Las manifestaciones de las últimas semanas en Estados Unidos a raíz de la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía de Mineápolis han puesto el foco en la segregación racial que aún pervive en muchos sectores de la sociedad. Pero, ¿y España? “España es un país racista en su estructura, desde la ley hasta las prácticas policiales, el acceso a la vivienda o las miradas en muchos entornos”, asegura Alba García, activista de SOS Racismo. Y es que, aunque el asesinato de una persona racializada es el máximo exponente de esta lacra, lo cierto es que solo es la cúspide de una pirámide sostenida por microrracismos que van desde los tópicos y las bromas hasta los abusos policiales. Toma nota de ellos y frena la rueda de la discriminación.
La “gracia” de ser negro
Algo que ahora parece censurarse en muchos ámbitos, hace unos años era lo habitual. Mostrar a las personas negras siempre sonrientes y hacer que lo único destacable en ellos fuera su tono de piel o labios gruesos es algo que ha sido frecuente en muchos anuncios. Incluso algunas marcas como Conguitos o líneas de productos como Beso de Negra, de Nestlé, han fomentado esos clichés. Y, cómo no, la ofensiva costumbre de disfrazarse de negro y fomentar el blackface. “En los disfraces, por ejemplo, algunas veces somos racistas sin saberlo y otras sabiéndolo y justificándolo desde la admiración, como con el blackface que cada año se repite sin parar”, critica la activista. Y si no lo ves, basta con que busques en Internet “disfraz de negro” y lo compares con lo que aparece al buscar “disfraz de blanco”. ¿Lo has entendido ya?
En una palabra: racismo
Muchos filósofos como Ludwig Wittgenstein o Karl Marx ya hablaron de la importancia del lenguaje para describir la realidad y viceversa. Es decir, el lenguaje marca lo que pensamos y a la vez construye nuestra ideología y, con ello, nuestros actos. “En su lenguaje, España es racista, en expresiones cotidianas y en los estereotipos que tenemos hacia la gente racializada”, señala Alba García. Expresiones como “trabajar como un negro”, “ir hecho un gitano” o “no hay moros en la costa” fomentan la creencia de la supremacía blanca. Además de las expresiones, también se utilizan palabras despectivas como “panchito”, para referirse a las personas de Latinoamérica o “chino” para cualquier persona asiática. “Hay muchas palabras racistas que tenemos absolutamente asumidas. Por ejemplo, la palabra mulata o mulato, que viene de la mula, para referirnos a alguien afrodescendiente”, denuncia Alba.
Ni trepas ni gorrones
Un microrracismo mucho más obvio son los prejuicios arraigados en la sociedad española. Dos ejemplos podrían ser la creencia de que los migrantes quitan el trabajo a los españoles o que las mujeres negras son más ardientes. Unos estereotipos que generan una construcción del otro que nos hace actuar en consecuencia. “Una de ellas es la idea de que cobran las ayudas sociales y no aportan nada, cuando además existen datos al respecto que demuestran lo contrario“, añade la activista de SOS Racismo.
Criminalizando a inocentes
Y si pensar en la fogosidad de las mujeres negras y latinas o creer que los inmigrantes vienen a vivir del cuento fomenta el racismo, mucho más lo hace verlos como delincuentes. “La criminalización a la gente migrante y racializada es constante, en los medios de comunicación y en las prácticas policiales”, apunta Alba. Titulares en la prensa que, cuando se tratan de sucesos y crímenes, destacan si el implicado ha sido un gitano, un africano o un musulmán, o actuaciones policiales que, sistemáticamente, paran a inmigrantes por verlos más “sospechosos” son algunos de los prejuicios que aún perduran. “En Vizcaya, donde yo trabajo, en concreto en el barrio de San Francisco, venimos años denunciando los abusos policiales y las paradas por perfil étnico que se hacen a personas por ser consideradas siempre sospechosas”, añade.
Más que positivo, ridículo
Otro racismo mucho más sutil pero igual de dañino, precisamente por pasar más desapercibido, es la discriminación positiva. Por ejemplo, si al entrar a un hospital te atiende un doctor racializado y te sorprendes o incluso comentas con sorpresa lo bien que te ha atendido, sí, estás siendo racista. “Cuando vemos en entornos en los que no estamos acostumbrados a gente racializada nos sorprende y podemos poner en duda su profesionalidad”, indica la activista. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con todos esos clichés “positivos” como decir que los hombres negros tienen un gran miembro viril o tratar a una persona racializada con condescendencia. “También se puede caer en racismo desde una parte “positiva”, como cuando hablamos de las mujeres. Expresiones como que los senegaleses son tan sonrientes y que con poquito que les des son felices, son también racismos. Creyendo que estamos haciendo un elogio, estamos siendo racistas”, apunta Alba.
Una pregunta sin que “te ofendas”
Y en todo esto de la discriminación positiva también entra la típica pregunta: “¿De dónde eres?”. Una duda aparentemente inocente y que, en muchos casos, se hace con buena voluntad y para mostrar interés en la otra persona. Sin embargo, esto conlleva extranjerizar sistemáticamente al otro, es decir, asumir que por ser negro o con rasgos asiáticos no puede ser de nuestro país. Ocurre algo similar cuando al tratar temas raciales se enfocan como un tema tabú o que puede ofender, sin darle la naturalidad que merece. ¿Un ejemplo? Utilizar el término “de color” en lugar de decir que es una persona negra.
Racismo con todas sus letras
Si a estas alturas aún estás convencido de que nunca has incurrido en racismo alguno, ten presente que este artículo es, de por sí, racista. Sí, desde el titular hasta el tratamiento al llamar a todo esto microrracismo es una actitud discriminatoria, ya que estamos quitando hierro al asunto y banalizando algo que causa dolor a muchos. “¿Son microrracismos? Más bien lo denominaría como todas las cuestiones que sustentan esa pirámide de racismo. No les llamaría micro, yo diría macrorracismos”, concluye la activista de SOS Racismo. Así que ya sabes, toma nota y recuerda que #blacklivesmatter.