VIP o no VIP, esa es la cuestión

Si no has podido estar en la 25º edición del Sónar, nosotros te acercamos a él. Esta fue nuestra experiencia desde ambos mundos.

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El festival Sónar se caracteriza por su inabarcable propuesta: las conferencias sobre innovación y tecnología se intercalan con sesiones de electrónica non-stop; los espacios de realidad virtual complementan una realidad analógica que no cesa de bailar; el networking se entrelaza con una amplia red de personas que vienen a hacer contactos extra laborales.

Y entre tanta tormenta de ideas las zonas para desconectar se presentan tan necesarias como el protector 50 a 30º. Como en todo festival de cierta envergadura, hay dos tipos de festivaleros: los VIP y los de “batalla”. Pero, ¿realmente la experiencia es tan diferente? Veamos.

Áreas de descanso vs. Áreas más abarrotadas

ZONA VIP: Bienvenido al área VIP del Sónar de Día. Esta pequeña isla de descanso entre tanta marea desenfrenada se presenta para los privilegiados asistentes como una zona de recogimiento cuando la tralla festivalera comienza a hacer estragos. Asientos confortables, plantas, ventiladores, puffs y papeleras para reciclar.

ZONA NO VIP: Si quieres vivir la experiencia que te aporta un festival como Sónar, recomendamos meterse de lleno en la marabunta. Así en plano general asusta y la cifra récord de asistentes en esta edición (126.000 espectadores) también. Pero nada mejor que sentir la energía que desprende la vibración de la música y la electricidad de los cuerpos bailando.

Comer en bandeja vs. Hacerte hueco como puedas

ZONA VIP: Las mesas para sentarte a comer y departir con tus acompañantes no difieren demasiado de la zona de los festivaleros “de batalla”, pero sin duda están mucho menos descongestionadas y más ordenadas. Y es preciso apuntar que un tanto más limpias también, es lo que tiene que te sirvan la comida en bandejas. Pequeños gestos que marcan la diferencia.

ZONA NO VIP: Las zonas habilitadas como merendero para disfrutar la comida elegida son amplias y confortables, situadas bajo las carpas que actúan de aislante del sol. Pero durante las horas punta suelen estar abarrotadas de gente, por lo que aquellos que no encuentren sitio para sentarse tienen que armarse de paciencia o directamente montar un merendero improvisado en el suelo.

Menús de estrellas Michelin vs. Foodtrucks

ZONA VIP: Momento de elegir qué comer. Aunque en la zona VIP la oferta es más limitada, la calidad estuvo precedida por menús elaborados por tres chefs con estrellas Michelin. Los asistentes al área degustaron a lo largo del festival tres menús elaborados por los chefs Fina Puigdevall, de Les Cols de Olot (Gerona); Albert Adriá, de Hoja Santa (Barcelona); y Hideki Matsushisa, de Koy Shunka. Cada uno de ellos creó dos menús exclusivos inspirados en la gastronomía mediterránea, mexicana y asiática. Suena bien, ¿verdad? En cuanto a precios, el menú normal era de 30 euros y una versión reducida del mismo por 15 euros. Además, el sibarita suele ser target de los reclamos VIP, es por ello que faltó una variada oferta de vinos.

ZONA NO VIP: Si hay algo culinario de batalla pero con un toque moderno se llama foodtruck. Este año Sónar amplió su oferta gastronómica con una extensa selección de foodtrucks tanto en Sónar de Día como en Sónar de Noche, con una oferta variada y sensible a todo tipo de personas e intolerancias. Los festivaleros no VIP cuentan con veinte propuestas culinarias con productos ecológicos, elaboraciones artesanales y propuestas de diferentes países como India, Perú, Japón, Italia o México. En cuanto a precios, depende de tu elección, pero la media está en 14 euros con bebida y comida.

Menos variedad vs. Más variedad

ZONA VIP: He aquí el bocadillo de autor.

ZONA NO VIP: He aquí la tradicional Porchetta italiana y los diferentes foodtrucks que estuvieron durante los tres días del festival, que ofrecían desde comida India, a tacos mexicanos, sushi, pizza, crepes y hasta helados de autor de Jordi Roca.

Café gratis vs. Not free

ZONA VIP: Y después de comer, la tradición invita al café de sobremesa. Aunque el vicio cafetero puede ser disfrutado a cualquier hora, al menos para los VIP. Durante el festival pudieron disfrutar de café gratis los tres días en el recinto del Sónar de Día. 

Baños propios vs. Baños más abarrotados

ZONA VIP: Si hay algo sacrosanto en un festival es la zona de baños. En la zona VIP pueden presumir de menos colas y unas dependencias mejor acondicionadas.

ZONA NO VIPAunque el festival Sónar puede alardear de una disposición completa e higiénica de baños en todo el recinto, a los festivaleros no VIP les toca hacer cola, pero la espera no se hace eterna. 

Seguir los conciertos mientras pides vs. Estar pendiente de que no se cuelen

ZONA VIP: Acudir a la zona VIP no significa que pierdas el hilo de lo que suceda allende las vallas revestidas de paja que acotan el área de los privilegiados del Sónar. Para no perder ripio, una enorme pantalla encabeza la barra de la entrada para que los exquisitos comensales sigan los conciertos del escenario Sonar Village by Estrella Damm.

ZONA NO VIP: La diferencia primordial salta a la vista. A los festivaleros de batalla les toca lidiar en un mayor complejo para conseguir su objetivo. Aún así, es preciso apuntar que el Sónar dispone de barras cuadradas tanto en el complejo de día como el de noche, lo que ayuda a que el servicio sea más efectivo y dispuesto para gestionar la marea de gente en busca de su copa.

No pierdes el tiempo vs. Colas

ZONA VIP: La menor presencia de gente en la zona VIP ocasiona una cadencia en el devenir del público. El tiempo es oro y más si lo pagas.

ZONA NO VIP: Las colas, esas grandes enemigas de los festivales. Que se nos entienda, nos referimos a las colas infernales de gente que te ralentiza el modus operandi en cualquier evento. 

Wifi vs. Consumir datos

ZONA VIP: Si el problema es que quedan pocos datos para subir stories, los festivaleros VIP cuentan con una zona de wifi gratis para no consumir datos.

ZONA NO VIP: Los festivaleros no VIP deben consumir sus propios datos, pero siempre sin perder la sonrisa. 

Vista privilegiada vs. Ver lo que puedas

ZONA VIP: Tener pase VIP te permite tener acceso especial a una vista privilegiada de los shows en las Áreas VIP de SonarClub y SonarPub, además de una pasarela que une ambas Áreas VIP.

ZONA NO VIP: No es un mal mayor ver un concierto sin tener una vista privilegiada. El sonido te aporta muchas veces lo que los ojos no pueden apreciar a cierta distancia.

El área perfecta para los ‘peques’ vs. Estar en todo el meollo

ZONA VIP: La zona VIP de Sónar es un área privilegiada para los más pequeños. En esta edición pudimos ver a muchos padres con sus hijos, pasando un feliz día entre música y actividades. 

ZONA NO VIP: Los más disfrutones son felices estando en primera fila, aunque eso implique contar con menos espacio vital.

Vivir un Sónar 360 vs. Acceso únicamente a los conciertos

ZONA VIP: El Full Delegate Pass te permite acceder a todas las actividades profesionales en Sónar + D, más todos los shows de Sónar By Day y Sónar By Night durante los tres días que dura el festival.

ZONA NO VIP: El abono normal solo te permite acceder a los conciertos que tienen lugar tanto en el Sónar de Día como en el Sónar de Noche.

Futbolín vs. Área de lectura

ZONA VIP: Los privilegiados asistentes de la zona VIP tienen un futbolín gigante. Partidas interminables de más de 20 personas a la vez. Pura fantasía.

ZONA NO VIP: La lectura no está reñida con la fiesta. Para esos momentos de asueto y relax que todo festival te pide, tanto los VIP como los no VIP cuentan con una exquisita Magazine area con una cuidada selección de revistas que hará las delicias de los más coolturetas.

¿Conclusión?

Vista general del Sónar de Día. Foto: Nerea Coll

Vista general del Sónar de Día. Foto: Nerea Coll

No tenemos la potestad de decantarnos por una de las opciones, ya que que la decisión debe recaer en el consumidor.  Un abono normal cuesta 195 euros mientras que un Abono Full Pass cuesta 350 euros. Con una diferencia de 155 euros, ¿crees que merecería la pena? Al final como todo en la vida, “depende”. Si eres de esas personas que valora los pequeños detalles, la comida de autor, los futbolines kilométricos y acudir al congreso internacional Sónar+D, vete ahorrando para el año que viene. Si por el contrario no estás dispuesto a hacer tamaño dispendio, te aseguramos que puedes vivir un Sónar igual de especial siendo un festivalero “de batalla” más.

Fotos: Gabriel Antón