Jedet: “Ser artificial no significa que no seas una persona natural”

La polifacética artista habla sobre la hipocresía del mundo influencer, su papel de La Veneno, sus retoques estéticos y su dura infancia.

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Cara A: La artista inclasificable

Se ha convertido en un personaje público a golpe de visualizaciones de Youtube y likes de Instagram, pero nunca se ha sentido parte de ese mundo que considera tan hipócrita. En su caso, las redes sociales son un vehículo para conseguir otros fines, como promocionar su música o sus trabajos como actriz —puedes verla en la tercera temporada de ‘Paquita Salas’ y próximamente en la nueva serie de Los Javis sobre La Veneno—. Jedet Sánchez (Gerona, 1992) se define como una artista multidisciplinar que crea desde el caos, ambiciosa e insegura a partes iguales. Huye de las etiquetas, de la farándula y de la mediocridad; mientras que sueña con cambiar el mundo y con tener en el banco lo mismo que Kim Kardashian. Lo de ambiciosa va muy en serio.

¿Cómo le explicarías a alguien que no está familiarizado con las redes sociales quién es King Jedet?
Para empezar, no soy influencer, sino artista multidisciplinar. Mi carrera se basa en cantar, actuar, escribir libros, hacer campañas… Eso forma parte de esta nueva profesión que se llama influencer. La diferencia entre los influencers y yo es que ellos solo viven de hacer campañas con marcas y subir fotos a Instagram y yo puedo no subir nada en una semana que mi carrera sigue igual.

¿Alguna vez te han hecho sentir como una intrusa en la industrial musical?
Desde que empecé me han hecho sentir como que no pertenecía a la industria porque venía de hacer vídeos de Youtube o porque hacía campañas en Instagram. Yo nunca he entrado en esos comentarios porque justificarme y darles los motivos por los que sí pertenezco a ella tampoco cambiaría nada. Lo que sí cambia es que vean mi trabajo. Y trabajo muchísimo. Si para mí la música fuera algo oportunista para hacer crecer mi carrera ya lo habría dejado, porque no estoy con ninguna discográfica ni soy un producto de nadie. Invierto mi dinero en eso, trabajo muy duro y es una fuente más de expresión artística que tengo.

Dónde hay más envidia, ¿entre los músicos o entre los influencers?
He de decir que cuando era youtuber e iba a cosas de youtubers, pero a la vez saqué mi primer single e iba a cosas de músicos, siempre le decía a mi amiga—la cantante Ms. Nina—: “Tía, en el mundo de los músicos me siento genial, pero con los youtubers es horrible, esa cosa de a ver quién tiene más seguidores, quién es más guay…”. Aparte, y esto no va a gustar a mucha gente, me parece un poco ridículo que tengas 35 años y estés haciendo vídeos con tags patéticos y creyéndote que tienes cinco años hablando de una peli de Disney. Es como: ‘¿Ese es tu propósito en la vida?’. El mío es cambiar el mundo. Y por ahí no voy a pasar. Se va a ofender la gente pero me la suda. Es la verdad.

“Creo que los homosexuales están mejor vistos mientras no sean muy femeninos, sean guapos y estén de gimnasio”

¿Cómo fue la acogida de tu single ‘Amor Criminal’?
El día del estreno tenía mucho miedo. Como vengo de hacer pop con influencias de reguetón y dancehall, pensaba que hacer algo más de banda no iba a ser tan aceptado. Pero me he llevado una grata sorpresa que reafirma mi teoría de que cuando haces lo que realmente quieres la gente lo ve. Podría haber seguido haciendo el estilo de música que hacía antes porque ya tenía mi público, pero no me apetecía. Me arriesgué y ha funcionado.

Vas a ser una de las protagonistas de la nueva serie de Los Javis sobre La Veneno. Parece que el público lo tenía claro.
Cuando pusieron en Instagram el post de la serie, que yo no lo había visto, ya que no sigo a nadie en Instagram porque me da ansiedad, me empezaron a llegar un montón de mensajes etiquetándome en esa publicación. La gente estaba loca diciendo que yo iba a ser La Veneno, incluso escribieron artículos. Es un honor que pensaran en mí.

Una de las cosas buenas de las redes sociales es que las polémicas vienen igual que se van. Por ejemplo, la que tuviste hace algún tiempo con Dani Mateo.
Fue una bomba en su día, pero lo que no se debe olvidar de esa polémica es el mensaje. Lo que expliqué, que es la verdad, es lo que las personas ‘trans’ o no binarias viven todo el año. No quiero que lo lapiden, usé su nombre para que se le diera más importancia a ese debate. No es solo Dani Mateo quien hace esos comentarios, los hacen muchas personas, sobre todo hombres. Puede que mucha gente, a raíz de eso, se plantee que decir “travesti cutre de Chueca” puede herir a alguien. Creo que los homosexuales están mejor vistos mientras no sean muy femeninos, sean guapos y tengan cuerpo de gimnasio. Llevaba un año sin polémica y dije esto aun sabiendo que me podían dar por todas partes. Hacer esto me ha recordado lo bien que estaba sin discutir. Prefiero estar en la calma y en paz. Me he vuelto una persona más aburrida.

En la imagen, con camisa de Gucci

“A lo mejor alguien dice: ‘Jedet tiene coño’, que es mentira, y lo cuenta dándolo por hecho”

¿Qué haces para que el hecho de ser conocida no se te suba a la cabeza?
Es verdad que, desde hace un tiempo hasta ahora, mi vida ha cambiado mucho. Mi realidad ha variado en ciertas cosas: salgo del portal y tengo el coche en la puerta, me relaciono con gente a la que yo admiraba antes… Pero, a la vez, no le doy importancia porque mi día a día no es eso. Vivo con mis mejores amigas en un piso compartido en Malasaña, como cuando era estudiante, voy al pueblo con mi familia y me tratan como siempre. También soy una persona de echarme para abajo. Aunque mañana me diesen un premio, algo que a cualquier persona le subiría el ego, yo siempre me sentiría la última mierda.

Tampoco tienes reparos en hablar de las cosas que te regalan o que consigues gratis gracias a tu trabajo en redes sociales. ¿Hay mucha hipocresía?
En el mundo de Instagram, sí. He vivido situaciones con parejas que en Instagram te venden la relación perfecta y luego los ves peleándose y hablándose de unas maneras… O engordan y se operan para quitarse la grasa pero no lo dicen y van de abanderadas de la naturalidad; o se pinchan y niegan los retoques. Siempre he huido mucho de parecerme a eso. A mí me envían muchas cosas, pero solo subo a Stories las que me gustan. Si voy a comer a un sitio que está rico lo recomiendo, si no prefiero pagar y no volver. Con los retoques estéticos lo mismo. Prefiero decir lo que me he retocado con cirugía o con Photoshop, lo dejo siempre clarísimo. Eso es algo que nunca dice nadie y habría que decirlo porque los niños que te siguen se creen que eres perfecta.

¿Qué es lo que menos te gusta de este mundillo?
Que todo el mundo cree que sabe todo de ti, que inventen rumores… A lo mejor alguien dice: “Jedet tiene coño”, que es mentira, y lo cuenta dándolo por hecho. También me gustaría salir un día a la calle y que nadie me conociese. Cuando estuve un mes trabajando en Los Ángeles salía y, claro, allí no me conocía ni Cristo. Pero amo mi vida y no cambiaría lo que tengo por nada. No quiero que quede como que me estoy quejando porque no es así.

“Hay detalles que tengo claro que quiero hacer, tanto física como interiormente, y otros que no tanto”

Cara B: la persona hecha a medida

La primera vez que se maquilló y se puso un vestido fue en 2016 para conocer a uno de sus ídolos: Lindsay Lohan. Desde entonces, Jedet no ha parado de hacer obras en esa casa que es su propio cuerpo y no solo en la fachada. Ya no bebe ni se droga, come bien, va al gimnasio y está trabajando mucho la paciencia. También ha aprendido a bloquear los recuerdos que le hacen daño, como el bullying que sufrió en su adolescencia o los desengaños amorosos. De todo lo demás habla sin tapujos porque dice que es incapaz de callarse cuando le preguntan. Así que dejémosle que hable.

¿Qué porcentaje de cambio, tanto a nivel físico como mental, te falta para ser quien quieres ser?
Me queda muchísimo porque espero vivir mucho tiempo. Tú vas descubriendo cosas sobre ti a medida que vas creciendo. Hay detalles que tengo claro que quiero hacer, tanto física como interiormente, y otros que no tanto. Tengo dudas. Por ejemplo, no sé si quiero ponerme un pecho o no. Lo que tienes que hacer es escucharte y tener paciencia. Las respuestas te vienen solas con el tiempo. Lo que quiero es continuar en esta paz mental y cuidarme.

¿Cuál es la pregunta que más te hacen en relación al tema de la transición?
“¿Te vas a operar algo más? ¿Te pondrías pecho? ¿Tienes vagina o pene? ¿Quieres hacer la transición completa?”. Quizá el problema es que yo hable tan abiertamente del tema y, por tanto, se creen con derecho a preguntarme. Pero, a la vez, pienso que no hablar del tema, y que esas personas que me siguen viesen los cambios en mí, haría que hablasen más. Prefiero decir lo que me he hecho y así no me molestan.

Tu primer libro, ‘Mi último regalo: diario de un corazón abierto en canal’, iba de amor. ¿Es eso lo que más te inspira a la hora de escribir?
Creo en la decepción amorosa —ríe—. En el amor no tanto porque no lo siento mucho, pero sí que hay veces que me gusta alguien y ya me imagino la boda. Luego me doy la hostia y me escribo tres canciones o un libro. Solo me he enamorado una vez y me cuesta mucho. Creo que no está hecho para mí…

Jedet luce top de Bershka y pantalón de Mans Concept

¿Qué es lo más loco que has hecho por amor?
¿Sabes qué pasa? Que tengo una inteligencia emocional que borra todo lo patético de mi memoria. Si he hecho algo increíble por amor no lo recuerdo porque me dolería, y lo que he hecho por desamor supongo que es patético y tampoco lo recuerdo.

Te criaste entre Cataluña y un pueblo muy pequeño de Granada. ¿Tuviste una infancia feliz?
Fue feliz e infeliz. He decidido quedarme con lo bueno. Pero sí es cierto que sufrí bullying porque tenía sobrepeso y me decían maricón, lo típico. Mi pueblo era como un refugio fuera de eso. Todos nos juntábamos con todos porque éramos muy pocos niños. No recuerdo el “maricón” viniendo de niños de mi pueblo, lo recuerdo de cuando estaba en el instituto. Tuve una infancia buena porque mis padres me dieron todo lo que pudieron al no tener más hermanos y una educación buena. Es un punto que tengo muy tapado.

¿La gente confunde ser artificial con ser superficial?
Totalmente. Ser artificial o haber cambiado cosas de tu aspecto no significa que no seas una persona natural. Al revés. Soy la persona más natural del mundo en cuanto a carácter, pero mi físico lo he ido construyendo según lo que quiero ser de cara al futuro. Y me cuido porque me apetece y me gusta. Mi cara está hecha a base de pinchazos, cirugía y más que voy a hacerle. Pero no quiere decir que mi corazón no sea real. Siempre digo que la cirugía plástica es como las obras en una casa: si te gusta el gotelé lo dejas y, si no, lo quitas.

Desde que llegaste a Madrid hace siete años, ¿has notado el cambio hacia una sociedad más abierta?
Desde que me mudé hasta ahora he notado cambio, pero a peor. Quizá tiene que ver con que tengo más conciencia sobre lo que está bien y lo que está mal, lo que hay que denunciar y lo que no. Antes vivía más a lo loco. No se hablaba tanto de denuncias por agresiones, mientras que ahora se está poniendo un foco muy importante sobre la comunidad LGTB. Las personas se sienten cada vez con más confianza para denunciar y contar lo que les pasa.

Has reconocido que el mundo de la farándula es tóxico. ¿Tú cómo lo gestionas?
Sobrevivo al mundo de la farándula de una forma muy sencilla: si hay 100 eventos, voy a uno. Y voy con mi amiga, porque así me siento en casa. Lo enfoco así: vale, estoy en este evento porque es trabajo, lo hago y me voy. Y también conoces a gente increíble que se dedica a lo mismo que tú. Y mi madre, que además trabaja conmigo en el tema de las facturas, me regaña por cómo tengo el cuarto… Mi vida es tan normal que tampoco le doy mucha importancia a lo otro. Es que el 90% del mundo es tan falso…

Dices que te cansas muy rápido de las cosas. ¿Qué te gustaba antes y ahora odias?
De moda, por ejemplo, los aros gigantes y los labios rojos. No entiendo esa obsesión que me dio. Antes siempre llevaba los labios mate y, desde hace dos años, quiero gloss. Me he cansado de hacer música pop ‘reguetonera’, me cansé de comer mal, de beber, de drogarme, de la fiesta y todo eso. Ahora, me encanta ir al gimnasio, comer sano… Y me canso de algunas personas también, claro —bromea—.

**Artículo originalmente publicado en el número 53 de Vis-à-Vis. Compra tu ejemplar en quioscos o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.