El puente Golden Gate le ha puesto banda sonora (apocalíptica) al 2020

El puente más famoso del mundo se ha hecho viral por comenzar a emitir un extraño silbido tras la renovación de parte de su vallado.

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Que 2020 está siendo un año complicado de digerir no es necesario que lo recalquemos, solo hace falta darse un paseo por los principales portales digitales de la red. Se ha llega a reflexionar, incluso, sobre si este el final que merecemos los humanos por tratar mal al planeta. Y en ese remix de pandemias y revueltas sociales, aparece una noticia que, de no tener una explicación lógica, bien podría ser la banda sonora de este extraño 2020.

Y es que desde hace unos días la red, y más concretamente Twitter, está revolucionada con un extraño silbido que ha comenzado a emitir el puente Golden Gate de San Francisco. Sí, el mismo que habrás visto en cientos de películas de Hollywood, y que, con sus 2.737 metros de longitud, une la península de San Francisco con el condado de Marin.

Armónica gigante

El puente, que presume de años como nadie –en enero cumplió 87–, ha comenzado a emitir un silbido que muchos han relacionado rápidamente con las ‘Trompetas del Fin del Mundo’ de las que habla la Biblia o con el conocidísimo ‘The Hum’. Esto es, un zumbido que recorre los cielos y del que hay varias grabaciones, pero para el que ni científicos ni otros expertos han encontrado explicación.

Sin embargo, en el caso del Golden Gate parece que todo tiene una base más sencilla y, sobre todo, menos apocalíptica. Y es que como dice el principio de Ockham, la explicación más sencilla suele ser la más probable y todo se debe a la instalación de un nuevo vallado que hacen que el puente sea más aerodinámico frente a vientos intensos, pero también más ruidoso. Cuando el aire de la bahía cobra fuerza, pasa entre los railes de las vallas produciendo un ruido que, como bien muestran los vídeos, puede llegar a ser hasta ensordecedor.

La medida de remodelación adoptada por lo ingenieros, orientada más a la seguridad y estructura del puente, no tuvo en cuenta el ruido que se podía producir cuando el viento lo atraviesa. Sonido relajante para unos y contaminación acústica para otros, lo cierto es que los vecinos de San Francisco deben ir acostumbrándose, al menos de momento, a la melodía de su nuevo instrumento musical perceptible a varios kilómetros de distancia. Quién sabe si en un par de meses, cuando el turismo se vuelva a implantar en nuestro modo de vida, pasar largas horas escuchando el “canto” del Golden Gate se convierte en una atracción más.