pedir 200 fotos. ¿Echas de menos el anonimato?
En ocasiones, el anonimato es maravilloso. Cuando empecé en esto, la persona más seguida en Latinoamérica tenía unos 100.000 seguidores y ya era algo impresionante. Ahora, tengo 29 millones tan solo en Youtube, si a eso le sumas las demás redes es una locura. En mi caso, tengo una fama muy local, te hablo de Latinoamérica. Puede que en algunas partes de España me lleguen a conocer, pero si me voy a Estados Unidos voy a estar de lo más tranquilo. Diría que estoy en un nivel de fama bastante aceptable —ríe—.
Pero ser un personaje público también tiene connotaciones negativas. Tú mismo has tenido que lidiar con que se hable de tu vida privada o te confundan con un criminal.
No creo que exista un lado negativo de la fama, todo es como tú lo quieras asimilar. Muchos dirían que, a veces, puedes perder tu privacidad, pero creo que en esos casos sales con gorra y gafas y listo —ríe—. En cuanto a los canales de prensa rosa, es algo que tenía que pasar tarde o temprano. A todo el mundo le fascina saber de la vida de tal actor o cantante, por qué no de youtubers. Lo importante es establecer ciertos límites y asimilar que, con quién salgas, a la gente se le va a olvidar en una semana. En Twitter, lo vemos todos los días, se descubre algo de cierta persona conocida y todo el mundo va en su contra, pero a la semana ya nadie lo recuerda. Lo importante es tener salud mental para reírse de ello.
¿Sientes que hay mucha envidia en redes sociales?
Hay mucha lucha de egos. A nivel de youtubers, cuando pides una colaboración a otra persona que está al mismo nivel que tú siempre se da una pequeña batalla. Hay rivalidad y tienes que fijarte mucho en si te conviene, ya que ese tipo de acciones pueden hacer que una mención en mi canal valga menos en el futuro.
“Hay creadores que venden llamadas telefónicas, videollamadas e incluso likes”
Del ocio al negocio
¿De dónde proceden la mayor parte de tus ingresos?
Muchas personas piensan que se genera publicidad directamente; podría ser así si vendieras muchas menciones en tu canal, pero yo intento cuidar mi contenido y no hacer tantas cosas pagadas. Entonces, donde más genero es a través de los anuncios puestos por Google.
¿Te plantearías solicitar dinero a tus seguidores para financiar tus contenidos?
El único sistema que he intentado es Youtube Premium, que es para suscriptores que pagan a cambio de pequeños beneficios. Es una manera de contribuir con los creadores a cambio de pequeños contenidos extra. Sin embargo, si te soy sincero, no me aporta ninguna ganancia. No veo mal que se hagan ese tipo de cosas siempre y cuando se realice de una manera justa. Lo que sucede es que hay creadores que venden llamadas telefónicas, videollamadas e incluso likes. Eso sí me parece de muy mal gusto. Tienen una oportunidad y la exprimen al máximo. Te hablo sobre todo de influencers pequeños, de 100.000 seguidores o así. Nunca verás a uno de más de cinco millones haciéndolo porque están en otro nivel.
¿Dirías que eres responsable con el dinero que ganas?
Me gusta pensar que no me dejo llevar por el dinero. Lo que hago es invertir porque he descubierto que, de este modo, ese dinero me genera más y me da una proyección de futuro. Por mi estilo de vida viajero no puedo utilizar ropa de marca y cosas de lujo, necesito cosas prácticas. La maleta es pequeña y los vestuarios deben ser los justos y apropiados para cualquier ocasión. Pero, si tengo un evento o una gala sí me gusta vestir bien.
Sin embargo, en muchos de tus vídeos muestras una vida de opulencia: vuelos en primera clase, hoteles, coches de lujo, etc. ¿Cuánto hay de real?
A veces sí enseño ciertas cosas de lujo, pero creo que podemos encontrar una gran diferencia entre lo que es un capricho y una comodidad. Cuando tengo viajes largos siempre compro billetes de primera clase, pero más que por el capricho de tomar una copa de champán es porque me gusta descansar. He descubierto que hay ciertos gastos que a veces son necesarios por el ritmo que llevo. Si cojo al mes cuatro vuelos de 12 horas y lo hago en clase turista termino agotado, el jet lag se nota mucho más y, a la larga, eres menos productivo. Me gusta buscar los mejores hoteles porque, después, me gusta ir a grabar y estar a la intemperie 12 horas. Para mí, este tipo de gastos están justificados.
“Trato de no desaparecer, estar constantemente non stop aunque tenga un día malo”
¿Todos los influencers tenéis esa mentalidad?
Después de tantos años metido en este mundo me he dado cuenta de que las personas que proyectan esta imagen de opulencia es solamente eso, imagen. Se mueren por proyectar un estilo de vida que, realmente, no se pueden permitir. Suben las fotos de la party más exclusiva porque le regalaron las entradas a cambio de una mención, pero nunca subirán fotos del hotel que ellos pagaron o el vuelo en clase turista que cogieron. Es importante encontrar un balance, mostrar que esas cosas existen, pero también dejar ver a una persona totalmente normal que, si es necesario, se queda a dormir en la terminal del aeropuerto.
Entonces, podríamos decir que caprichos, los justos.
La prenda más cara que tengo la compré por una prueba. Estando en Turquía me compré una sudadera y la verdad es que no me fijé ni en el precio hasta que un amigo me dijo que era fake. Costaba 3.000 euros y creía recordar no haber pagado más 100. Me enseñó varios grupos de Facebook que se dedican a subir fotos de personas conocidas para criticar si la ropa que usan es original o falsa. Esto me generó mucha curiosidad, así que un día en Ámsterdam pasé por la tienda del diseñador y me compré la misma sudadera original para poner a prueba a toda esa gente. Sin embargo, para mi sorpresa, todos seguían pensando lo mismo —ríe—. Yo decía: “¿Cómo es posible que no sepan diferenciar la de 3.000 euros y la de 100?”.
Si tuvieras que decir algo que diferencia a tu canal de Youtube del resto, ¿qué sería?
El estilo de contar las cosas. En un mismo vídeo tengo la capacidad de contar algo perturbador con un toque humor. Además, soy un obseso de la constancia, intento actualizar mi canal diariamente. Trato de no desaparecer, estar constantemente non stop aunque tenga un día malo. Siempre estoy de un lado para otro. Voy adonde sea y busco lo interesante y peculiar de esos sitios. Creo que, por eso, la gente me sigue, a todos nos interesa saber en qué nos diferenciamos con las personas del otro lado del mundo.
“Nunca se me ha pasado por la mente dejar Youtube”
¿Te has autocensurado?
Ese término suena muy feo, pero la realidad es que sí. Creo que todos nos autocensuramos, aprendes que no puedes subir cualquier foto, vídeo, opinión o chiste. Me he visto en situaciones donde la prensa y la gente en redes sociales saca de contexto tus palabras y da lugar a una situación terrible. Me he autocensurado para actuar con la mayor responsabilidad posible.
¿Te ves haciendo otra cosa que no tenga nada que ver con Youtube?
He pensado muchísimo en expandirme a otras plataformas y otros proyectos, pero nunca se me ha pasado por la mente dejar Youtube. Hoy por hoy, me gusta tanto que todo lo que emprendo lo veo como algo adicional. Ahora, tengo mi marca de ropa, El Rey Palomo, y, siéndote sincero, únicamente me encargo de dar luz verde a los diseños. Tengo un equipo que se ocupa de la producción, envíos y la retroalimentación. Hace poco publiqué mi primer libro, ‘Lugares Asombrosos’, que es como una bitácora de viajes. Me resultó súper difícil escribirlo y me paro a pensar en lo cansado que hubiera sido tener que decidir también el tipo de papel, dónde se va a imprimir, la foto de portada… Aprendes a delegar responsabilidades. También estoy inmerso en una producción cinematográfica y necesito la ayuda de un guionista y una productora para que haga planos bonitos y otro tipo de cosas que yo no sé hacer.
¿La marca de ropa es rentable como negocio?
Lo hago exclusivamente por diversión. Hoy, no es un negocio tan rentable como me gustaría, al menos bajo mis estándares. Pero lo más bonito de iniciar negocios, más allá de los resultados económicos, es que puedes dar trabajo. Muchas veces se piensa que las personas hacen las cosas simplemente por el dinero y sí, eso es muy bonito, pero ser consciente de que al ganar dinero le estás generando apoyo económico a otras personas es impresionante.
¿Cómo es el equipo que hace posible a Luisito Comunica?
Bastante grande. Aunque al principio te gana la avaricia, al final te das cuenta de que un equipo de trabajo te permite trabajar más y ampliar tu registro. Cuento con la ayuda de varias personas, pero para planificar los viajes todas las ideas son mías. Tengo una persona que me ayuda a diseñar las rutas y otra para edición, que es mi socio. A veces, le doy un toque final, pero son cambios pequeños. Hay veces que me apaño grabando solito, pero otras necesito la ayuda de alguien. Por lo general, trabajo con amigos.
**Artículo originalmente publicado en el número 53 de Vis-à-Vis. Compra tu ejemplar en quioscos o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.