La crisis sanitaria está modificando nuestra vida en muchos aspectos, desde el laboral al social pasando por el sexual. Y, en relación a este último, durante este tiempo de alerta también han surgido, y siguen surgiendo, infinidad de preguntas: ¿Cómo afectará el coronavirus a las relaciones sexuales? ¿Hay que protegerse ante los besos? ¿Se puede transmitir el virus a través del semen? Cuestiones que, a pesar de la gran cantidad de fuentes de información que tenemos a nuestro alcance, siempre es mejor que responda un experto. Por eso, nosotros hemos querido entrevistar a la sexóloga y socióloga Lara Herrero para que nos aclare algunas de las dudas más repetidas en estos momentos sobre las relaciones íntimas. ¡Toma nota!
1. ¿En qué medida cambiará esta crisis sanitaria nuestra forma de relacionarnos con el sexo?
Todo depende de cómo se haya vivido la situación. Muchas parejas saldrán reforzadas de ello, sin embargo, otras se separarán. En este sentido, aún estamos a tiempo de revisar el sistema de cuidados, tanto propio como el de la(s) pareja(s), así como de los espacios que dejamos para cada uno/a. La función reproductiva de la sexualidad también podrá verse afectada. Muchas personas tienen miedo a un embarazo en semejantes circunstancias, pero muchas otras habrán podido hacer una revisión de sus deseos. Aunque no creo que podamos hablar de un Baby boom –dado el envejecimiento de nuestra población–, es posible que la baja tasa de natalidad se vea algo incrementada después de esto.
2. ¿Puede verse afectado el deseo?
Sí, durante esta situación y después de la misma. Muchas personas están renunciando al mismo por no poder suplirlo con el contacto junto a otra persona. Descuidar el deseo puede conducir a disfunciones tales como la desinhibición del mismo. Para evitarlo no hay que dejar de entrenarlo, por ejemplo, a través del autoerotismo, la masturbación, las fantasías… Prácticas beneficiosas en circunstancias adversas, debido a las sustancias que se segregan al ponerlas en prácticas, ya que pueden producir relajación, sensación de alivio, euforia, placer o mejora en la conciliación del sueño.
3. ¿Es necesaria también una cuarentena sexual?
¡Somos seres sexuados, poner esa condición en cuarentena es imposible! Lo que no estaría de más es poner el modelo erótico tradicional en cuarentena y darnos permiso para ampliar el mapa que la erótica nos ofrece: contemplar prácticas más allá de la penetración, placeres más allá del orgasmo y zonas erógenas más allá de los genitales –aunque imagino que muchas personas ya lo habrán hecho, obligadas por la situación o no–. La cuarentena también puede tomarse como una oportunidad para revisar el terreno de la sexualidad.
“Prácticas como los besos, mordiscos o lamer, donde el riesgo es muy alto, podrían verse limitadas”, Lara Herrero, sexóloga y socióloga
4. ¿Será totalmente seguro mantener relaciones sexuales con la nueva normalidad?
No. Si se convive con la(s) pareja(s) será más seguro que si se vive sola/o. En el segundo caso es probable que la inseguridad frente al contagio se determinante. Además, prácticas como los besos, mordiscos o lamer, donde el riesgo es muy alto, podrían verse limitadas. Y no, no todas las personas están dispuestas a renunciar a ello en un encuentro sexual. Algunos expertos han hablado de posturas recomendables para practicar un sexo seguro en la desescalada –lo que se ha llamado ‘coronasutra’–; sin embargo, resulta muy reduccionista contemplar como única opción el coito.
5. ¿Hay algo que deberíamos cambiar o dejar de hacer?
Algunas investigaciones han detectado el virus en el semen de pacientes infectados, así como en heces, saliva, orina o fluidos vaginales, pero esto no significa que el contacto genital sea una vía de transmisión del virus. Las investigaciones al respecto están por confirmarlo o desmentirlo. En cualquier caso, es recomendable continuar tomando precauciones no sólo frente al virus, sino también frente al contagio de ITG utilizando el preservativo y las barreras bucales –para practicar cunnilingus–.
6. ¿Qué consecuencias tendrá la disminución del contacto social?
En primera instancia la consecuencia es positiva. Y es que nos hemos parado a reflexionar sobre la importancia del contacto y los afectos. Y esto, en una sociedad posmoderna e individualista como la nuestra, donde el ritmo de vida nos conducía hacia relaciones fast food, es una buena noticia. A nivel neurológico, el contacto es terapéutico, por lo que la ausencia del mismo puede resentirnos a nivel emocional y externalizarse en forma de angustia, ansiedad o depresión. Como diría Aristóteles, las personas somos “seres sociales” que necesitamos de otros y otras para sobrevivir.
“Los encuentros esporádicos con personas desconocidas entran en un nuevo contexto”
7. ¿El miedo al contagio afectará, por ejemplo, al sexo esporádico?
Sí, porque ese miedo está presente en buena parte de la población. El actual incremento de ITG (infecciones de transmisión genital) e IVE (interrupción voluntaria del embarazo) se corresponde con la ausencia del uso de métodos anticonceptivos –y un mal uso de los mismo–. Parece ser que la prevención estaba dejando de ser una prioridad para muchas personas; sin embargo, ¿sucederá lo mismo con el COVID-19? Yo creo que no. Por otra parte, los encuentros esporádicos con personas desconocidas entran en un nuevo contexto. A nivel físico cabe preguntarse cómo sentiremos atracción por una media cara –mitad ojos y frente/mitad mascarilla–. No va a ser fácil.
8. ¿Muchas personas y parejas han encontrado en las plataformas digitales una nueva forma de vivir su sexualidad?
El sexting es una práctica erótica que se ha popularizado con el confinamiento, –tanto entre parejas como entre personas solteras–, pero no a todo el mundo le entusiasma. Las pantallas no siempre son suficientes para suplir la necesidad de contacto aunque a veces sirvan como placebo. Al igual que las aplicaciones de citas, durante la cuarentena también se ha visto incrementado el consumo de pornografía mainstream. Pero creo que aún es pronto para conocer la influencia de estos acontecimientos en la sexualidad de las personas más allá del impacto en el desarrollo de habilidades sociales, que ya se venía observando a nivel sociológico desde hace años.
9. ¿Podemos extraer algo positivo de esta crisis en cuanto a nuestra sexualidad?
En general, la disposición de mayor tiempo invita a otorgar mayor dedicación al autocuidado y, por tanto, al cuidado de la(s) pareja(s) –en caso de tenerla–, al cuidado de la sexualidad –el autoconocimiento y el autoplacer– o, por ejemplo, en el caso de las personas menstruantes, es un momento idóneo para conocerse, explorar y tomar conciencia del ciclo menstrual. También puede ser momento para explorar nuevas prácticas como el sexting o para atender aquellos deseos que habíamos descuidado. Y, por supuesto, es momento para los afectos.