Por primera vez en 2020, hoy no es la COVID-19 la enfermedad de la que todo el mundo habla. Como cada 1 de diciembre, el mundo centra su atención en la enfermedad que más psicosis, pánico y dudas ha generado en las últimas décadas. Desde el inicio de la pandemia de sida en 1981, alrededor de 35 millones de personas han fallecido en todo el mundo por enfermedades vinculadas a la enfermedad. Y es que cuando la infección de VIH deriva en sida es porque el número de glóbulos blancos CD4 es tan bajo que el sistema inmunológico del enfermo es muy vulnerable a todo tipo de enfermedades y cánceres.
Pese a toda la concienciación y estudios sobre el VIH que hay, muchas personas aún continúan con serios prejuicios sobre la enfermedad. Pero una imagen vale más que mil palabras y, ahora, por fin, la ficción no tiene miedo a retratar el estigma del sida. “Ahora nos atrevemos a mirar a los 80 y a humanizar a las personas con VIH”, explica Iván Zaro, vicepresidente de Imagina Más, una asociación que ayuda a las personas con VIH y a las más vulnerables dentro del colectivo LGTBQ+. Además, es autor de ‘La vida a través del espejo: Testimonios de resiliencia frente al VIH’, una obra para concienciar de cómo es la vida de las personas seropositivas. Junto a él y con la ayuda de series y películas vamos a desmontar de una vez por todas todos los mitos de esta enfermedad.
1. “VIH es lo mismo que sida”
Esta sentencia ha sido muy difundida durante años por los medios de comunicación debido a una mala comprensión de la dolencia. Por suerte, hoy en día la gran mayoría de las personas ya saben que VIH no es lo mismo que el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). “40 años después, la gente lo confunde y los medios de comunicación siempre utilizan la palabra sida y VIH como el mismo concepto. La mayoría de personas con VIH hoy en día jamás van a desarrollar sida”, explica Zaro. El VIH es un virus que puede llegar a ocasionar una infección al entrar a tu organismo. Tras años de infección en los que va deteriorando tu sistema inmunológico, es cuando los linfocitos CD4 están en un número tan reducido que se considera al paciente enfermo de sida y vulnerable a enfermedades como la tuberculosis.
Una de las cintas que ha retratado la enfermedad con más claridad es ‘120 pulsaciones por minuto’ (2017). Esta aplaudida cinta francesa trata sobre el grupo de jóvenes activistas Act Up que luchó a comienzos de los años 90 por conseguir una mayor visibilidad y apoyo del gobierno y las farmacéuticas.
2. “El sida es una enfermedad de homosexuales”
Durante muchos años se le conoció como el “cáncer rosa”, una definición homófoba y estigmatizante de la enfermedad. Por ello, al shock de sufrir una infección tan grave se le añadía la discriminación por estar infectado de algo vinculado a un colectivo denostado y perseguido. “El estigma hace que las personas heterosexuales piensen que esto tiene que ver con gays, con prostitución y con yonkis. En España hay una media de 600 diagnósticos de sida anuales. La mayoría son heterosexuales que nunca se hacen pruebas y cuando se las hacen ya están muy dañados. Yo he tenido casos de mujeres de 70 años que han tenido neumonías y enfermedades muy oportunistas y los médicos no han caído en hacerles pruebas de VIH”, recuerda el autor. Según el informe de Vigilancia Epidemiológica del VIH y Sida en España en 2019, la transmisión en hombres que tienen sexo con hombres (HSH) fue la más frecuente, 56,6%, seguida de la transmisión heterosexual, que supuso un 32,3%.
“Esto lo vemos muy bien reflejado en ‘Dallas Buyers Club’ (2013), cinta protagonizada por un hombre heterosexual y bastante machista. El personaje de Matthew McConaughey adquiere el VIH y empieza a empatizar con el tema hasta hacerse amigo íntimo de una mujer transexual”, recomienda el experto.
3. “La esperanza de vida de alguien con VIH se acorta”
Por suerte, el tratamiento ha mejorado mucho en los últimos años y, en la gran mayoría de casos, se reduce a una única pastilla al día. Si el tratamiento se sigue y se realizan revisiones de manera habitual, el VIH ya no es una sentencia de muerte como era en sus inicios. “He llegado a escuchar que la esperanza de vida de una persona con VIH es de diez años y eso es mentira. Hoy en día es idéntica a la de una persona seronegativa”, asegura el experto. El panorama ha cambiado mucho en los últimos años. Según un estudio realizado en EE. UU, entre 2002 y 2007, la expectativa de vida de una persona de 20 años de edad que contraía VIH pasó de los 56 a los 71. Así, la enfermedad pasa de mortal a crónica y con una medicación adecuada y un estilo de vida saludable puede llevar una vida plena y sana.
‘Looking’ (2014) ha sido una de las series sobre el colectivo LGTBQ+ más rompedora de los últimos años. Centrada en un grupo de tres amigos homosexuales, la ficción de HBO derriba clichés, borra etiquetas y normaliza muchos temas con un tono muy fresco y natural. Uno de los temas a los que hace se refiere bastante es al mundo de las ETS y, en especial, al VIH. Sorprende la franqueza con la que los jóvenes hablan de la infección demostrando que hoy en día permite llevar una vida normal.
4. “Una persona con VIH está demacrada y muy delgada”
En los inicios de la medicación, los retrovirales sí producían acumulación de grasa alrededor de los órganos del abdomen y detrás del cuello, así como una pérdida de grasa en brazos, piernas, nalgas y rostro. Sin embargo, ahora las personas infectadas no comparten ningún rasgo característico. En otras palabras, no puedes saber a simple vista si alguien es seropositivo o no, del mismo modo que no puedes saber con un vistazo quién tiene diabetes o no. “Otro mito es que los tratamientos retrovirales te vuelven como si fueras de ‘The Walking Dead’. No, los tratamientos de hoy en día no producen lipohipertrofia ni lipoatrofia”, defiende Zaro.
Una película que normaliza este aspecto del VIH y muestra que un enfermo no siempre tiene por qué estar delgado y con aspecto demacrado es ‘Precious’ (2009). De hecho, en este caso la protagonista sufre obesidad. Un drama protagonizado por una joven que, tras ser violada por su padre enfermo de sida, contrae el VIH. Ella no se lo pasa a su hijo ya que está medicada y convive con la enfermedad siendo todo un ejemplo de superación.
5. “Las personas con VIH medicadas pueden contagiar”
Otro de los prejuicios más extendidos y que fomenta el estigma y la marginación de las personas con VIH es pensar que pueden transmitir la enfermedad a cualquier. No, el virus no puede trasmitirse ni por la saliva ni por por el contacto físico, pero aún son muchos los que creen que sí se puede aun con la medicación. “Una persona en tratamiento es indetectable al tener una carga viral muy baja y no puede trasmitir a nadie. Aunque mantenga relaciones sexuales sin protección, no lo transmite”, recalca Zaro. Por ello, las personas con VIH pueden llevar una vida normalizada como cualquier otra persona y, a día de hoy, uno de los principales problemas que sufren es la discriminación de personas desinformadas.
Una de las cintas que mejor retrata el estigma y la discriminación que sufren las personas con VIH y, más aún, si pertenecen a colectivos vulnerables como el LGTBQ+, es ‘Philadelphia’ (1993). Un clásico protagonizado por Tom Hanks, Denzel Washington y Antonio Banderas que cuenta la historia de un abogado despedido por contraer el virus y que decide llevar su discriminación a juicio ayudado por un abogado con bastantes recelos homófobos.
6. “Una embarazada con VIH lo transmite al feto”
No, una mujer embarazada que es portadora de VIH no va a dar a luz a un niño infectado si recibe la medicación adecuada. El principio es básicamente el mismo que para la transmisión entre adultos: si la madre toma medicación y tiene una carga viral indetectable, el niño no tiene riesgo de contraer el VIH. “Una persona en tratamiento no puede infectar ni a su pareja ni al bebé. A las mujeres en España cuando se quedan embarazadas les hacen dos test obligatoriamente. Entonces, las mujeres que descubren que son seropositivas gracias a esa prueba, inician el tratamiento y nacen bebés seronegativos”, afirma el activista LGTBQ+.
La mencionada ‘Precious’ ya mostró que una madre con VIH no tiene por qué infectar a su hijo. Pero, además, la cinta española y autobiográfica de Carla Simón, ‘Verano de 1993’ (2017), narra la historia de una niña hija de la generación del sida cuyos dos padres fallecieron por la enfermedad. Simón esboza todo el silencio, miedo y vergüenza que rodeaba a la enfermedad en sus comienzos.
7. “Las personas seropositivas deben decirlo a todos”
Más que un mito, esto sería un pensamiento generalizado. Pero no, una persona seropositiva está en todo su derecho de compartir su estado con quien considere oportuno, al igual que lo hace una persona con diabetes, cáncer o cualquier otra infección o enfermedad. Porque, repetimos, una persona en tratamiento no supone riesgo para nadie. “Muchos piensan que tiene el derecho a saber si una persona tiene el VIH para decidir y eso no es así. Igual que no sabes si una persona tiene la cuenta en números rojos o si tiene antecedentes penales, tampoco tienes por qué saber su estado serológico”, apunta Zaro. Una idea que también se extiende a las personas transexuales, ya que muchos defienden que deberían gritar su transexualidad a los cuatro vientos. “Si te gusta el género y la persona que estás viendo, ¿qué más te da que sea trans o cisgénero?”, añade.
Una de las series más aclamadas de los últimos tiempos y donde vemos tanto el acoso y derribo que sufre el colectivo trans como el estigma que supuso el VIH en los años 80, es ‘Pose’ (2018). Esta creación del inigualable Ryan Murphy expone con crudeza y mucho rigor la situación del colectivo trans y la cultura underground del Nueva York de los años 80, así como los estragos que causó el sida en sus inicios.