Su cine es sinónimo de finales sorprendentes, giros inesperados y argumentos sobrecogedores que escapan a la razón. Manoj Night Shyamalan es el director y guionista por antonomasia del misterio y responsable de éxitos como ‘El sexto sentido’, ‘Glass’ y ‘El Bosque’. Ahora, regresa a la gran pantalla con este ensayo audiovisual sobre el paso del tiempo, la enfermedad y la muerte en los que un grupo de personas comienza a envejecer aceleradamente. Todo ello narrado en una paradisíaca playa en la que ya te aseguramos que no querrás perderte . Sí, solo el director indio podía retratar uno de los mayores miedos de la humanidad y enmarcarlo en un lugar de ensueño. O de pesadilla. Si todavía no te convence la idea, aquí tienes los motivos para no perdértela.
1. Un terror de lo más humano
Esta cinta bien puede ser un thriller, un drama o una historia de terror, porque lo cierto es que el argumento va tocando todas las teclas para crear este cántico (o abucheo) a la vida y el carpe diem. Pero los miedos con los que juega se alejan de asesinos, experiencias paranormales y catástrofes naturales. No, la película se centra en una preocupaciones que (casi) todos en algún momento hemos tenido. El paso del tiempo y la vejez son los grandes protagonistas de una historia espeluznante con reacciones viscerales y naturales que hace que salgas del cine deseando exprimir cada momento. Porque ninguno podemos escapar del minutero y eso, a muchos aterra.
2. Una reflexión existencialista necesaria
A M. Night Shyamalan le encanta plantear dudas existenciales en sus cintas. Pero en este nuevo thriller no se limita a tibios esbozos. No, desde casi el comienzo la película te obliga a replantearte tu vida, tus decisiones y los caminos que escoges. Porque cuando ves que todos envejecen a un ritmo acelerado, es imposible no cuestionarte si estás o no viviendo la vida que quieres antes de levantarte una mañana y ver que ya estás entrado en años. Las elecciones que tomas y las que rechazas te golpean la cara, a un ritmo pausado pero muy efectivo que te va metiendo de lleno en la historia. Recuerda el nombre de Giuseppe y no dejes escapar al tuyo.
3. Emociones a flor de piel
Da igual que seas de Badajoz o de Wisconsin, los temas que trata este film son tan cercanos, universales y humanos que remueve a cualquiera que lo vea. Ver a tus hijos crecer y enfrentarse al mundo, sentir como tus padres envejecen y pasan a ser un mero vestigio de lo que eran o sentir como la lozanía de la juventud se escapa como arena entre los dedos, hacen imposible no identificarse con alguno de los personajes de la cinta. Además, se evitan las escenas demasiado melodramáticas y todo está tratado con muy buen gusto y de manera sutil. Los diálogos de M. Night Shyamalan son muy realistas y, el final que reserva a su pareja protagonista, es uno de los más conmovedores de toda su filmografía.
4. Planos de vértigo
Apenas diez personajes y una única localización muy constreñida hacen pensar que la cinta puede caer en la monotonía visual. Pero no se puede olvidar que el cineasta indio es un genio del mainstream y domina a la perfección el juego de planos. Así, en la puesta en escena el trabajo se alza como una de las creaciones más soberbias del año en el terreno del suspense y terror. A través de giros de cámaras que huyen de lo convencional, paneos, zooms y encuadres, la película aspira a reinventar el séptimo arte a cada instante. Y vaya si lo consigue.
5. Un campo de cultivo para la enfermedad
Además de emocionante y desconcertante, el nuevo proyecto de M. Night Shyamalan es tan curioso que podrías desear más y más horas de metraje. Plantea supuestos tan atractivos como los cambios fisiológicos en el cuerpo con el devenir de los años y la evolución de distintas enfermedades como el cáncer, la osteoporosis o la hemofilia. El tratamiento que hace de la evolución de la esquizofrenia es brillante al igual que los supuestos que propone entorno a la epilepsia. De hecho, todo se presenta con tanta naturalidad y minuciosidad que te quedas con ganas de que se traten otras enfermedades como la diabetes o el sida.
6. Un elenco sutil pero efectivo
Gael García Bernal y Rufus Sewell son los rostros más conocidos de esta producción que huye de las grandes estrellas hollywodienses con las que el director ha contado en otros proyectos. No, en esta ocasión hasta el elenco es una declaración de intenciones y los actores no tan famosos parecen reafirmar la idea de que el tiempo pasa para todos y que, cualquiera de ellos, podría ser tu vecino o la mujer que te cruzas por la calle. Eso sí, aunque no sean tan populares como los protagonistas de otras cintas de Shyamalan, nos dejan interpretaciones magistrales y muy orgánicas.
7. Implacable y sin piedad
El cine de Shyamalan no tiene pelos en la lengua y esta película no iba a ser una excepción. Es brutal y cruda hasta decir basta y, aunque a ratos no quieras seguir viendo los estragos de la enfermedad y la demencia senil, no puedes apartar la vista de la pantalla. No escatima en imágenes impactantes y, aunque evita lo gore y las imágenes demasiado explícitas, el lenguaje visual que usa es voraz y con solo sugerir y presentar las situaciones ya le es suficiente para removernos las entrañas. Si quieres verla, corre, que el tiempo vuela.