Si tal y como augura un grupo de epidemiólogos de la Escuela de Salud Pública de Harvard el distanciamiento social podría alargarse hasta 2022, lo mejor es que nos adaptemos cuanto antes a esta nueva normalidad. Y eso pasa por conocer y respetar las medidas de distanciamiento social, fundamentales para frenar la propagación del virus. Como ya sabemos, entre las principales se encuentra la de mantener una separación mínima entre personas de 2 metros, una imposición que se está traduciendo en medidas e iniciativas muy singulares. Porque si algo está fomentando esta crisis es nuestra capacidad de inventiva. Como dijo Albert Einstein, “La creatividad es contagiosa, pásala”.
¿Quién se viene de picnic?
Después de la playa, el lugar que más ganas teníamos de pisar eran los parques. Sobre todo quienes viven en grandes ciudades sin mar donde estos rincones verdes suponen la principal vía de escape para desconectar del bullicio. Pero, ¿cómo se puede garantizar que la gente cumpla la distancia de seguridad en un prado? Pues muy sencillo: dibujando círculos con tiza en la hierba. Esta es la estrategia que ha seguido el Domino Park del neoyorquino barrio de Williamsburg, en el que actualmente hay 30 circunferencias de 2,5 metros de diámetro sobre el césped.
Una solución que también ha aplicado San Francisco para sus parques, como el mítico Dolores Park; o Estambul en su paseo marítimo de 42 kilómetros conocido como Kordon. La idea es que quienes acudan al parque se asignen un círculo y no lo abandonen hasta que se marchen.
Restauración en tiempos de crisis
El sector de la hostelería ha sido uno de los más afectados por la crisis del coronavirus. Tras más de dos meses cerrados por el estado de alarma, ahora los restaurantes se enfrentan a una dura vuelta a la actividad marcada por las estrictas medidas de seguridad. Por eso, muchos locales han tenido que tirar de imaginación para cumplir con las reglas de distancia social. A los dueños del Cafe & Konditorei Rothe, situado en la localidad alemana de Schwerin, se les ha ocurrido poner a sus clientes churros de espuma en la cabeza para marcar la distancia, lo que nos deja una de las estampas más bizarras de la desescalada.
Más llamativo aún es lo de Fish Tales, un chiringuito de Maryland (Estados Unidos) que mantiene la distancia social mediante flotadores. Sus “mesas de choque” están modificadas para que el cliente se pueda moverse con ellas sin entrar en contacto con nadie a menos de 1,8 metros. De momento este bar de Ocean City ha comprado 10 de estas mesas creadas por la empresa Revolution Events, aunque esperar hacerse con más dentro de poco.
Otros locales han optado por medidas más sencillas, aunque igualmente ingeniosas. Es el caso del restaurante Maison Saigon, en Bangkok, que ha decidido colocar osos panda de peluche en las mesas que no se pueden ocupar para mantener la distancia de seguridad. O el buffet Penguin Eat Shabu, también en la capital tailandesa, donde se han puesto tubos de PVC y láminas de plástico parar crear cubículos individuales donde comer.
Pero, sin duda, la alternativa más original y romántica vista hasta la fecha es la del centro cultural Mediamatic ETEN en Oosterdok, Ámsterdam. Su restaurante se ha decantado por instalar una especie de invernaderos con capacidad para dos personas, aunque están a la espera de que las autoridades holandesas les concedan los permisos. La comida se serviría a través de unos tablones de manera, de tal forma que la interacción entre el personal y los comensales quedaría limitada.
Foto: Robin Van Lonkhuijsen
Los gimnasios del futuro
La reapertura de los centros deportivos post-Covid-19 tampoco va a ser fácil. Aunque cabe recordar que el sudor no es una vía de transmisión del virus, sí conviene extremar las precauciones. Y es que en estos lugares hay infinidad de superficies y aparatos en contacto constante sobre los que se puede toser o estornudar, lo cual sí es una vía de contagio directa. Por eso, además de la limpieza y desinfección llevada a cabo por parte del gimnasio o la limitación de aforo, es obligatorio el uso de toallas individuales para las máquinas.
Pero lo de Hong Kong es otro nivel. Allí, las instalaciones deportivas han reabierto con las máximas medidas de seguridad, como la instalación de unas mamparas divisorias entre las máquinas de correr y las bicicletas estáticas. Una solución que permite mantener la distancia social al mismo tiempo que otorga total privacidad a los usuarios. Las imágenes, compartidas por diferentes usuarios de Twitter, no han tardado en hacerse virales, pero habrá que esperar para saber si sientan un precedente.
Gyms open again in Hong Kong.
New #Covid19 #SocialDistancing measures pic.twitter.com/gFQsTjkAsN
— Virginia Lau (@virginiaylau) May 16, 2020
El guardián de la distancia
Aunque cada uno debe estar pendiente de cumplir con la distancia de seguridad, no está de más una ayudita por si nos despistamos. En los parques de Singapur han recurrido al Spot Robot, un dispositivo de seguridad que vela porque los ciudadanos cumplan con estas medidas. Desarrollado por la multinacional Boston Dynamics, está equipado con cámaras y sensores que le permiten calcular el aforo en los parques, aunque no identifica a las personas. Además, el aparato dispone de un altavoz por el que reproduce un mensaje pregrabado el que se pide que respeten las distancias.
Y sí, puede que te resulte familiar porque recuerda mucho a los perros robóticos que aparecen en el capítulo ‘Metalhead’ de ‘Black Mirror‘. De esta forma también se evita poner en riesgo a las autoridades, ya que Spot Robot funciona por control remoto. De momento es solo un proyecto piloto, pero si funciona podría desplegarse en otros parques. Como decíamos, creatividad en tiempos de crisis.