Además de hacer descubrimientos trascendentales en el campo de la ciencia, Newton también tuvo tiempo para elucubrar sobre el fin del mundo. Como religioso devoto, el matemático inglés se dedicó a interpretar las profecías bíblicas del libro de Daniel. Según sus cálculos, debían pasar 1.260 años entre la refundación del Imperio Romano de Carlomagno (año 800) y el fin de los tiempos, lo cual nos conduce hasta 2.060. Ese es el punto de partida y enseña de un nuevo alojamiento madrileño que invita a vivir cada momento como si fuera el último. “2060 The Newton Hostel & Market está pensado para todo viajero que quiera socializar y disfrutar de Madrid desde nuestro punto de vista: local honesto, amigable con el medio ambiente y valorando cada minuto que un viaje regala. Porque viajar no es solo conocer monumentos, plazas y museos, sobre todo es conocer humanidad, en el sentido más amplio de la palabra”, asegura Felipe Berdou, uno de los socios fundadores del proyecto.
Este empresario argentino ya había abierto en Madrid el Way Hostel, la nave nodriza; mientras que Sergio Lagouarde, la otra mitad de esta idea, que desgraciadamente falleció antes de verlo completado, tenía otro alojamiento, también en la capital y de las mismas características, llamado Las Musas. “Cuando en 2011 vimos por primera vez el edificio que hoy es 2060 nos quedamos locos. Pensamos que lo haríamos con lo que teníamos y con lo que podríamos conseguir. Pero a las pocas horas Sergio me llamó y me dijo: ‘Nos equivocamos, nos faltan muchos ceros’. Era verdad. En la excitación del sueño olvidamos una variable, pero me aseguró que en unos años lo conseguiríamos. Y así fue”, cuenta Berdou.
Pero no les bastaba con crear un local bonito en este edificio de seis plantas del barrio de Lavapiés. Lo más importante para ellos era implicar a los huéspedes en la idea de que el tiempo vuela. Por eso, ya desde la puerta nos reciben con un Welcome to the end of the world y una manzana de Newton. Toda una declaración de intenciones. “Es una filosofía de vida. Madrid está repleto de establecimientos que ofrecen camas confortables, buenos precios y espacios funcionales. Pero nosotras quisimos ir más allá. Nuestros clientes tenían claro que querían una propuesta alegre y libre donde el arte y la naturaleza estuvieran muy presentes. Esos valores, combinados con la propuesta creativa, dieron como resultado un canto a la vida. Desde el inicio querían crear un pulmón verde”, explica Esther Mengual, una de las directoras de Wanna One, el estudio encargado del diseño.
Un oasis urbano con 27 habitaciones, un comedor, una cocina perfectamente equipada, un búnker para disfrutar del bleisure —business and leisure, es decir, negocios por ocio—, un spa y un bar en la azotea. Además, el establecimiento cuenta con la etiqueta energética AAAA, lo que significa que ahorra un 40% de energía gracias a una tecnología limpia llamada ‘aerotermia’ que permite generar frío y calor. Otro reclamo más para el turista eco-friendly. “La denominación 2060 representa el futuro. Newton, el pasado. Así que decidimos evocar el universo visual de la época con ilustraciones de flora y fauna. Era la manera más gráfica de integrar el mundo de Newton con el presente. Para respetar la esencia y el saber hacer de entonces contamos con varios artistas que crearon estas ilustraciones a mano”, afirma Mengual.
Grabados que dan color a un espacio minimalista con referencias constantes al carpe diem. En las paredes revolotean colibrís, animal considerado el mensajero y guardián del tiempo, también hay un contador para ese hipotético fin del mundo presidiendo la recepción y mucha vegetación. Y es que los hostels, que no son otra cosa que los hostales o pensiones de toda la vida, han experimentado una profunda renovación en los últimos años. De ahí la necesidad de rebautizarlos. Mientras que antes este tipo de alojamientos se elegían por economía, ahora juegan en la primera liga del sector. Están igual de bien situados que los mejores hoteles, son modernos, cómodos, fotografiables —lo cual es muy importante en la era Instagram—, ofrecen experiencias y siguen siendo la opción más low cost.
Por eso, Felipe Berdou no ve en plataformas como Airbnb al enemigo a batir: “Creo que son propuestas disyuntivas que vinieron para quedarse. Incluso lo veo como algo innovador y bueno porque beneficia al consumidor final y ayuda a la gente a pagar la hipoteca, pero respetando el concepto original de alquilar habitaciones. No se trata de montar un negocio de hotelería sin tributar ni tomar las medidas de seguridad que las normas exigen”, explica. Lo que ellos ofrecen va más allá del hospedaje puro y duro. 2060 es futuro, pero también cercanía. “Si bien la tecnología, cada vez más, cubre labores humanas, el calor que da una persona no puede sustituirse con una máquina. Nosotros entendemos que un saludo cordial, un bueno consejo y hasta una caña con el huésped fuera del horario de trabajo puede hacer que decidan volver a visitarnos o no”, asegura. Porque no hay mejor fidelización que tratar a la gente como si estuviera en casa. Aunque sea para despedir al mundo.
**Artículo originalmente publicado en el número 52 de Vis-à-Vis. Pide tu ejemplar en papel en tienda.ploimedia.com o descarga la edición digital interactiva para iOS o Android.