Japón es un país célebre por sus tradiciones y gastronomía, entre otras muchas cosas, pero lo que muchos desconocen es que en él también se encuentran las tres ciudades donde más nieva del mundo. Los Alpes japoneses, la región de Tōhoku y la isla de Hokkaidō se convierten en paraísos invernales de excepcional belleza, ideales para la práctica del esquí.
El título de ciudad con más nevadas se lo lleva año tras año Aomori. Esta ciudad de unos 276.000 habitantes situada en la punta norte de la isla alcanza una media de ocho metros de nieve al año, la mayoría entre enero y febrero. Y no es la única en vestirse de blanco en estas fechas, ya que la japonesa Sapporo es la segunda más nevada con cinco metros de nieve de promedio. Toyama, la tercera, ronda los 4 metros de espesor. Para que te hagas una idea, con la pasada Filomena la nieve en Madrid y media Península alcanzó un espesor de medio metro y muchos ya se llevaron las manos a la cabeza.
Con tanta nevada, lo habitual es que al viajar por Aomori y sus alrededores circules por carreteras despejadas con paredes de nieve a los lados de varios metros de altura, algo que también ocurre en muchos otros puntos del país nipón. Tanto es así que, en muchas partes, el Sol prácticamente se oculta tras los montículos de nieve. De hecho, muchos tramos de la red nacional de carreteras se cierran cada año y, antes de volver a abrir en abril, las excavadoras se pasan un mes limpiando el asfalto y formando un túnel blanco con la nieve removida que se convierte en un reclamo para muchos visitantes.
Sin embargo, pese a que a muchos les choca tanta blancura, los japoneses en general ven la nieve como algo habitual y cada año la reciben con importantes festivales y desfiles. El más grande es el Festival Anual de Nieve de Sapporo, en febrero, con imponentes creaciones arquitectónicas hechas completamente de hielo y nieve. En Aomori, también en febrero, es muy popular el Yukiakari Matsuri, en el que cientos de farolillos de nieve que los lugareños hacen manualmente decoran el lugar. En total, a lo largo del país se celebran más de 15 festivales de nieve, algunos con Récords Guinness, como el de Asahikawa por sus esculturas de nieve gigantes.
Aunque no todo son celebraciones y postales idílicas. Durante los meses de diciembre, enero y febrero, la vida en Aomori, Sapporo y Toyama se hace realmente difícil en los días de nevadas más intensas. Los retrasos y parones en el transporte público, así como esa imagen que tanto horrorizó durante Filomena de coches atrapados o abandonados durante días, son frecuentes en estas urbes durante el invierno. Además, es frecuente que las nevadas vengan acompañadas de una fuerte niebla que dificulta la visión. Los cúmulos de nieve son tan grandes que muchos días los vecinos no pueden usar las ventanas de las plantas bajas y cuesta mucho hasta abrir las puertas de la calle. También es habitual que, por la labor de las quitanieves, se formen duros muros de nieve frente a escaparates o paradas de bus.
Blindados contra el frío
Eso sí, los habitantes de estos lugares tan helados intentan que su día a día no se vea frenado por las inclemencias meteorológicas. Así, los colegios se mantienen abiertos la mayor parte del tiempo y los crampones y las botas de monte con grandes tacos son el calzado habitual para evitar percances con los bloques de hielo que se forman en las aceras. Además, los lugareños se lo toman con filosofía y ya ven como un ejercicio diario el uso de la pala para quitar la nieve. De hecho, desde varias asociaciones locales se proponen ejercicios para entrenar mientras se usa la pala.
Asimismo, toda la ciudad está bien preparada para combatir las heladas. Algunas de las aceras de estas ciudades tienen un sistema de calefacción eléctrica que aumenta la temperatura y evita que la nieve y el hielo se acumule en ellas. Las ciudades pueden permanecen comunicadas gracias a que las vías de la red ferroviaria tiene un sistema rociador de agua tibia para evitar colapsos. Además, la mayoría de trenes cuentan con estufas frente a los asientos. Por su parte, los aeropuertos como el de Aomori cuentan con quitanieves para despejar las pistas de forma continua.
Obviamente, también hay que abrigarse bien pero eso, a veces, no es suficiente. Para los días más fríos, los japoneses usan Kairo, unos calentadores muy baratos (menos de 1 euro), muy discretos, desechables y que se llevan adheridos a la camiseta o a los calcetines para calentar torso y piernas. Gracias a la reacción exotérmica que provocan, alcanzan durante 12 horas una temperatura entre 50 y 60 grados por lo que no pueden ponerse nunca sobre la piel, sino sobre la ropa.
Paraíso del esquí
El motivo de que Japón sea un país con tantas nevadas es que el viento gélido que sopla a lo largo de Asia en dirección este atrapa toda la humedad del mar de Japón. Así, al llegar al archipiélago nipón, toda esta humedad es vertida en forma de nieve en las áreas montañosas a pie de costa como Aomori o Sapporo. Por ello, además de ciudades que parecen sacadas de un cuento de Charles Dickens, el país cuenta con más de 500 estaciones de esquí, siendo el segundo país con más estaciones de esquí y anfitrión de los Juegos Olímpicos de Invierno en dos ocasiones.
La región alpina de Hakuba, situada a unas 3 horas y 40 minutos en tren desde Tokio, tiene la mejor nieve en polvo del planeta y cuenta con 11 estaciones perfectas para practicar todo tipo de deportes de nieve. Y además de para practicar deportes de invierno, lugares como la isla de Hokkaidō, cuya capital es Sapporo, son espacios casi vírgenes de los que te enamorarás. Igual que de la costa de Amaharashi, un reclamo para los turistas que deciden recorrerla en coche o tren y apreciar los Alpes japoneses. De hecho, su encanto es tal que muchos autores nipones, como Otomo no Yakamochi, la han tenido como inspiración en sus obras.
Y, obviamente, con un clima tan frío, lo que más apetece son buenos guisos. Platos como el shabushabu, un guiso de carne de buey, el estofado sukiyaki o el chanko, un guiso de pescados y mariscos consumido por los luchadores de sumo, son algunos de los reclamos gastronómicos de Japón. Así que si te gusta el esquí, la naturaleza, la gastronomía, las tradiciones ancestrales y, por encima de todo, la nieve, Japón es tu destino ideal este invierno.